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Manuel Vilas Poeta, protagonista en el Poex con su última obra

"Hay puristas que dicen amar la poesía, pero la odian y se la han cargado"

"Me han dicho de todo simplemente por abrir la lírica al tiempo presente, por escribir poemas sobre lo que está pasando en el mundo"

Manuel Vilas, durante su reciente visita a Gijón. Marcos León

Manuel Vilas (Barbastro, Zaragoza, 1960) es una de las grandes figuras de la literatura y poesía que ha formado parte del abanico de autores que han pasado por el Festival de Poesía de Gijón (Poex). Ganador del Premio Nadal por su última novela, en Gijón se centró en analizar el papel de la poesía, su futuro y su aportación, con un estilo atrevido que ha sido cuestionado.

–¿Qué importancia tiene que existan festivales como el Poex?

–La poesía necesita de empujones para ser difundida y divulgada. Acompañar de algún evento que la haga visible para el público. Está siempre escasa de lectores. Darle visibilidad social, a través de eventos institucionales, es bueno para la cultura y la poesía.

–¿Por qué hay que recomendar la poesía?

–Es un gran género literario. No es popular, desgraciadamente. Nos acompaña desde el origen del lenguaje. Llevo muchos años escribiendo poesía, tampoco es que tenga una idea muy elevada.

–Decía en alguna ocasión que la gente tiene miedo a la poesía, ¿por qué?

–Porque no la entiende. Grandes lectores de novela, ante según qué tipo de poesía dicen no lo entiendo, que no saben de qué habla y dejan de leerla. Y la culpa no es de esos lectores, porque si son capaces de leer a William Faulkner, por qué no van a leer a los poetas. Soy bilingüe, escribo novelas y poesías y lo veo, constantemente me dicen que es raro que escriba poesía que es para elegidos.

–Y eso que la poesía es algo con lo que se crece, que se estudia desde bien pronto.

–La poesía tiene un poder pedagógico estupendo, para comprender una lengua y viajar a los límites de una lengua, para explorar los límites de una lengua es algo fundamental.

–¿Hace mucho daño la etiqueta de elitista?

–Totalmente. Hay mucha gente, muchos poetas que se regodean, se leen entre sí, se aplauden y se van felices a casa. Es una cosa alucinante. Ese tipo de poetas piensan que son profetas o visionarios y no son más que profundos incultos. Lo que en realidad tienen es un problema de cultura. Es lo que me ha generado siempre una especie de incomodidad. La narrativa es un género abierto a todo el mundo. La poesía la cierra mucha gente, sobre todo este tipo de crítico clarividente que cree que sabe más que nadie, que pontifica, dice lo que hay que hacer y sabe más que nadie. El problema es que están anulando el género. Esos puristas dicen amar la poesía, pero en realidad la odian. Si pudieran, matarían al género. De hecho, se lo han cargado.

–Apuesta por una renovación del género, con una visión más narrativa. ¿Cómo ha sido recibida?

–A mí me han dicho de todo por simplemente abrir la poesía al tiempo presente, por escribir poemas sobre lo que está pasando en el mundo. No se puede imaginar lo que me han dicho por escribir un poema sobre McDonalds. Si el mundo entero está lleno de esos locales, ¿cómo no va a salir en un poema? Es que no podemos estar como siempre, sacando arbolitos, nubes y demás. Si la poesía quiere hablar del mundo bien tendrá que decir lo que pasa en el mundo. Esta idea fundamental, que la puede entender cualquier, hay señores muy sesudos que dicen que no. Es un poco la vieja intolerancia española, que aparece por donde menos te lo espera.

–Con todo esto, como para sorprendernos con el debate de la tilde del solo.

–Es de una ociosidad bizantina que todo el país esté preocupado por una tilde, cuando hay problemas mucho más profundos. Además, el lingüista que avalaba la retirada de la tilde tenía toda la razón del mundo, era un razonamiento inapelable. Me parecía que estaba bien lo que decía Salvador Gutiérrez. Pero no se puede hacer una tragedia. Es más urgente sacar el país adelante económicamente y modernizarlo.

–Hablemos de su libro, "Una sola vida. Poesía reunida".

–Me encanta. Me salió de una forma muy natural. Es una antología temática de mi obra, con muchos poemas inéditos. Está dividido en siete días, y cada uno tiene un contenido temático. El lunes es la juventud y la rebeldía, el martes el hombre que cumple 40 años y el miércoles por ejemplo es la familia, el jueves la alegría o el viernes la historia. Le di ese título porque es una recomendación al lector, de que solo tenemos una vida, y que hay que cumplirla y gastarla bien, que es el leitmotiv del libro, que se ve muy repetido. Escribo para exaltar la vida, un sí a la vida, aunque sin esconder también sus problemas.

–Y también tiene su versión novelista. Ahora está promocionado "Nosotros".

–Es una historia de amor, que es otra de las obsesiones de mi literatura, es el sentimiento que más me interesa, que es el constituye la esencia de la identidad humana. Es la historia de amor de una mujer que ha perdido a su marido y que intenta recordarlo a través de un viaje que inicia por el Mediterráneo, y vemos cómo se va comportando Irene, que es la protagonista de la novela.

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