Segundo incidente grave en un colegio de la ciudad en un año

El derrumbe del suelo de un aula en el Rey Pelayo fuerza a realojar a sus 200 alumnos hasta que "sea seguro" volver

La Escuelona y El Llano, entre las opciones para acoger a los pequeños, que pronto «tendrán un espacio para seguir escolarizados», promete la Consejera

Así quedó el colegio Rey Pelayo de Gijón tras el derrumbe de una de sus aulas

La tragedia rondó ayer el Rey Pelayo. El derrumbe del suelo de un aula de Educación Infantil del colegio público ha conmocionado a la comunidad educativa, que ahora trabaja junto con la Consejería de Educación para realojar a los aproximadamente 200 alumnos de este centro ubicado en la avenida de la Constitución. Afortunadamente, el colapso del forjado de saneamiento de la estancia se produjo de madrugada, cuando no había nadie en el edificio, y la voz de alarma no se dio hasta pasadas las seis de la mañana, cuando el personal de limpieza llegó a trabajar. Se han suspendido las clases de hoy viernes, pero se espera ubicar al alumnado en centros próximos mientras se elabora un estudio de la estructura de todo el inmueble. "La prioridad es la seguridad de toda la comunidad educativa y también debemos asegurar la escolaridad del alumnado hasta tener los informes pertinentes. Son muchos los centros que han contactado con nosotros para ofrecer espacios", señaló ayer la titular de Educación del Principado, Lydia Espina, apenas un año después de que otro derrumbe en el colegio San Vicente de Paúl matase a dos obreros, afectando a la formación de 700 niños.

El objetivo ahora es contar con un análisis "fehaciente" del estado en el que se encuentra el edificio. Es por ello que se han contratado los servicios de la misma empresa que inspeccionó el San Vicente. Para el inicio de la semana que viene, se esperan datos concretos de cómo está la planta de entrada, es decir, la zona en la que se encuentra el aula afectada. No obstante, como acertó a explicar ayer la alcaldesa de Gijón, Ana González, se ampliará la investigación técnica a la totalidad del edificio, algo que retrasará la toma de decisiones posteriores no menos de tres semanas. "El objetivo único es tener la certeza de que tenemos un edificio seguro para toda la comunidad educativa. Saben de la urgencia que tenemos (por quienes elaboran los informes), pero hasta entonces no se podrán tomar decisiones definitivas ni saber qué intervenciones habrá que hacer ni sus plazos. No vamos a permitir que nadie entre en el colegio. Cuando se vuelva a dar clase en este centro será con las máximas seguridades", advirtió la Regidora, que prometió soluciones rápidas.

A la espera de noticias, tras el susto inicial, pero con la "alegría" de que el incidente ocurriera de noche, sin nadie en el colegio, está también la dirección del centro. "Hemos tenido el apoyo de las familias y estamos esperando por la Consejería. Nos han dicho que es más aparatoso que peligroso", destacó la directora, Pilar Álvarez. Para acoger a los pequeños, toman fuerza como opciones El Llano y la Escuelona, dos centros próximos.

El equipo directivo, que tomó posesión este curso, y todo el profesorado, vivieron momentos de tensión al enterarse de lo ocurrido, pero rápidamente se pusieron en marcha. Contactaron con las familias para advertirles de lo ocurrido y, una vez tuvieron conocimiento de que no podían retomar las clases, se quedaron en el patio del colegio acompañando a todos sus alumnos que esperaban que algún familiar viniera a recogerles. "Avisamos a todos los críos y a sus familias, que nos han agradecido la rapidez", explicó la directora, Pilar Álvarez, que aguardó a que finalizaran las labores de los técnicos municipales y regionales.

La zona del siniestro estuvo precintada por la Policía Local durante casi toda la mañana. El aula que habitualmente utilizan alumnos de tercero de Infantil se había venido a bajo casi en su totalidad, arrastrando hasta el fondo (poco más de un metro) pupitres y sillas. De ahí, que se sepa, no pasó el problema, algo que celebró la directora. "Lo del San Vicente todos lo tenemos en la retina, pero a día de hoy no tiene nada que ver con lo que nos ha pasado a nosotros", dijo la docente, que ahora espera directrices de la Consejería.

