Carmen Santamarina cambia con su arte (y en una exposición en el Museo Barjola) la historia de las mujeres

La ganadora del 55.º Certamen de Luarca recoge lo más representativo de su obra, en la que conviven foto, pintura, collage y poesía, con un fondo reivindicativo

Carmen Santamarina sostiene una de sus obras, en su exposición en el Museo Barjola de Gijón.

Carmen Santamarina sostiene una de sus obras, en su exposición en el Museo Barjola de Gijón. / Marcos León

Aitana Pinilla

Carmen Santamarina (Oviedo, 1966) se reconoce fácilmente en el retrato que de ella ha hecho la crítica de arte Natalia Alonso Arduengo en el catálogo de la exposición que, en el Museo Barjola de Gijón y hasta el 4 de agosto, muestra lo más representativo de su obra. La comisaria y crítica de arte escribe que las de Santamarina son obras liberadoras, que subvierten el eje de la historia y rescatan a las mujeres de las imágenes y los relatos en los que han quedado atrapadas. Escribe, también, que, al hacer eso, Carmen Santamarina se interpela a sí misma y a sus contemporáneas.

La artista está totalmente de acuerdo. Cuenta que con su trabajo creativo, en el que manipula antiguas fotografías digital y analógicamente, intenta, literalmente, "liberar a las mujeres de las fotografías en las que han quedado congeladas", y, de ese modo, trata de "cambiar el arquetipo, transgredir lo escrito, releer la historia". Las mujeres pasan al primer plano, dejan de ser madres, esposas, y se convierten en protagonistas.

Santamarina es la ganadora del premio "Ayuntamiento de Valdés" en la 55.ª edición del Certamen Nacional de Arte de Luarca, con la obra "ni inventario, pues yo misma". El concurso, creado en 1970 por el crítico Jesús Villa Pastur, ha permitido al concejo al que está ligado hacerse con una interesante y amplia colección de arte. El cuadro de Carmen Santamarina también se incorporará a ella. La fotógrafa Kela Coto, de Gijón, es la otra ganadora de esta edición del certamen, en su caso del premio "Fundación Caja Rural". A ambas se les ha dedicado un espacio expositivo, cada una con su obra y su discurso, en el Barjola.

A la izquierda, la obra ganadora, "ni inventario, pues yo misma" (2023). A la derecha, "De pronto, mariposa" (2021).

A la izquierda, la obra ganadora, "ni inventario, pues yo misma" (2023). A la derecha, "De pronto, mariposa" (2021). / LNE

La exposición de Carmen Santamarina funciona como una retrospectiva que recorre su trayectoria artística, iniciada en los años ochenta, y que la artista ha hecho convivir con su faceta profesional de diseñadora gráfica. La obra con la que se inicia el recorrido es muy representativa de su trabajo y fácil de identificar. Se titula "Voir page suivante" ("Ver la siguiente página o pasar página") y es una foto de una mujer con los ojos cubiertos con una tira negra en la que está escrita esa leyenda. Viene a continuación la serie "Fragmentos de una vida en fuga", y otro bloque más, bajo el título "También un jardín". Las cuatro últimas obras llevan el nombre de "Al salir apaguen la luz", y, como en un aparte, hay una vitrina con pequeñas piezas, "Cultivos", con placas petri como soporte. Por último, un par de sus "Expedientes", que continúan la serie con la que ganó el premio "Francisco Pino" de Valladolid, de poesía visual, junto a su marido y cómplice creativo, Hermes González, que aportó los textos. "Siempre trabajamos juntos, él con el texto y yo con la imagen; los títulos siempre son suyos, son pequeños poemas", cuenta Carmen Santamarina. Falta en la exposición del Barjola el cuadro con el que ganó el Certamen de Luarca, que se puede ver en una exposición que discurre por otro circuito.

A Carmen Santamarina la creatividad le viene de serie. Su padre, José Santamarina, es un grande del diseño en Asturias y un artista plástico en activo con más de 80 años. "Siempre tuve una vinculación grande con el arte, en casa lo veíamos como algo natural. Mi padre es artista y era normal ir a exposiciones y talleres", cuenta la diseñadora. Ella nunca había concurrido a un premio hasta ahora. Esperaba tener una pieza que la convenciese y así llegó "ni inventario, pues yo misma", y con ella el premio. "Fue una alegría; además, mi padre ganó este certamen 49 años atrás, por lo que me hizo más ilusión", admite.

Si algo identifica a Carmen Santamarina como artista son las obras en las que interviene en fotos antiguas, en las que aparecen retratadas mujeres y niñas. "Las compro en rastros y en viajes, compro lotes grandes de fotos en Wallapop, las encuentro incluso en las basuras", cuenta. De lo recogido, hace una selección. "De todo un lote a lo mejor utilizo solo una, puede ser que tenga una luz especial…", continúa. "Las escaneo en el ordenador, les doy un tratamiento especial, las imprimo en ‘giclée’, en tintas pigmentadas, y una vez impresas las vuelvo a trabajar, en el ordenador, digitalmente, y analógicamente después", detalla. Añade trazos y collages. "Me divierto con las fotografías, juego con ellas y me meto dentro", dice.

Todo le inspira. "En mi día a día trabajo con el ordenador, los espacios, los huecos y colores. Son lenguajes muy parecidos que quiero reflejar en mis obras. Nunca descanso, siempre estoy pendiente de las fotos y de archivarlas, me nutro de todas las cosas, del cine y de lo que veo por la calle... Al final, el mundo son imágenes", refiere.

La exposición del Barjola es una panorámica amplia sobre su obra, a la que aún le queda mucho recorrido. La misma artista seleccionó las piezas que se exhiben y, al verlas juntas, admite, ha constatado que en su trayectoria hay "una coherencia". "Veo una línea de trabajo reconocible, seguiré trabajando en ella", confirma. Entre sus proyectos más inmediatos está, dentro del programa "Cultura en Rede", que promueve la Consejería de Cultura del Principado, un trabajo de impresión en lienzo de algodón inspirado en Sor Juana de la Cruz. Se titula "Libro de Oraciones" y lo presentará el próximo mes de diciembre en el Valey de Piedras Blancas, en Castrillón. "Me ilusiona mucho", confiesa.

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