Entrevista | María Elena Morán Atencio Escritora y | ganadora del premio «Café Gijón», protagonizará hoy un encuentro en el Antiguo Instituto

"Intenté reproducir en lo íntimo de una familia las estructuras de poder a nivel nacional"

"Recibir el premio significa más que una alegría individual y un empujón a mi carrera gracias al afecto de muchas personas venezolanas"

María Elena Morán sostiene su novela "Volver a cuándo".

María Elena Morán sostiene su novela "Volver a cuándo".

Sergio García

María Elena Morán Atencio (Maracaibo, Venezuela, 1985) atraviesa un momento dulce. El éxito de su obra "Volver a cuándo", con la que recibió el Premio "Café Gijón", convocado por el Ayuntamiento, superó sus expectativas. Ahora, afronta una etapa "estimulante" tras el lanzamiento de la novela el pasado 25 de enero por la editorial Siruela. Esta tarde, a las 20.00 horas, la autora estará presente en el Centro de Cultura Antiguo Instituto en un encuentro que servirá para que el público conozca mejor los entresijos del galardonado libro, que aborda la crisis migratoria venezolana y el viaje hacia Brasil, donde reside actualmente.

–Han pasado varios meses desde que le concedieron el Premio "Café Gijón". ¿Ya ha digerido este reconocimiento?

–Estoy en ese proceso de digerir el premio, la publicación y la repercusión que ha tenido. Es mucho más que una alegría individual y un empujón a mi carrera. La visibilidad tan grande que me dio el premio es un espaldarazo, como también el afecto de personas venezolanas y relacionadas con Venezuela.

–Hace apenas una semana se lanzó su novela, "Volver a cuándo". ¿Qué representa este hecho para usted?

–Decidí venir a España porque merecía la pena vivir este momento, tocando los libros, hablando con la gente... Esta primera edición es muy linda y está muy cuidada. Ya está empezando a tener sus lectores y he conversado con gente que ha tenido la oportunidad de leerla. Es difícil por las cosas espinosas que hay en el libro pero también muy estimulante.

–¿Y qué le comentan quienes han leído la novela?

–Todos hablan de lo interesante de los puntos de vista de los cinco narradores y del hecho de ser una obra que se cuenta desde dentro. Los personajes participaron en la construcción de la revolución y hablan desde el desencanto. Esa perspectiva desde dentro llama la atención en la literatura de Venezuela. También el estilo, el coloquialismo, la musicalidad o el uso del maracucho, que es algo muy local con un habla muy particular. Es una marca cultural.

–Los encuentros con el público suelen ser buenas oportunidades para impulsar las obras. ¿Qué espera de su cita de hoy?

–Es la primera presentación pública y estoy totalmente sin saber qué pensar. Por ejemplo, Madrid o Barcelona son ambientes que conozco más. Gijón es una sorpresa, pero estoy entusiasmada por ver cómo será este encuentro presencial, que le añade un aliciente extra porque lancé otra novela durante la pandemia.

–"Volver a cuándo", da lugar a diversas interpretaciones. ¿Qué pretendió reflejar con él?

–En la novela, el tema principal es el fracaso y qué hacer frente al fracaso político. Es una promesa en la que todos creyeron y ahora se ven envueltos en ese fracaso teniendo que sacar adelante sus vidas. "Volver a cuándo" intenta hablar de la imposibilidad de localizar en el tiempo cuándo fue que nos perdimos, cuál fue el primer error de la cadena. Es una Venezuela particular que responde a mis afectos y a mis vínculos.

–¿Le enorgullece en especial recibir el galardón gracias a una historia sobre su país natal?

–Lo que más me genera orgullo es que es una obra en la que me tomé libertades dramatúrgicas y de estilo, con cosas arriesgadas y una narración caótica en algunos momentos. Contar la historia de esa forma, con esas libertades y que haya sido reconocida sí me llena. Venezuela es el gran tema que he tocado en los últimos tiempos.

–¿Qué trasfondo político y social deseaba transmitir?

–Intenté reproducir en lo íntimo de una familia, en ese juego de poder cotidiano, las estructuras y dinámicas de poder a nivel nacional. Las manipulaciones, los caminos autoritarios, la imposibilidad de ponerse en el lugar de otros... El libro es muy político, ambientado en una Venezuela en crisis y los personajes están sumergidos.

–¿Puede servir la obra para visibilizar ciertos conflictos existentes en América Latina?

–Es importante por la perspectiva de la novela. Hay mucho material en medios desde una onda más polarizada y en permanente pugna. Ofrezco una visión diferente, una necesidad de autocrítica y de romper con exigencias, que es duro para la izquierda. Es lo mejor que puedo aportar como ciudadana y escritora.

–¿En qué medida cambió su óptica sobre Venezuela al vivir en Brasil, alejada de su tierra natal?

–Durante un tiempo me preguntaba si tenía derecho a escribir sobre esto, si había un impedimento moral al estar lejos. Yo continuaba formando parte de la cotidianidad de una Venezuela en ruinas, de los dramas que vivía desde fuera. Esa distancia geográfica generó una distancia crítica, una abertura de horizontes y un cambio de mirada, como si me quitara una lente empañada.

–¿Qué nuevos proyectos tiene en marcha?

–Estoy trabajando en una nueva novela, la primera que escribo en portugués. Sigo con la misma temática avasalladora, la de la emigración, y el protagonismo lo tienen personajes brasileños con la idea de altruismo, cómo funciona y cuáles son los límites.

Suscríbete para seguir leyendo