La planificación del área de Lydia Espina pasa por buscar una solución urgente para todo el alumnado cuanto antes. Cabe recordar que pasó más de un mes cuando los alumnos del colegio San Vicente (eran muchos más los afectados) retomaron la presencialidad en unas aulas modulares en el Patronato San José. "No tenemos aún una decisión tomada, pero las familias debe estar tranquilas porque hay espacios y aulas públicas libres suficientes. Acompañaremos a la comunidad educativa para facilitar y agilizar los plazos lo máximo posible", prometió la Consejera.

Habla la directora del colegio Rey Pelayo de Gijón tras el derrumbe: "El susto ha sido tremendo"

El objetivo es que la reubicación "incida lo menos posible al ritmo educativo". "Hay que dar normalidad a las familias y al alumnado", reconoció, por su parte, la Alcaldesa. La idea principal es encontrar acomodo a todos los alumnos en centros educativos que estén por la misma zona, para evitar más trastornos de los necesarios a las familias y al personal docente del centro, que hoy viernes tendrán el día libre a la espera de conocer las soluciones que les planteen desde la Educación. Los colegios Asturias, Laviada y Pumarín tendieron ayer rápidamente la mano para ayudar al Rey Pelayo, pero de momento no ha habido más conversaciones. En cambio, parece que tanto La Escuelona como El Llano se erigen como alternativas más viables. Son dos centros relativamente próximos. Hoy está prevista una reunión en la Consejería.

Sin entrar en análisis profundos de lo ocurrido en la estructura del Rey Pelayo, las dos representantes institucionales del Ayuntamiento y Principado quisieron rebajar la alarma causada cuando se derrumbó el suelo del aula de educación infantil. "No soy técnico, pero no hay una información muy alarmante, aunque es cierto que la inspección de hoy (por ayer) se centró en el sitio", explicó Ana González, que insistió en la necesidad de generar "seguridad y certidumbre".

Para Lydia Espina, que recorrió ayer todas las instalaciones durante casi una hora, "no se puede generalizar ni extrapolar" lo ocurrido ayer en la avenida de la Constitución, a pesar de que son muchos los centros educativos en Gijón con la misma antigüedad que el Rey Pelayo o que, por otro lado, reclaman acometer obras con celeridad. "Esto son imprevistos que nadie sabe ni quiere que ocurran. Hay una gran red de técnicos que se ocupan del seguimiento y no nos consta que haya esto en ningún otro espacio, porque se hace un mantenimiento constante", defendió la Consejera. Y añadió, en relación al control de la seguridad en centros educativos: "Otra cosa es que ocurra algo así, que nos disgustamos y nos alarmamos por el daño que supone para la comunidad educativa, pero tenemos un despliegue diario en toda la orografía asturiana". El Rey Pelayo pasó su última inspección en el año 2020.

Un centro inaugurado en 1968 que espera fondos europeos para renovarse

Al margen de las obras necesarias para recuperar cuanto antes las clases en el Rey Pelayo, este centro inaugurado en 1968 está a la espera de financiación europea para su renovación. Es uno de los cinco proyectos para colegios presentados por el Ayuntamiento a los Next Generation en base a "criterios de antigüedad". Para este centro, se aspira a 3,82 millones de euros para convertirlo en "una isla edificada verde y sostenible" en un "entorno dominado por materiales como el hormigón, el ladrillo o el asfalto". El plan incorpora protecciones solares, jardineras e instalaciones de climatización, ventilación y reciclaje de pluviales, entre otras cosas. Pero la Alcaldesa, desligó ese proyecto con lo ocurrido. "Si hubiéramos tenido indicios se habrían hecho todas las actuaciones necesarias al margen de este proyecto", dijo Ana González.

Una mañana de inspección y llamadas tras muchos nervios

  • Derrumbe. Fue por la noche, cuando no había nadie en el centro educativo. Cuando llegó el personal de limpieza, sobre las seis de la mañana, se percataron de lo ocurrido y dieron la voz de alarma. 
  • Operativo. Bomberos, Policía y técnicos municipales y del Principado comenzaron a llegar al colegio Rey Pelayo. Acordonaron la zona afectada y comenzaron las primeras inspecciones en el centro.  
  • Llamadas. Los profesores del Rey Pelayo, todos juntos en el patio, comenzaron a hacer llamadas cuando supieron que no podía dar clase para avisar a las familias para informarles de la situación. 
  • Medidas. La solución para encontrar un sitio para los 200 alumnos del colegio comenzó ayer mismo para que las clases se puedan reactivar a la mayor brevedad posible y sin causar trastornos a las familias.

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