Entrevista | Ana Hevia Colinas Capitana marítima de Gijón

"La inspección de barcos subió un 40% desde 2019 en El Musel"

"El campo eólico marino que se plantea cerca de Gijón tendrá que compaginarse con el acceso de buques al puerto por el norte"

Ana Hevia, con un plano de El Musel detrás, en la sede de la Capitanía Marítima. | Ángel González

Ana Hevia, con un plano de El Musel detrás, en la sede de la Capitanía Marítima. | Ángel González / M. C.

M. C.

Ana Hevia Colinas es desde 2019 la capitana marítima de Gijón, que se encarga del control marítimo civil desde el Cabo de Peñas hasta la ría de Tina Mayor. Nacida en Oviedo en 1976, estudió en la Escuela de Marina Civil de Gijón. Comenzó su actividad profesional embarcándose como oficial primero en barcos portacontenedores luego en buques de pasaje y finalmente en petroleros, etapa que «recuerdo con mucho cariño, en la que aprendí mucho». Echó pie a tierra en 2005 dos años como inspectora de seguridad marítima en Ceuta, pasando en 2007 a la Capitanía Marítima de Avilés en 2007, antes de llegar a la de Gijón en 2013.

–Entre la oficialidad de los barcos mercantes no se ve que haya muchas mujeres. ¿Por qué?

–Porque es muy duro, porque si quieres tener una familia es muy difícil de compaginar. Hoy en día hay más mujeres que antes, pero sigue habiendo pocas por las dificultades para conciliar la vida personal con la laboral. Te pasas mucho tiempo fuera de tu casa, al año son seis meses. Hay pocas, aunque en la Escuela de Náutica estudian muchas mujeres; en mi promoción éramos cerca de la mitad del alumnado.

–¿Cómo ha evolucionado la inspección de buques en El ­Musel?

–Desde 2019 hasta ahora han aumentado en un 40% las inspecciones que hemos hecho a buques extranjeros.

–¿A qué obedece?

–A que otros puertos europeos han bajado el número de inspecciones por temor al coronavirus. Las inspecciones son importantes, porque revisamos la seguridad de la navegación, prevención de la contaminación... Al final es un poco como la ITV en los vehículos.

–¿Y en cuanto a infracciones?

–Se siguen deteniendo barcos, pero muchos menos que antes._Los armadores saben que si un barco lleva tres detenciones lo puede expulsar un tiempo de las aguas europeas y si hay más, la expulsión puede ser definitiva.

–¿Efectúan controles relativos a especies invasoras?

–En teoría, los barcos tienen unas plantas en las que aseguran que matan a más del 90% de la fauna o la flora que vienen en las aguas. Eso también se controla. ¿Que escape alguno? Puede ser, pero está muy controlado.

–¿Se controla por sistema en todos los barcos?

–No sería operativo, porque necesitaríamos 30 inspectores más para eso. Se controla cuando se hacen inspecciones o cuando hay una sospecha.

–¿Qué tal está la Capitanía de Gijón de personal?

–Estamos escasos de personal para poder cumplir con todo lo que nos gustaría. Nos gustaría hacer más cosas, pero es complicado. Tenemos tres inspectores y dos coordinadores y necesitaríamos al menos dos inspectores más. Pero no es alto tan sencillo, porque tendría que haber plazas.

–Entre sus funciones también está la de homologar a centros de formación.

–Homologaciones a centros que imparten cursos, como el Centro de Seguridad Marítima Integral Jovellanos, cursos de la Escuela de Marina Civil, del Centro de FP del Mar, del Instituto Social de la Marina y de varias empresas privadas.

–¿Cómo ha evolucionado la náutica de recreo, de la que también se encargan?

–En Gijón bajaron las matriculaciones este año, al igual que está ocurriendo en el conjunto de España. Lo que han subido mucho son las motos náuticas, que de 2019 a 2021 pasaron de 23 a 78 matriculaciones, pero son matriculaciones para su alquiler. Tanto en Gijón como en Lastres, Llanes y Ribadesella han aparecido nuevas empresas de motos náuticas y eso está en auge, los veranos hacen muchísimas excursiones y cada poco cambian las motos.

–¿Por qué cree que está bajando la náutica de recreo?

–Mantener una embarcación no es barato.

