La increíble locura en Gijón que contó Jesulín a Bertín Osborne: "Anormal"

El torero rememoró una sorprendente anécdota de una de sus visitas a Asturias

La increíble locura que Jesulín contó a Bertín Osborne en Telecinco: el día que se subió a un toro en Gijón

La increíble locura que Jesulín contó a Bertín Osborne en Telecinco: el día que se subió a un toro en Gijón / LNE.

P. T. / I. P.

Era uno de los momentos televisivos más esperados de las últimas semanas: Jesulín de Ubrique y Bertín Osborne frente a frente, cara a cara, y retransmitido por Telecinco. Casi nada. La vuelta del ex de Belén Esteban a la cadena que encumbró a esta y con la que ha tenido sus más y sus menos.

"Tengo cuentas pendientes con esta casa", llegó a decir a Bertín Osborne hablando sobre Telecinco. Se refería a litigios por la intromisión en la intimidad de sus hijos, un aro por el que dejó claro que jamás pasará. En "Mi casa es la tuya", en el programa rodado en la finca de Bertín, Jesulín se mostró muy cómodo y abierto. Siempre ha tenido carisma, pese a quien le pese, y ahora se mezcla con ese poso de sensatez que le han dado los años.

Jesulín de Ubrique habló de su vida familiar, de su padre Humberto, de su mujer María José Campanario, de lo tanto que siempre ha querido proteger a sus hijos... Y, como no, de anécdotas e historias del pasado.

Entre ellas, aquella vez en la que un ilustre invitado a su finca, Ambiciones, tuvo que salir por piernas tras verse perseguido por Currupipi, el famoso tigre que tenía Jesulín. Ambos acabaron en la piscina, que tenía el agua verde y sucia al ser invierno. Aquel ilustre invitado no era otro que Manuel Benítez, "El Cordobés".

Pero en su relato ante Bertín Osborne en "Mi casa es la tuya", Jesulín también dejó caer una anécdota que quizás pudo pasar desapercibida dado que no ahondaron en ella. Fue en el momento en el que el cantante y presentador puso sobre la mesa el carácter "anormal" del torero gaditano. "A ver... Anormal sí que era. Esa vez que me subí al toro en Gijón... Puff", espetó el de Ubrique.

¿Cómo fue la locura de Jesulín de Ubrique en Gijón?

Aquella tarde de toros en la plaza de El Bibio en la que a Jesulín le dio por subirse encima de uno de sus adversarios quedó grabada en la retina de todos los que llenaban aquel 15 de agosto de 1994 los tendidos gijoneses. Al de Ubrique le dio la ventolera y se subió a lomos del astado como si de un rodeo norteamericano se tratase. Su locura no dejó indiferente a nadie: muchos enloquecieron de alegría, otros lo pusieron a caer de un burro por saltarse las normas de la pureza del toreo y faltar al respeto al animal. Vamos, hubo aplausos y lío, como con casi todo lo de Jesulín. Y la cosa pudo ser peor porque a su compañero de cartel, Espartaco, aquello no le gustó un pelo...

Así lo recordó en LA NUEVA ESPAÑA el periodista y crítico taurino Ignacio Peláez en 2019, cuando se cumplían 25 años de la curiosa escena vivida en la plaza de toros gijonesa:

Lo que hoy sería impensable ocurrió en El Bibio hace ahora 25 años. Muchos aficionados aún mantienen en la memoria el recuerdo de Jesulín de Ubrique subiéndose encima del sexto toro de la tarde, de la ganadería de Los Guateles. Una fuerte división de opiniones que contó con más gente a favor como prueban las dos orejas que le fueron concedidas con la aquiescencia del presidente del festejo y de su asesor artístico. Qué cosas.

Jesulín de Ubrique compartía cartel con los maestros Palomo Linares (oreja y oreja) y Juan Antonio Ruiz “Espartaco” (dos orejas y dos orejas). Era la última de feria, un 15 de agosto de 1994 y El Bibio estaba lleno hasta la bandera. Los toros de Los Guateles, según escribió el añorado Praderito, resultaron cómodos y aseados. También “rasurados”, explica el cronista de LA NUEVA ESPAÑA por aquel entonces. ¿A qué se refería con eso? A que los seis toros, como ocurría con frecuencia en años pasados, con la misma aquiescencia ya mencionada, tenían los pitones afeitados. “No sé si con navaja barbera o con Gillete”, reflexionó el genial Ladislao de Arriba en su crítica taurina.

Salió el sexto toro al ruedo. Jesulín ya había cortado sus dos orejas al primero del lote. De pronto, con un público a favor, se montó en los lomos de su antagonista para delirio de gran parte de los tendidos. Praderito lo definió de forma sublime todo aquel esperpento. “Nunca sospeché que me iba a avergonzar de mis paisanos” al ver cómo “aclamaban a este torero gaditano irrespetuoso que ultraja la dignidad del animal totémico del pueblo ibérico”. “El respeto de todo aquel que sienta pasión por el arte de Cúchares ha sido vilipendiado y escamecido por un imberbe mentecato con el beneplácito del público gijonés y la aquiescencia del incapaz presidente, previa consulta de sus asesores, un profesional de la veterinaria y un aficionado que ya peina canas en la barba”. Nihil obstat.

Quien también le recriminó fue su compañero “Espartaco”, compañero de cartel. De ello fue testigo el entonces delegado y luego presidente del festejo Ismael Fernández. “Tuvieron sus más y sus menos, porque era la ganadería de ‘Espartaco’ y al hacer eso podría parecer que sus toros parecían orejas; tuvo que pararle su apoderado Rafael Moreno, porque se iba a por él; al final se calmaron”, recuerda todavía Ismael Fernández.