Adela de Paz, histórica secretaria de la Facultad Jovellanos de Gijón, se jubila tras 42 años: "Dejo muy buenos amigos"

"El mayor reto fue el traslado del centro del Parchís a la Laboral", reconoce la mujer, gijonesa de adopción

Adela de Paz, ayer, a las puertas de la Facultad Jovellanos.

Adela de Paz, ayer, a las puertas de la Facultad Jovellanos. / ANGEL GONZALEZ

Gabriel Cuesta

Cuando alguien llega nuevo a la Facultad Jovellanos siempre se escucha la misma frase: "Cualquier cosa que necesites, contacta con Adela". Hay personas que son historia viva, una parte fundamental del espíritu que rezuma una institución. Solo hace falta asomarse por la puerta para saber que Adela de Paz González (Susañe del Sil, El Bierzo, 1959) lo es para la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales "Jovellanos". La primera y única secretaria del Decanato se jubila tras nada más y nada menos que 42 años, desde 1981, al servicio de profesores y estudiantes. "Después de tanto tiempo... Estoy en todos los ‘fregaos’", confiesa, entre risas esta berciana afincada desde los seis años en la ciudad, "una gijonesa más".

Ha vivido casi medio siglo en el que el centro ha afrontado una evolución constante, con importantes hitos como el traslado a la Laboral desde la Escuela de Comercio del Parchís o afrontar la actividad lectiva con las limitaciones de la pandemia. Ahora le toca un merecido descanso. "Son sentimientos encontrados, un sabor agridulce. Empiezo una etapa muy diferente, más relajada, pero llevo tantos años aquí, donde he estado tan a gusto y donde dejo tantos amigos... Me cuesta pensarlo", confiesa. El miércoles será su último día en la oficina. Ella entró cuando todavía la facultad era escuela. Su casa era, por aquel entonces, el antiguo centro de la calle Francisco Tomás y Valiente, en pleno corazón de Gijón. "Entré cuando Mariano Abad estaba al frente. De aquella, no había secretaria de dirección en el centro y reclamó que se crease esa figura. No dudé en aprovechar la oportunidad. A lo largo de estos años, he tenido la ocasión de cambiar e incluso promocionar, pero me he sentido tan a gusto que siempre lo he descartado", asevera De Paz.

Dice de carrerilla todas las etapas que le ha tocado vivir. Tras Abad, llegaron como directores José Manuel Agüera, César Alas, Luis Valdés y Rosa Aza. Y ya como decanos, cuando el centro pasó a ser facultad (desde 2010), Rafael Pérez, Eugenia Suárez y ahora Leví Pérez–Carcedo. "He estado muy contenta con todos", asiente sin dudarlo. La realidad es que parte importante de la vida del centro ha pasado por sus manos durante más de cuatro décadas. "Eso hace que te involucres mucho. Disfruto haciendo gestiones. Me ha tocado ser apoyo y hacer un poco de todo. Esta Facultad es muy dinámica. Raro es la semana que no hay un congreso, una conferencia, unas jornadas...", desgrana de lo que todavía, por pocas horas, es su día a día.

Adela de Paz, en su mesa.

Adela de Paz, en su mesa. / ANGEL GONZALEZ

¿Y cómo ha cambiado todo desde su llegada? "La transformación del centro ha sido enorme. Son muchos años y hay una diferencia abismal, sobre todo por los avances tecnológicos. Pero lo importante es que la esencia sigue siendo la misma. Todo el mundo lo dice. Es especial. Hay muy buen ambiente, tanto por parte de los alumnos como por los profesores", cuenta. Eso hace que los lazos sigan más allá de la etapa estudiantil. "Hay alumnos que acaban y, al cabo de los años, incluso sin vivir en Asturias, se pasan por aquí. Eso es que algo se hace bien". Le viene a la cabeza, por ejemplo, el pintor Marcos Tamargo, que cursó Empresariales. "Nos regaló un cuadro como recuerdo. El otro día estuve en la exposición y él siempre trata de pasarse, aunque ahora suele estar más tiempo en Madrid", halaga De Paz. Y añade: "Hay muchos más casos".

Cómo no, también hay fechas especiales e hitos marcados en el calendario. Fue fundamental la ampliación de la oferta formativa. "Cuando empecé, solamente se impartían los estudios de Empresariales. Los equipos de dirección apostaron por su crecimiento. Aquí empezaron los estudios de Informática hasta que se fueron al campus. Y llegó Turismo, que históricamente se impartía en centros privados". Luego fueron llegando otras materias. Ese crecimiento hizo que la Escuela de Comercio se quedara pequeña. "Allí estábamos fenomenal; es muy bonito, pero llegó un momento en que era imposible. Recuerdo a los alumnos entrando en el despacho para avisar de que no cabían en las aulas y que se iban a dar la clase a la plazuela San Miguel. Y a veces era casi imposible sacar adelante reparaciones o modificar el espacio por estar protegido el edificio".

A consecuencia de esto, el reto "más complejo" en su dilatada trayectoria llegó con el cambio de año de 2006 a 2007. Tocaba trasladarse a la Laboral, una "mudanza" en la que De Paz se vio completamente involucrada. Recuerda los nervios y hasta cierta incertidumbre al convertirse en el único centro alojado en instalaciones ajenas a la Universidad, ya que pertenece al Principado. "Se lo plantearon a Rafael Pérez. Ha sido el mayor cambio y todo un acierto. En cuanto llegamos, supe que se había acertado. Estamos muy a gusto en un espacio amplio y bien dotado, con posibilidades de crecimiento, reflexiona". Otro de los grandes obstáculos a sortear fue la pandemia. "Supimos sacar adelante una situación muy complicada. Conseguimos continuar las clases y las actividades de forma completamente ‘online’ en muy poco tiempo. En cuanto pude, volví al despacho. Afortunadamente, ahora hemos vuelto prácticamente a la presencialidad. Creo que es mejor", opina.

Lo que tiene claro es que su jubilación no es una despedida. "Dejo muy buenos amigos. Voy a aprovechar para viajar, que me apasiona, pero seguiré pasándome por aquí a saludar y ayudar en lo que pueda. A ver quién puede decir que toda su vida laboral ha estado vinculada al mismo sitio".

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