El paso de Jovino por Teverga

El relato cultural y artístico que hace el prócer gijonés tras su entrada en Asturias rodeado de sobrecogedores paisajes entre montañas

Capitel románico de la colegiata de San Pedro de Teverga.

Capitel románico de la colegiata de San Pedro de Teverga. / Pablo Vázquez Otero

Pablo Vázquez Otero

Pablo Vázquez Otero

Nuestro ilustre viajero llegaba a La Plaza en Teverga el miércoles 27 de junio de 1792 y tras recorrido intenso, montañoso y espectacular de paisajes por la zona de Las Ubiñas o La Mesa arriba a las inmediaciones de esa joya que sin duda es la Colegiata de San Pedro de Teverga. Es evidente que don Gaspar no iba a dejar pasar la oportunidad de conocer y observar los detalles que este lugar encierra, pero lo hará al día siguiente con más calma y repuesto del largo dia. Aún así da unas pinceladas generales sobre el edificio según lo observa y visita otro lugar al que él daba mucha importancia, el archivo, pero lo mejor es ver qué nos cuenta a través del diario: "La capilla mayor y el coro son modernos, y lo es también la bóveda superior. Es notablemente estrecha, pero se conoce la obra antigua. Los arcos, grandes, redondos y tendidos; en esto no parece a lo antiguo. Los capiteles y columnas antiguos. Hay una inscripción sepulcral a la entrada, en que está la cruz con el alfa y omega. En medio el sepulcro de Valdecarzana, levantado y sin inscripción; una dicen que hay en la silla del coro, del abad, que no leí por falta de tiempo; otra en el claustro. Veremos si mañana puedo entrarle el diente al paso por allí. Subí al archivo con el canónigo secretario, D. Ignacio de la Concha Miera. Está descuidadísimo; nada estimable sino el libro del Codo. Un tomo folio, en pergamino; es una calenda y muy estimable, porque trae noticia de las muertes de gran número de bienhechores; al principio una noticia de los monasterios con quien tenía hermandad esta iglesia, algunos acuerdos capitulares también al fin, y algunas escrituras y testamentos, ya en las primeras y últimas hojas, y ya al pie de las de la calenda. La fecha de óbito más antigua que leí es de la era 1207, año 1169: contiene noticias de legados".

Ya tenemos a nuestro ilustre protagonista inmerso en el archivo, que como nos indica debía estar en un estado lamentable, como muchas veces le ocurría en otros lugares. No me cansaré de decir que gracias al trabajo de Jovellanos en estas visitas a ciertos archivos de monasterios, conventos y demás se han podido conservar y conocer multitud de documentos de mucho valor y antigüedad.

San Pedro fue consagrada en el siglo XI y es ejemplo del paso del Prerrománico al Románico

Importantísimo documento observa y estudia don Gaspar, con una historia además curiosa a posteriori, el llamado libro del Codo. Como solía ser habitual en esta zona norte estos libros constaban de varias partes, normalmente un martirologio, que eran libros con los aniversarios de los santos y mártires, siguiendo siempre para su organización el calendario romano, sería algo así:

II Kalendas Februarii. Sancte Eugenie, virginis.

VIIIº Idus Marcii. Et Sanctarum Perpetue et Felicitatis

A continuación, el tradicional obituario, que como vemos Jovellanos observó con profusión, con fechas de los difuntos de canónigos del lugar desde el XII al XIV incluyendo alguna más antigua incluso. Y por último el Liber Capituli que sería la regla bajo la cual los canónigos regulares de la Colegiata se regían. Tradicionalmente se decía que esta regla era la de San Agustín pero estudios más recientes hablan que era la regla de Crodegango de Metz, el que fuera obispo de Metz en el siglo VIII creando allí una regla para los miembros de su cabildo catedralicio.

Cuando la Colegiata de Teverga fue suprimida en 1851, debido al llamado Concordato de Isabel II con el Vaticano, la documentación se fragmentó y dividió en tres partes, una quedó en posesión del Ridea (Real Instituto de Estudios Asturianos) donde los protagonistas son unos documentos que van del siglo XII hasta el XVII, otros fueron a dar a manos de familias privadas. Pero como dije fue gracias a Jovino que conservamos, del Libro del Codo, las transcripciones que él mando hacer a José Acevedo Villarroel, su amanuense. Documento de extraordinario valor histórico e incluso artístico que una vez más nuestro protagonista nos lega. Incluso sabemos cómo era el original por documentación del siglo XVIII anterior a esta visita de Jovellanos, donde Pedro Analso de Miranda referenciaba que el libro que llaman de Codo "eran tablas y hojas de pergamino, y foliado, con dos papeles viejos dentro, uno tocante a la ejecución del Concilio y otro para tomar una posesión de una canonjía".

