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La familia de un joven gijonés que se quitó la vida alza la voz: "¿Por qué no se habla de esto?"

"Como este asunto está considerado un tabú, nadie habla de la falta de algunos servicios. ¿Pero por qué es así?", aseguran los allegados de un gijonés de 21 años que fue víctima del suicidio

La familia de un joven gijonés que se quitó la vida alza la voz: "¿Por qué no se habla de esto?"

Consuelo Ibáñez era la tía abuela de K. G. I. y trata de explicar lo inexplicable. Porque es muy difícil de entender que su sobrino nieto, un chico de 21 años que acababa de terminar el grado superior de electricidad y que tenía toda la vida por delante, acabase este miércoles con su vida. Es difícil de entender que el chico, que aparentemente no tenía ningún problema de gravedad en su vida, decidiera suicidarse tras haber roto una relación sentimental. La mujer habla con LA NUEVA ESPAÑA, en representación de la familia, con la intención de que el caso del joven contribuya a romper un tabú. Busca eliminar un estigma. Cree que contándolo no solo va a aliviar su dolor y el de los suyos, sino también el de muchas otras familias. Y quizás contribuya a combatir una causa de muerte en la que Asturias es líder destacado del país. "La sociedad debe de saber que el suicidio existe y que hay que intentar prevenirlo", afirma. También echa en falta una mayor ayuda por parte de los servicios públicos.

Ibáñez advierte: no quiere que el caso de su pariente sea "un culebrón". Accede a dar algunos datos biográficos para contextualizar la situación. K. G. I. estudió Formación Profesional y fue criado por su bisabuela. La mujer le cuidó a él de niño y era él quien ahora cuidaba de ella al padecer una enfermedad de corazón. Incluso había rechazado alguna oferta laboral fuera de España para estar a su lado. Era el motor de su vida. Estaba feliz de haber acabado sus estudios, los mismos que había hecho su abuelo. Tenía amigos y novia. Había ido a Estados Unidos, donde ahora vivía ella, a verla. Poco después, la chica decidió cortar su relación. La familia del joven cree que este desengaño fue el detonante que llevó al joven a acabar con su vida.

"Esto es algo que nunca ves venir. Alguna vez sí que había dicho aquello de ‘vaya mierda de vida’ o que ‘para esto valía más morirse’, pero nada más", cuenta Ibáñez, que relata que, aunque el joven había recibido atención en Salud Mental de crío, no tenía ningún trastorno psiquiátrico diagnosticado. La mujer incide en este punto porque es fundamental para su propósito. "Como este asunto está considerado un tabú, nadie habla de la falta de algunos servicios. ¿Pero por qué es así? No veo ninguna campaña de prevención. Y no hay mucha gente que sepa a qué sitios puede acudir si se enfrenta a un problema de este tipo", afirma Ibáñez. "¿Por qué no se habla de esto? ¿Por qué? Se muere mucha gente. Pero mucha. Y, sobre todo, son hombres", prosigue la mujer. "De esto no se habla. Parece que no existe. Y hay muchos casos", añade.

K. G. I., en una foto cedida por su familia.

K. G. I., en una foto cedida por su familia. Pablo Palomo

No es una impresión suya. Los datos son abrumadores. El resumen numérico de la mortalidad elaborado por el Instituto Nacional de Estadística al cierre del 2021 (actualizado a finales del 2022) arroja que Asturias está a la cabeza de España en suicidios, con una tasa de 12,9 fallecimientos por cada 100.000 habitantes. Muy por encima de la media nacional, de 8,4. Galicia, con 12,5 es la siguiente región en esta triste lista. Hay más datos. Asturias contabilizó 130 suicidios en 2021. Es decir, casi 11 al mes y casi uno cada tres días. De ellos, más del doble son hombres (es un noventa a cuarenta). Por edades, la franja más común es de los 55 a los 59, pero no es extraño tampoco que suceda entre personas jóvenes como K. G. I. Hubo ocho suicidios registrados entre jóvenes de 15 y 29 años. La pandemia, a pesar de lo que se puede creer, provocó un repunte muy leve en los casos de suicidio contabilizados hasta esa fecha.

"Parece que esto es solo cosa de gente mayor de la aldea o que solo afecta a gente que lo ha perdido todo, pero no es así. K. no tenía ningún problema y tenía toda la vida por delante", insiste la mujer. "Creo que debería haber más educación en los colegios. Que se debería de enseñar también a afrontar sus problemas y que en la vida las cosas se pueden solucionar", apunta. La mujer reivindica el papel de colectivos como Abrazos Verdes, una entidad sin ánimo de lucro cuyo fin es dar apoyo a personas en duelo por suicidio. La asociación organiza, entre otras actividades, grupos de apoyo mutuo para familiares que hayan pasado por este trance. Los hay en Gijón y en Oviedo. "Lo que quiero que conste también es que K. quería muchísimo a su bisabuela. Que era muy buen chaval, muy querido por todos", dice. "También quiero dejar claro que todo en esa vida tiene solución menos una cosa: la muerte", finaliza.

El teléfono gratuito contra el suicido es el 024 y funciona las 24 horas del día con personal especializado para atender estos casos. Este número recibió más de mil llamadas tan solo el primer día en que estuvo activo. Señal de que aún queda por mucho por hacer.

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