La norma de laicidad se abre a que los ediles vayan a ritos a título personal

La izquierda aprueba un ajuste del reglamento que avala los «derechos subjetivos individuales» y permite promocionar la Semana Santa

Varios concejales, en un banco de la primera fila, en la iglesia de los Carmelitas en la pasada festividad de la Virgen de Begoña. | Ángel González

Varios concejales, en un banco de la primera fila, en la iglesia de los Carmelitas en la pasada festividad de la Virgen de Begoña. | Ángel González / R. Valle R. V.

Salvo desastre a su paso por el Pleno del mes que viene, el Ayuntamiento de Gijón tendrá un reglamento de «aconfesionalidad o laicidad municipal», en su denominación oficial. Los votos del PSOE y Podemos –IU no estuvo representado al estar ausente por viaje su único concejal, Aurelio Martín, pero su apoyo no está en duda– avalaron ayer un dictamen favorable al documento en el cierre de su tramitación en la comisión de reglamentos. Votaron en contra Ciudadanos, Foro y el PP; y no estuvo presente Vox, que desde el primer minuto rechazó participar en la tramitación de este documento. Pero si el reglamento presentado ya era de «mínimos», en la expresión utilizada por la edil socialista y presidenta de la comisión, Marina Pineda, el texto final matiza a la baja esos mínimos en base a la aprobación de una autoenmieda del propio gobierno y la aceptación de varias de Ciudadanos.

La enmienda presentada por el PSOE e IU –los dos socios del gobierno local– se hace al preámbulo del proyecto de reglamento y en base a una petición del servicio jurídico del Ayuntamiento para blindar al máximo el documento. El cambio de redacción de esta parte del reglamento supone clarificar que, en ningún caso, «supone una restricción de derechos subjetivos individuales» en lo que tiene que ver con las decisiones que a título personal tomen los concejales sobre su participación o no en actos religiosos.

El informe de la asesoría jurídica que acompaña al reglamento lo deja claro al especificar que esa neutralidad municipal ante el hecho religioso se hace sobre el «Ayuntamiento como Corporación, como entidad local, en suma como institución, sin que se contenta regulación alguna respecto a los miembros de la corporación (concejales) o inclusive respecto al propio personal municipal, ámbitos donde reside el elemento subjetivo».

En la misma línea va una de las enmiendas transaccionadas entre el gobierno y Ciudadanos que establece que la neutralidad ante actos celebrativos de entidades religiosas será una obligación para la Corporación en cuanto a su «función institucional». Es por tanto la Corporación quien no participará en «ceremonias, ritos o cualquier acto que formen parte de cualquier confesión religiosa». Todo ello garantiza la libertad de los ediles y quien ostente la Alcaldía de participar en este tipo de actos a título personal o incluso en representación de un partido o un grupo municipal concreto. La prohibición se concreta en su participación en representación del Ayuntamiento como institución.

Otra de las enmiendas presentadas por Ciudadanos, y aprobada, afecta al artículo que prohibe dar la consideración de oficiales a los actos religiosos y publicitarlos dentro de la programación de los actos propios del Ayuntamiento. Ahora se incorpora el matiz de «excepto cuando los mismos transciendan el hecho religioso y puedan tener un claro interés turístico y cultural». Algo que afecta, sin ir más lejos, a las procesiones de Semana Santa.

También en base a las enmiendas registradas por Rubén Pérez Carcedo en nombre de Ciudadanos se elimina la priorización del desarrollo de convenios como fórmula de colaboración y relación con entidades religiosas, que el reglamento iguala a las relaciones municipales con cualquier otra entidad de carácter privado. A pesar de haberse aprobado estas enmiendas, Ciudadanos votó en contra al haberse rechazado su petición de eliminar del reglamento toda referencia a «laicidad municipal» y al considerar, en palabras de Carcedo que «es un reglamento innecesario que no cambia nada. Es algo meramente simbólico e ideológico».

El reglamento supone que el Ayuntamiento como institución no se encomendará a imágenes o rituales religiosos, no participará en actos religiosos a título oficial, no permitirá simbología religiosa en espacios municipales aunque si mantendrá aquellos que tengan valor histórico o artístico, no dará carácter oficial a actos religiosos e igualará el tratamiento de as entidades religiosa a las que se da al resto de las entidades sin colaborar en actividades que tengan como objetivo el proselitismo religioso.

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Si todo sale según lo previsto, el reglamento de aconfesionalidad o laicidad municipal saldrá adelante en el último Pleno del actual mandato, con Ana González en la Alcaldía. El reglamento era uno de los puntos del acuerdo de gobierno firmado en 2019 por el PSOE e IU. Su entrada en vigor dependerá del día de su publicación en el Boletín Oficial del Estado aunque es previsible que sea antes de que se constituya la Corporación que salga de las urnas de mayo. Además, el reglamento da un plazo de dos años para revisar el resto de la normativa municipal de cara a armonizarla conforme a lo fijado en el nuevo reglamento.

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