Así pues el códice estaba encuadernado en tablas (cuero sobre tabla), mientras que la escritura se hizo sobre hojas de pergamino, y eran ciento treinta y una páginas.

Jovellanos duerme en La Plaza y prepara el tramo final para poner rumbo a Oviedo y Gijón

Y no podemos dejar de lado que este personaje que cita el libro de Codo, es Pedro Analso de Miranda y Ponce de León, hijo del marqués de Valdecarzana, Lope de Miranda y Ponce de León, la importante familia con raíces teverganas, miembro de la Inquisición y obispo de Teruel, y ambas son las míticas y famosas momias de Teverga que están a la vistas de todos cuando hoy se visita la Colegiata, y con un historia de crueldades y odios populares por detrás.

A continuación, añade esto en el diario: "Es parroquial la que está pegada, con la advocación de San Miguel, a que pertenece. Este concejo se compone de tres valles: el primero, valle San Pedro, que comprende las parroquias de Riello, San Salvador, Carrea, Torce y Barrio. Segundo, Valdesantibáñez, que encierra las de Santianes y Villamayor. Tercero, Valdecarzana, que tiene las demás. Compréndese en la demarcación el concejo de Páramo de la Foceya, que encierra las parroquias de los dos nombres con la Villa de Sub, que pertenece a Páramo. Son del arciprestazgo de Teverga. La peña de Sobia es caliar y une con la de Ubiña, que lo es también. Hoy corrimos sobre peña arenisca y grandes tongadas verticales de almendrones. Cena agradable, y a dormir tarde".

Habla de la parroquial de San Miguel que estaba literalmente adosada y pegada como dice Jovellanos al claustro rectangular de la Colegiata. En 1895 techo y paredes se desplomaron y desapareció. Actualmente la parroquial es la Colegiata.

San Pedro de Teverga fue consagrada en el siglo XI y se la considera el ejemplo de paso del arte Prerrománico al Románico en Asturias. Planta de tres naves con pórtico de acceso y bóvedas de cañón con las clásicas decoraciones del taqueado jaqués. Los muros se alzan sobre unas rotundas columnas cilíndricas y unos hermosos capiteles con representaciones de la vida cotidiana de los monjes e incluso de la fauna de la zona con protagonismo del oso. Auténtica joya de obligada visita cuando hoy cualquier viajero se acerca al concejo tevergano.

Y cita Jovino la zona de Páramo que tuvo una curiosa historia desde el medievo, el llamado Valle del Privilegio, o denominado también Privilegio de Páramo de la Focella. Fue el Rey Bermudo III quién en el año 1033 concedió un privilegio a todos los habitantes de esta zona debido a los favores que Manulfo Bellido, oriundo de Páramo, ofreció al rey Alfonso V. Aquellos que nacían en este territorio no tenian que pagar tributos y eran por añadidura considerados libres. En contraprestación los lugareños entregaban un caballo al Rey y tenían la obligación de hacer una ofrenda en la iglesia de Páramo el día de San Miguel. Esto fue así hasta que los tres pueblos, en el siglo XIX, pasaron a formar parte del concejo de Teverga. Así lo describía el importante canónigo Tirso de Avilés: "Primeramente hai en este dicho concejo el solar de los del Páramo de la Focella los quales pintan por armas un cavallero armado, a pie, con una espada en la mano a manera de dar un golpe con ella y un lobo y dos perros en campo colorado, con un letrero que dice: ‘Ó quan bello lo fixo Bellido con la su espada en la mano. Estos tienen por privilegio de ser libres de todo tributo temporal excepto el diezmo a Dios. El thenor del privilegio es el siguiente y por gozar de él muchos hombres labradores pretenden casarse con mugeres de este linage’".

Y aquella noche dormía Jovellanos en La Plaza y preparaba el tramo final que le iba a llevar hasta Oviedo y Gijón para cerrar este apasionante viaje. Lo vemos en el próximo capítulo.

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