La modelo gijonesa Lucía Rivera publica su biografía: "He vaciado en este libro una mochila que pesaba toneladas"

La hija de la modelo Blanca Romero lleva al papel sus episodios de "miedo, acoso, bullying, vicios, fama, reconstrucción y luz"

LUCIA RIVERA.

LUCIA RIVERA.

A. Rubiera

A. Rubiera

La modelo Lucía Rivera (Gijón, 1998) se desahoga escribiendo. Dice que lo ha hecho desde niña. Que todo lo bueno y lo malo que le pasa, en algún momento lo ha volcado en papel escrito. Ahora confiesa que esa escritura que siempre le ha dado tanto la tiene estos días convertida "en un manojo de nervios". Porque en solo unos días –el 22 de marzo– la editorial España sacará a la venta su gran diario personal: "Nada es lo que parece".

Y ese libro habla de "miedo, de acoso, de abuso, de bullying, de vicios, de fama, de reconstrucción y de luz". Ayer se levantó oficialmente el telón de esta gran aventura en la que se ha metido la hija de la actriz y modelo Blanca Romero con la preventa del libro. La propia Lucía Rivera lo contaba con entusiasmo en sus redes sociales, con un vídeo ilustrativo del volúmen saliendo de imprenta y de ella misma dedicada en cuerpo y alma a la firma de ejemplares.

"Soy un manojo de nervios. Tengo el estómago completamente cerrado. Una mezcla de querer salir corriendo o sentarme a comer palomitas viendo alguna que otra cara de asombro. Ha sido un año muy diferente escribiendo este libro, he llorado, he reído, me he desesperado por momentos. También me he sentido sola. Escribir me da la vida. Me he sentido completamente perdida y tecleando me he encontrado. He vaciado esta mochila que pesaba toneladas y ahora voy liviana", detalla Lucía Rivera sobre todo lo que le ha supuesto la escritura de "Nada es lo que parece". Dice que en las páginas se van a poder leer "los momentos en los que más frágil me he sentido. Es lo que hay a través de mis ojos. La conciencia con la que me acosté estos veinticuatro años. Lo que nunca dije por vergüenza y por miedo, mucho miedo".

Y lo que nunca dijo es cuánto sufrió en los sucesivos colegios donde estudió, sin sentir que encajaba en ninguno al cien por ciento. La hija adoptiva de Cayetano Rivera detalla cómo pasó años sin tener relación con su padre, un modelo británico que coincidió con su madre en un catálogo de ropa interior, y cuando apareció en su vida "el villano había venido para extorsionar a mi madre y pedirle dinero a cambio de unos vídeos de cuando ella era una niña y mantenían relaciones sexuales. Gracias mamá por protegerme del villano".

Cuenta los abusos psicológicos que sufrió en su primera relación y cómo acabaron siendo abusos físicos en la segunda. Fue una víctima de libro, que excusó a su pareja "achacándolo a que estaba drogado y entendí que esa era una manera normal de relacionarse (...) sus infidelidades, que no fueron pocas, consiguieron hacerme cada vez más pequeña y me llenaban de ira"; "tenía moratones hasta en las orejas y no, nuna se me pasó por la cabeza tomar medidas legales".

Detalla lo difícil que también lo tuvo en la industria de la moda, donde para unos estaba gorda y para otros demasiado flaca. "Apenas comía y, cuando ya no podía soportar el hambre, engullía comida basura o arrasaba la nevera. Después me ponía una faja y hacía deporte horas".

A la reconstrucción y la luz también le pone palabras: "la vida no es más que un juego en el que muchas veces sentirás que vas perdiendo, pero solo hay una manera de ganar: vivir". Y ser valiente. Y parece que Lucía Rivera lo es.

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