Casa Ataúlfo vuelve a empezar: así fue el primer día sin Ataúlfo (pero con Ataúlfo) del célebre restaurante de Gijón

La mítica sidrería arranca con sus nuevos dueños y con Ataúlfo Blanco y Rosa Vitienes como comensales

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Mismos camareros, mismos cocineros, misma comida y los mismos clientes. Quienes ayer entraran en Casa Ataulfo tuvieron que hacerlo con una sensación de déjà vu. Aunque todo ha cambiado en la mítica sidrería, todo sigue igual en ese templo gastronómico de la calle Cabrales. La única diferencia es que Ataúlfo Blanco, su histórico propietario, y su mujer, Rosa Vitienes, en vez de estar detrás de la barra o a los mandos de los fogones estuvieron ayer como dos comensales más en la nueva andadura del local.

La sidrería Casa Ataúlfo arrancó ayer su nueva etapa ya con el gerente de Sidra JR, Juan José Tomás, y su pareja, Graciela Lagunilla, al frente de la misma. Tras unos días poniendo a tono el local tras la jubilación de Blanco y de Vitienes, un secreto a voces desvelado por LA NUEVA ESPAÑA, una de las casas de comidas más populares de Gijón volvió a bullir en actividad. "Estamos emocionados, pero también algo nerviosos. La respuesta de la gente en el primer día ha sido muy buena y estamos contentos. Nuestro objetivo es que el cambio no se note para nada. Todo va a ser lo mismo", contó ayer Tomás.

Y lo cierto es que así fue. Por Casa Ataúlfo siguió corriendo la sidra, los vígaros, las andaricas y los oricios. Comían en la barra Isabel Pérez Ordiz y su marido, Andrea Palma. Ella de Madrid y el de Turín, vivieron en Gijón hace 18 años y ahora cada vez que regresan tienen parada obligada en la calle Cabrales. "Esperamos que todo siga igual", contó la pareja mientras apuraba un culete de sidra. Muy cerca de ellos estaban los buenos de Ataúlfo Blanco y de Rosa Vitienes, pendientes, ahora ya desde la barrera, de la marcha de una sidrería que, tras haber marcado época, ahora le toca volver a empezar.

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