Terapia canina para poner en marcha el plan piloto para niños con necesidades especiales

El programa municipal de conciliación mediante actividades de ocio y salidas a zonas verdes cada fin de semana ya da frutos: "Salen de la rutina"

Gabriel Cuesta

"Tigre", un tranquilo cruce de bóxer de once años, es un saco de mimos al que le encantan que le acaricien. Es un perro tranquilo y bonachón. Unas cualidades perfectas para su trabajo en la intervención asistida para diversos colectivos vulnerables, como es el caso de los menores diagnosticados con autismo avanzado. El fin de semana le tocó llenarse con el cariño de cinco niños en el Tendayu del Muséu del Pueblu d’Asturies. Sufren este trastorno y conforman uno de los cinco grupos del programa piloto "Parques de apoyo. Tiempo de ocio, tiempo para ti", una iniciativa con la que la Fundación Municipal de Servicios Sociales de Gijón pretende dar espacio a las familias de estos pequeños a través de una conciliación centrada en el ocio. "Los colectivos vulnerables en muchas ocasiones interaccionan más con los perros que con las personas. El perro da algo que nosotros a veces no sabemos dar y conectan muchísimo. Mejoran un montón sus habilidades sociales mediante el respeto a los animales", explica la educadora canina y su dueña, Verónica Rodríguez.

El encuentro con "Tigre" del fin de semana fue una de las actividades programadas por la empresa adjudicataria del proyecto, Autoservicios La Productora, que comenzó esta iniciativa hace una semana. "El objetivo es que los participantes lo pasen bien y puedan mejorar sus habilidades mediante actividades de carácter lúdico. Y, al mismo tiempo, dar la oportunidad a sus familias de acceder a este servicio sin que suponga coste económico alguno", ahonda su coordinadora, Lorena Vázquez. En total, participan 25 jóvenes entre 5 y 21 años que han sido divididos en cinco grupos dependiendo de la edad y el trastorno que padecen. Los encuentros tienen lugar los sábados y domingos, con dos horas de duración. Cada mes participan dos grupos, uno asignado cada día, con actividades que cambian cada semana. Y luego van rotando con los tres restantes hasta que finalice en julio. Por ejemplo, la semana pasada hicieron una salida al parque de Begoña y una actividad de arteterapia en el Museo Nicanor Piñole. Y la que viene, a Las Mestas.

Este pasado fin de semana, por ejemplo, hubo un pequeño paseo con varios juegos asociativos en el parque Isabel la Católica como anticipo al cariñoso encuentro con "Tigre". "Necesitamos anticipación. Avisamos el jueves a las familias de las actividades para que sepan el plan y puedan ir abordándolo con sus hijos. Salir de su rutina para ellos es un reto", ahonda Vázquez. Después pusieron rumbo al Tendayu. Allí peinan a su nuevo amigo, le dan una chuche y lo pasean. La ayuda canina les permite "enfocar la atención" con mayor facilidad, explica la experta, que si interactuasen con un humano. "Tigre", encantado con la presencia de sus nuevos, es el rey del sarao. Pisa un pulsador para que le den de comer, enseña su habilidad para hacerse el muerto, da la pata… Su adiestradora, Verónica, explica que hace falta como mínimo un año de trabajo para que un can consiga estas destrezas. "Depende del caso, pero es un trabajo constante. Cada día hacemos ejercicios recordatorios para que no olvide los mecanismos. Siempre desde el respeto y el bienestar animal. Eso es primordial", resalta. Para las intervenciones asistidas con menores, por ejemplo, son ideales perros "de carácter tranquilo" como "Tigre". "El perfil cambia según el perfil de la persona con la que interactúa: presos, personas mayores, niños... "Tigre" es un perro de familia que daba las condiciones. Hace cinco años descubrimos su potencial cuando ayudó a una niña con autismo. Y desde entonces se especializó en estos casos", recuerda su adiestradora.

Del programa "Respiro" se benefician también jóvenes con síndrome de Down, parálisis cerebral, lesiones cerebrales, retraso madurativo, aciduria hidroxiglutarica metabólica, afectados con Gnao1… En el caso del grupo con trastornos del espectro autista (TEA), la comunicación es todo un reto. En la jornada lo hacen a través de pictogramas. Es una herramienta útil, una carpeta con imágenes temáticas en cada hoja. Por ejemplo, hay una destinada a explicar en qué consiste la jornada y otra para indicarles qué pueden hacer con "Tigre", como darle mimos, y qué otras están prohibidas, como cogerle el rabo. "Es algo asociativo. Necesitan anticipación de todo tipo y automatizan las actividades", desgrana la coordinadora del programa, Lorena.

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