Las rosquillas vuelan en Jove

La parroquia celebra San Blas con una misa, procesión y la habitual venta de dulces, de los que se hornearon 500 kilos

Sergio García

La parroquia de Jove celebró ayer por todo lo alto la festividad de San Blas y, un año más, las rosquillas se apropiaron del protagonismo. Los festejos, que arrancaron a las 12.00 horas con la misa en la iglesia de Santa Cruz y con la posterior procesión, continuaron con la habitual venta de dulces, que volvió a ser un rotundo éxito entre los asistentes, que no querían quedarse sin ellos. Este año se hornearon más de 500 kilos, o lo que es lo mismo, más de 40.000 unidades. Muchas de ellas ya estaban adjudicadas a los vecinos más devotos, convencidos de que el dulce hará que el santo cuide su salud durante el año. Mientras, los escépticos tampoco dudaron en adquirir las rosquillas de San Blas con la esperanza de que les suavice la voz.

Más de una de decena de curas acompañaron a Eduardo Zulaiba, párroco de Jove y colaborador en los días previos en las tareas de embolsado de los dulces, no falló a una cita que dejó patente que la tradición de las rosquillas sigue muy latente entre los vecinos de la parroquia gijonesa, sobre todo para los enfermos por tumores de garganta y laringectomizados.

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