–¿Y el sector pesquero?

–Están bastante concienciados con el tema de la contaminación y con la seguridad.

–¿Tendrán competencias también en la eólica «off-shore»?

–Sí, porque los aerogeneradores estarán en aguas que son competencia de la Dirección General de la Marina Mercante. Es un tema que está todavía empezando, con zonas aprobadas para establecer los campos eólicos. Todavía hay que establecer una normativa y reglamentación, para ver cómo se compagina el establecimiento de los molinos con el tráfico marítimo y con otro tipo de actividades, como puede ser la acuicultura y la pesca. Aquí en Asturias se ha puesto un poco lejos de la costa y habrá que ver cómo se encaja, porque son aguas profundas y con fuertes temporales.

–Una de las zonas que se ven con posibilidades para un campo eólico está a la altura de Gijón. ¿Puede ofrecer algún problema para la navegación?

–El problema es que justamente ahí hay un paso de los barcos que vienen del norte hacia El Musel, que atraviesan esa zona que se ha propuesto como parque eólico. Pero esa zona propuesta es muy grande y no quiere decir que las empresas eólicas vayan a ocuparla por completo, con lo que habrá que hacer una evaluación de riesgos para ver qué espacio es el más adecuado dentro de esa zona para ubicar los molinos y que no interrumpan el tráfico marítimo. Además, también habrá que valorar las zonas de pesca y si hay zonas protegidas. Hay un grupo de trabajo que está en ello, viendo cómo se ha hecho en otros países.

–¿Se valora la experiencia que hay en el mar del Norte?

–Hay procedimientos que otros países han utilizado y se están estudiando, pero cada zona es diferente. El mar del Norte, por ejemplo, no tiene las profundidades que tenemos aquí. Hay unas guías internacionales sobre el riesgo o la interacción con la pesca. Respecto a esto último, hay países que la permiten dentro de los parques eólicos, mientras que otros no. Falta por desarrollar normativa y luego ver cómo queda todo.

–¿Ve factible que se instalen aerogeneradores en la dársena exterior de El Musel?

–Siempre que no interfieran en el tráfico, que en caso de emergencia no se vaya a ir ningún barco hacia los molinos o que no tapen alguna luz que sea importante a la hora de hacer las maniobras de acercamiento al Puerto. Habrá que escoger una zona que no moleste a la navegación.

–¿Los buques metaneros que llegarán al activar la regasificadora tienen algún tipo de riesgo especial?

–Hay unas normas de seguridad marítima de 2017 que establecen las condiciones de viento y mar que tienen que respetar a la hora de atracar y el número de remolcadores que tienen que intervenir en la maniobra, pero estamos hablando de barcos que son de los más seguros que hay. Sí que para la maniobra necesitan más remolcadores, porque tienen mucha vela, pero cuando se les hace una inspección es muy difícil que se encuentre una deficiencia, porque tienen estándares de seguridad muy altos. Y las empresas que controlan esos barcos hacen inspecciones extra, porque las navieras saben que cuanto mejor es la inspección, las empresas energéticas van a pagar un flete mayor por ellos. Es muy raro que haya accidentes.

–El último accidente importante que hubo en Gijón, en el fondeadero del Puerto, fue el del granelero «Cape Baltic».

–Después de aquello se modificaron las normas de seguridad y se pusieron condiciones de distancia en el fondeadero, que tienen que abandonarlo los barcos cuando se supera una altura de ola y nudos de viento. Tienen que alejarse para capear el temporal.

–¿Por qué?

–Porque en el Dique Norte, que es un dique vertical, rebotan mucho las olas.

–La mayoría de los mercantes aún usan como combustible fue pesado, muy contaminante.

–Pero en los puertos los límites de combustible son muy estrictos. Cuando atraca el barco no puede estar quemando fuel pesado, sino que cambia a gasóleo. Una vez ya en puerto la mayoría apagan el motor principal y queman diesel en un generador para la electricidad que necesitan, aunque algunos como los cementeros y petroleros necesitan tener activados los motores para las bombas que utilizan para descargar.

–¿Y cómo ve la posibilidad de darles electricidad desde tierra?

–Hay un proyecto en el Puerto en ese sentido, donde están concienciados al respecto, pero tampoco debe de ser tan sencillo conseguirlo.

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