Nada pudo con la historia. El fuerte aguacero que cayó ayer sobre Gijón a media tarde no menoscabó los ánimos de los integrantes de la Hermandad de la Vera Cruz, que emplearon una hora y media para trasladar la imagen de la Piedad a los pies de la Cruz desde la iglesia de San José hasta la iglesia de San Pedro, donde permanecerá hasta que pase la Semana Santa, para participar en las procesiones. El recorrido de ayer, seguido por numerosos devotos, fue un inédito anticipo de las celebraciones.
La imagen habitualmente no está en la iglesia de San José, sino que se venera en una capilla de la parroquia del Espíritu Santo, desde la que con anterioridad se había trasladado en un vehículo hasta el templo de la calle Álvarez Garaya para la ocasión. Los portadores de la imagen, en los que la virgen lucía un mantón distinto al que se empleará en las procesiones, fueron precedidos por la Cofradía del Niño del Remedio. La llegada a San Pedro se produjo poco después de las siete y media, algo más tarde de lo previsto, dado que la imagen con sus portadores y la Agrupación Musical del Sagrado Corazón de Oviedo que la acompañaba, hicieron una parada relativamente larga bajo el pasadizo que une la plaza del Marqués y la plaza Mayor, mientras la tromba de agua que caía también hacía que otras personas se cobijaran en los soportales de la plaza Mayor, que la Piedad atravesó con los sones de "Cerca de aquí".
Irene Martino, trompeta de la agrupación ovetense que acompañó a la imagen en su recorrido y luego ofreció un recital en San Pedro, resaltaba que "para el día que hace vino bastante gente" a contemplar el traslado, aunque la afluencia es mayor en las procesiones de Semana Santa. Muchos de los fieles que siguieron el recorrido aprovecharon para grabar escenas con sus móviles. Es el caso del arquitecto Antonio Carroquino, que por Semana Santa viaja a Sevilla, donde estudió y donde es nazareno de tres hermandades: "Aquí estoy matando el gusanillo. Me parece fenomenal que se recuperen tradiciones", señaló respecto al traslado, el primero de la historia local. "Es un anticipo de la Semana Santa, que me parece guapísimo", aseveró Lucía Cavia, mientras su marido, Julio Rodríguez destacaba que además de la faceta religiosa, las procesiones son "una forma de que haya más turismo".