La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Museo del Ferrocarril de Gijón cumple 25 años apostando por el tren: "Investigamos y difundimos sobre el futuro"

El espacio, que celebrará su aniversario el 22 de octubre, roza el millón de visitantes y cuenta con 130 vehículos y más de 5.000 piezas

21

Subidos en la locomotora SAF, por la izquierda, Javier Fernández, Miguel del Canto y José Joaquín Godoy; delante, también por la izquierda, Sergio Menéndez, Beatriz Vilarnovo, Andrés Alonso, Rubén Morón, Cristian Castro, Rafael Cima, Manuel Cañamero, Rafael Fernández-Llebrez, Ignacio Nistal, Francisco M. Moyano, Ángel Nava y Severino R. Garabito, ayer, durante su participación en un seminario en el Museo del Ferrocarril de Asturias. Juan Plaza/ Museo del Ferrocarril/ LNE

Hace 171 años, en 1852, se inauguraba la línea de ferrocarril entre Gijón y Langreo. Era la tercera que se abría en España, tras las que unían Barcelona con Mataró y Madrid con Aranjuez. El tren, que lleva implantado casi dos siglos en Asturias, forma parte de la historia de la región. En un momento crítico para el ferrocarril, de declive y abandono, que se traduce en una sangría constante de viajeros, un rincón de Gijón aparece como el engranaje y motor para rescatar toda esa potente historia e intentar también que sirva de impulso para que el ferrocarril no muera en Asturias. «Se recoge una historia muy rica del medio de transporte que tiene el mayor pasado, y a la vez el mayor futuro, aunque aquí estemos en una situación que es una hecatombe. Lo que es absurdo es que Asturias no tenga el ferrocarril que merece, porque es un medio de transporte fundamental. Asturias es un sitio ideal para tener ferrocarril. Es una pena que hemos tenido que huir del ferrocarril porque no ofrece el servicio que debería». Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril de Asturias, analiza con un tono reivindicativo la importancia del tren, justo a casi un mes de que el día 22 de octubre se celebre un cuarto de siglo de vida desde que abrió por primera vez sus puertas este museo.

El Museo del Ferrocarril de Asturias, que fue inaugurado por el entonces Príncipe Felipe (el Ayuntamiento, como desveló LA NUEVA ESPAÑA, ha invitado al monarca al aniversario), se sitúa en la antigua Estación del Norte, cabecera de la línea entre Gijón y Pola de Lena cuya construcción se empezó en 1864, pero que concluyó en 1874, momento en el que abrió por primera vez sus puertas esta estación. Diez años más tarde ya no sería solo cabecera regional, ya que fue la que servía de apertura para la región al país en todos los ámbitos, con la finalización de la Variante de Pajares en 1884. «Por aquí salía todo, no había otro medio de transporte, era clave para el carbón del puerto, para si venían los Reyes, o transportar a los vivos o muertes», relata Javier Fernández.

Construcción de las obras de la nave polivalente, en el año 1997. | Museo del Ferrocarril de Asturias

Gijón, durante gran parte del siglo XX contó con tres estaciones. La situada en El Humedal, con la línea hacia Langreo de ancho internacional; la citada del Norte con ancho ibérico con salida hacia Pola de Lena y la meseta; y otra a escasos metros –donde más adelante se creó la de Gijón-Jovellanos– que era de vía de un metro, y que era la que comunicaba con Avilés. En 1968 la de Avilés y Langreo ya se unieron en El Humedal, pero en los años ochenta el Plan de Estaciones de Gijón decidió que todas quedasen ya reunidas en un mismo espacio. Y con esa decisión, el 29 de enero de 1990 la Estación del Norte, en la que llegaba años atrás a Gijón el personaje Antonio Albajara en la película que ganó el «Oscar,» «Volver a empezar», se cerraba al público tras ofrecer su último servicio. En ese momento se construía casi pegada, donde estaba la línea antigua de Avilés, la estación Jovellanos, con vistas a cubrir los viajes de larga distancia de la antigua Estación del Norte. «Pero se quedó en un mero apeadero, porque al final para ir a Madrid nadie quería ir hasta allí y se unificó todo en la de El Humedal», enfatiza Javier Fernández.

Vicente Álvarez Areces y Sergio Marqués, junto a Felipe de Borbón, entonces Príncipe de Asturias, en la inauguración el 22 de octubre de 1998.

