La proclamación por un abrumador apoyo de Álvaro Queipo como presidente del Partido Popular de Asturias traslada ahora la atención de los populares a las juntas locales de mayor tamaño (Gijón, Oviedo y Avilés), que acumulan más años de interinidad de los deseados. En la sede de la calle Álvarez Garaya, por ejemplo, hace ya cuatro años y ocho meses que se debería haber convocado un congreso para elegir presidente. Legitimar a los líderes locales, por tanto, es «una prioridad» para la nueva dirección regional. La intención era resolver el problema antes de final de año, pero los plazos, toda vez que la situación autonómica se acabó resolviendo el pasado sábado, cumplida ya la mitad de noviembre, son cortos y todo apunta a que el proceso va a tener lugar en el primer semestre del 2024. Gijón encara ese proceso muy abierto, como nunca antes, con las distintas familias del PP existentes impulsando sus apuestas. No es de extrañar, para evitar fisuras, que un nutrido grupo de militantes esté intentando convencer a la actual vicealcaldesa y portavoz municipal, Ángela Pumariega, para que dé el paso. No se casa con ninguna de las sensibilidades, pero tampoco está enemistada con nadie. Y ese perfil siempre se ve con buenos ojos.
El senador Pablo González es por ahora el mejor posicionado en las quinielas. Asumió la presidencia de los populares gijoneses en febrero de 2021 tras la dimisión de su antecesor, Mariano Marín. González forma parte del nuevo comité ejecutivo autonómico del PP, desvelado el sábado, y por el momento también del comité de dirección. Cuenta, además, con muchos partidarios entre la militancia. No obstante, hace unas semanas, Queipo declinó por dos veces mostrar su apoyo público a Pablo González cuando fue interpelado por los medios durante un acto del partido en la Antigua Rula de Gijón. Cabe destacar que los nuevos rumbos de los populares asturianos pasan por un menor intervencionismo en las decisiones de las juntas locales en cuanto a nombramiento. De hecho, el propio Queipo explicó entonces que su misión era la de ser «garante de la transparencia y la participación» en los congresos locales.
Otra de las opciones sobre la mesa es, precisamente, la actual secretaria general del PP de Gijón, Cristina Villanueva. Una apuesta de Pablo González cuando conformó a su equipo, pero de la que ahora se ha ido distanciando. Es público y notorio entre los afiliados gijoneses que la relación entre ambos se ha deteriorado mucho, hasta el punto de que suena el nombre de Villanueva como opción para presentarse al congreso. Su gran valedora para lograr la presidencia es la diputada autonómica Pilar Fernández Pardo.
Y si de familias se habla en el PP asturiano no puede faltar tampoco la mano de Mercedes Fernández, ahora diputada en el Congreso y quien mantiene mucho predicamento en la calle Álvarez Garaya. De entre sus más afines suenan dos nombres, por un lado, el de la abogada Esther Morandeira, que hasta hace poco presidió el Club Rotario de Gijón, y el de Andrés Ruiz, presidente de Nuevas Generaciones a nivel regional, un cargo que terminará por dejar más pronto que tarde.
No es todo. Otro militante, José Manuel del Pino, ya desveló sus intenciones de presentarse al cargo el año pasado. «El PP tuvo demasiados conflictos internos; es tiempo de escuchar más a los afiliados», señaló en una entrevista publicada en este periódico. A su favor juega el hecho de que en los últimos tiempos sus afines han llevado una importante campaña de captación de afiliados.
Nunca antes habían llegado los populares a las puertas de un congreso en Gijón con las opciones tan abiertas. Podrían ser cuatro las candidaturas, pues a buen seguro a todas ellas les sería fácil lograr los 90 avales exigidos. Eso implicaría, llegado el caso, que quien logre la victoria, al no haber segunda vuelta en los procesos locales, podría convertirse en presidente por solo un voto de diferencia o con un pequeño porcentaje de votos. Con eso se daría imagen de una agrupación fraccionada, dividida y al pie de los conflictos o las interferencias con el grupo municipal que ahora gobierna en Gijón en coalición con Foro. Una imagen muy alejada de la foto que proyectó el pasado sábado Álvaro Queipo al aglutinar el abrumador 95,83 por ciento de los apoyos.
Ante ese escenario, un grupo de militantes están intentando convencer a Ángela Pumariega para que dé el paso y se convierta en una figura de consenso. En contra juegan sus responsabilidades de gobierno (lleva las áreas de Economía, Empleo, Turismo e Innovación). Su líder regional le brindó unas palabras el sábado. «Estoy especialmente satisfecho del trabajo que estamos realizando en Gijón. Es la primera vez que el PP de Asturias tiene la oportunidad de gobernar en la ciudad más poblada de nuestra región. Estoy satisfecho del trabajo que se está haciendo, como satisfecho estoy también con este pacto y con la convivencia que tenemos con Foro Asturias y la labor que los gijoneses ya ven que estamos desplegando», destacó Queipo. Y remató: «Vuestra tarea, Ángela, y lo sabes, es absolutamente determinante para el futuro de nuestro partido».