Dolor por el motorista fallecido en Gijón: "Era maravilloso; siempre tenía los brazos abiertos para todos"

Francisco Uribarri, vecino de Laviada, cayó por un terraplén tras perder el control a la altura de la rotonda de Cañanamina

Bomberos y agentes de la Policía Local, la madrugada de ayer, junto a la motocicleta del fallecido tras el accidente a la altura de la rotonda de Cañamina. En el círculo, Fran Uribarri. |

Bomberos y agentes de la Policía Local, la madrugada de ayer, junto a la motocicleta del fallecido tras el accidente a la altura de la rotonda de Cañamina. En el círculo, Fran Uribarri. | / Bomberos Gijón

I. Peláez

I. Peláez

Dramático siniestro en Roces. El gijonés Francisco Javier Uribarri Rodríguez, de 56 años, falleció ayer después de sufrir un accidente cuando circulaba por la autovía AS-II en dirección a Gijón, a la altura de la rotonda de Cañamina, donde perdió el control de su vehículo por causas que se investigan. Fue un conductor el que dio la voz alerta al ver la motocicleta en la calzada, pues fruto del impacto la víctima cayó por un terraplén de sebes y matorrales, lo que obligó a intervenir a los bomberos para recuperar el cuerpo. Vecino del barrio de Laviada "de toda la vida", era "una persona maravillosa, amigo de todo el mundo y alguien que siempre estaba con los brazos abiertos", según recordaban ayer, entre lágrimas, varios de sus allegados tras el luctuoso suceso.

El accidente mortal tuvo lugar poco antes de las dos de la madrugada. Según algunas fuentes presentes en el lugar de los hechos, Fran Uribarri, como le conocían sus allegados, pudo perder el control debido a una tromba de agua que cayó poco antes del siniestro cuando conducía su motocicleta, una "Honda Forza" de 125 centímetros cúbicos que "se había comprado en mayo del año pasado para no tener que sacar tanto el conche para ir al trabajo", según describe su entorno. Los servicios sanitarios desplazados en una UVI móvil a la zona solo pudieron certificar su fallecimiento. Las labores de rescate se llevaron a cabo gracias al servicio de bomberos, mediante una camilla nido y una cuerda de sujeción. Pero localizarle tras el siniestro no fue sencillo. Los integrantes del Centro Operativo de Tráfico (COTA) de la Guardia Civil se encargan ahora de tramitar todas las diligencias y el atestado, que permitirá esclarecer las causas de lo ocurrido la madrugada de ayer.

El fallecimiento de Fran Uribarri ha supuesto un duro golpe para los amigos de este vecino de Laviada que desde pequeño vivió "en la zona de la estación de autobuses". Fue antiguo alumno del Real Instituto Jovellanos y trabajó en el ya desaparecido establecimiento hostelero Bogart, en la Ruta de los Vinos, "durante los años ochenta". Luego, el gijonés viajó a Estados Unidos para cursar estudios de Ingeniería en el Brooklyn College Universidad de la Ciudad de Nueva York. "Era una gran persona, una auténtica maravilla que siempre acogía a todo el mundo sin importarle nada, ni si era rico o pobre, ni raza ni sexo... a todo el mundo. Con su muerte ya se nos han ido tres amigos, después de Feliciano y Sergio Sama, miembros de nuestro grupo", lamentaba ayer Jorge Menéndez, muy apenado por la trágica noticia.

El mismo golpe al conocer lo ocurrido se lo llevaron sus compañeros de trabajo en Moreda Riviere Trefilerías SA, donde realizaba labores como electromecánico. "Llevaba más diez años en la empresa y siempre destacó como un buen compañero. Era una persona comprometida y trabajadora. Seguimos muy sorprendidos por lo ocurrido", reconocían ayer desde el área de recursos humanos de la empresa.

Despedida en Cabueñes

Los restos mortales de Fran Uribarri descansan ya en la sala 13 del tanatorio de Cabueñes. Será hoy jueves, a las 13.00 horas, cuando tenga lugar la celebración de la palabra en su honor en la capilla del tanatorio. El fallecido, hijo de María Teresa Rodríguez, deja dos hermanos, Juan José y Carolina, y a un hijo, Francisco Javier Uribarri Caicoya. "Era también un gran padre", destacaron ayer, apenados, sus allegados.

Suscríbete para seguir leyendo