En ese lugar, en ese 1990, nace el proyecto del actual Museo del Ferrocarril, en esos 14.000 metros cuadrados que se quedaban abandonados, entre el edificio y la zona de vías, con un proyecto ambicioso del Ayuntamiento de Gijón, cuyo alcalde era Vicente Álvarez Areces. «Fue la mejor decisión que se pudo hacer, porque aquí estuvo un año la Policía Local, mientras se construía el nuevo cuartel, pero luego quedó abandonado al vandalismo, a escombros y que se llenase de basura y gente que acampase para vivir, como pasa ahora en los terrenos del ‘solaron’», afirma el director del Museo del Ferrocarril.

La Estación del Norte, en 1890. | Museo del Ferrocarril de Asturias

La primera licitación para construir el nuevo espacio fue fallida. La empresa quebró. Y no fue hasta finales del año 1991 cuando se iniciaron unas obras que se alargaron casi siete años, ya que la inauguración oficial fue el 22 de octubre de 1998, y al día siguiente, el 23, llegaban los primeros visitantes a un espacio que roza ya el millón en un cuarto siglo –se superaban los 970.000 visitantes en agosto–, contando únicamente los que se acercaron para conocer esta temática, ya que quedan excluidas los de actividades paralelas como pasarelas de moda, mercadillos o incluso la presentación de la feria taurina. «Se hizo con fondos europeos y municipales. Y se construyó en un tiempo prácticamente récord, porque menos de siete años, partiendo desde cero como lo hacíamos, fue algo casi único», rememora Fernández, que comenzó colaborando con un equipo de recopilación de material, y que, en 1992, hace ya 31 años, sacó la plaza de director del Museo del Ferrocarril.

Desperfectos por el vandalismo en 1991, antes de iniciarse los trabajos de construcción del Museo del Ferrocarril.

Si los tiempos de construcción y del inventario de piezas fue casi récord, Javier Fernández también considera que fue muy económico: «Calculó que todo costó unos 800 millones de pesetas (en torno a 5 millones de euros), estuvo bien, partíamos casi de cero».

La primera fase de la obra consistió en arreglar edificio principal, que alberga la sala de exposiciones y las oficinas. En 1995 se cerró todo el perímetro. Y hacia 1996 se hizo la nave polivalente, donde están los talleres y más locomotoras expuestas al público. «Había tan expectación que se hicieron en 1996 unas jornadas de puertas abiertas y recibieron unos 36.000 visitantes», indica Javier Fernández.

Visitantes al museo, en una locomotora que recorre el recinto, en el año 1999. | Museo del Ferrocarril de Asturias / LNE

Ya en 1998 se puso en marcha el Museo del Ferrocarril. La parte expositiva, que supone cerca de un 60% del espacio, permite sumergirse al visitante en un viaje a través de unos 70 vehículos expuestos, sobre los 130 que están en el recinto, y apreciar unas 400 piezas, sobre una colección propia de unas 5.000. «Tenemos coches y vagones, casi todos se pueden mover. También cinco piezas de vapor que funcionan, cuatro de ellas locomotoras y otra una grúa; y seis máquinas diésel», detalla el director del Museo del Ferrocarril, que enumera otra serie de reliquias: «Hay para ver relojes de bolsillo de ferroviarios o de andén, pasos a nivel, sellos, billetes antiguos de tren, farolas o una fototeca con 27.000 diapositivas, negativos y fotos».

Entre las piezas únicas que aparecen hay algunas con mucha historia. Como el vehículo más antiguo, que es un vagón de mercancías del año 1868. O una locomotora de vapor, llamada «Bilbao», de 1878, hecha en Escocia y que hacía la ruta de las minas de Triano a Bilbao. También el coche de Hulleras de Turón, construido en 1891, que es el más antiguo de España para llevar viajeros que sigue funcionando aún. O piezas vinculadas a la industria, como la SAF de Mina La Camocha, la número 2 de Solvay de Lieres, o la Coronal Esteban de la Fábrica de Trubia. «Todo esto es importante, pero un museo también investiga, conserva y difunde. Aquí no es un museo de algo que haya desaparecido. Investigamos y difundimos sobre el futuro», concluye.

Compartir el artículo

stats