El oasis canino de Gijón cada vez está más concurrido, y se queda pequeño

Los dueños de perros urgen más espacios en la costa para sus mascotas: "En verano es imposible venir a El Rinconín, está muy lleno"

Sergio García

"En verano es imposible venir, está muy lleno y cuando la marea sube casi no queda playa". Es la afirmación que ayer realizaba Silvia Pulgar en el arenal de El Rinconín, el oasis de ocio que resiste a disposición de los perros desde que la inauguración de la temporada de baños llevara aparejada la prohibición de la entrada de los canes en San Lorenzo. Pulgar solía pasear con "Once" y "Albus" por la principal playa gijonesa, una rutina que deberá modificar durante los meses venideros. Sobre la medida de impedir a los animales ingresar en San Lorenzo, aseguró que "es pronto, pues en Asturias el tiempo todavía no es veraniego". También lamentó que la superficie de El Rinconín puede ser perjudicial. "A un perro no lo puedo traer muchas horas porque se hace daño en las patas", explicó.

Alejandro y Adrián García, hermanos, asumen la realidad. "Toca venir hasta aquí, no queda otra", resaltó Adrián García, que tampoco guarda quejas sobre la distribución en la temporada estival. "Veo bien que los perros tengan ya una playa específica para ellos", apuntó. Para su hermano Alejandro, la dificultad radica en coger sitio cuando muchos dueños se pongan de acuerdo en elegir El Rinconín para que disfruten sus perros. "Hay que venir cuanto antes", observó. "Hay una cantidad de perros inmensa", remachó Adrián García, mientras "Charlie" y "Tyson" jugaban el uno con el otro.

"Es injusto, surrealista y un atraso", subrayó Alba Suárez sobre la restricción vigente en San Lorenzo, lo que obliga a que "Alaska" deba corretear por El Rinconín. Un espacio que, para Suárez, en verano es "un agobio". "Los perros no se llevan bien todos con todos", valoró. "Es una playa pequeña. Con la cantidad de costa que hay, deberían habilitar más zonas", razonó Alba Suárez, que aboga por la "convivencia". "No es una playa fea, pero parece que nos han dado las sobras. Si la marea está baja, no hay dónde bañarse con el perro", sentenció. "Hay demasiados perros en Gijón como para que solo hay este espacio", añadió su amiga, Noelia García.

Por su parte, Juan Carlos Martínez, considera razonable que en época estival el arenal de San Lorenzo restrinja la entrada de los canes. Sin embargo, es una medida que apenas le afecta, ya que acostumbra a visitar El Rinconín con "Brezo". Eso sí, al igual que muchos usuarios, tildó como "pequeña" la zona. "Aquí las mareas son muy grandes y cuando suben apenas hay sitio", recalcó Martínez, para el que el terreno del área ubicada en la escalera 24 es más idóneo, incluso, que la propia arena. "Casi lo prefiero porque, cuando la arena está fina, es difícil quitársela y el perro tiene mucho pelo", destacó, mientras "Brezo" merodeaba por las inmediaciones, inquieto. "Lleva una hora dando vueltas", bromeaba su dueño, que apuesta por ofrecer más zonas destinadas al ocio de los canes. "Hay pocas a las que llevarlos y dejarlos libremente y a su aire. No podemos humanizar a los perros", proclamó.

La jornada de ayer también sirvió para que Elia de la Cera y "Corso" testaran El Rinconín por primera vez. Residen en Oviedo. "Quise venir en julio del año pasado, pero había tantos perros que preferí irme a un río", manifestó de la Cera, que afeó la diferencia respecto a la limpieza entre El Rinconín y la playa de San Lorenzo. Quien tampoco ve con buenos ojos estas medidas estivales es Javier Lera, defensor de que personas y perros, como "Nika", deben coexistir. Para él, el espacio de la escalera 24 "se queda pequeño para el volumen de asistencia que hay". Un sentir bastante generalizado entre los asiduos de El Rinconín, que reclaman una mayor área de ocio para los perros de la ciudad.

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