El Juli vuelve a triunfar en El Bibio: "Es un orgullo tener este pedazo de azulejo en un sitio tan importante"

El torero recibe el cariño de los taurinos al descubrir un azulejo como recuerdo de su histórica encerrona del pasado año: "Fue un día muy emotivo"

Francisca Balbontín Gijón

"Fue un día muy emotivo, la gente disfrutó, y yo pude vaciarme toreando, que es la sensación más bonita que hay en el toreo". Con estas palabras recordó ayer Julián López Escobar, "El Juli", su histórica tarde del pasado año en El Bibio, cuando se encerró con seis toros de distintas ganaderías, en su temporada de despedida de los ruedos, cortando ocho orejas y un rabo e indultando a "Caritativo", de Garcigrande, la única res merecedora de ese honor en los 136 años de historia de la plaza. Lo hizo en el patio de cuadrillas donde ya luce el azulejo conmemorativo de aquella tarde.

El Juli, que ayer regresó a Gijón como ganadero para lidiar dos novillos de El Freixo, volvió a sentir el cariño de la afición, que no quiso perderse el homenaje. "Es un orgullo tener este pedazo de azulejo en un sitio tan importante como es este patio, donde pasarán muchísimos compañeros, miles de aficionados, y para mí es una grandísima satisfacción", manifestaba el diestro madrileño. "Los toreros podemos conseguir muchísimas cosas, muchos triunfos, cosas materiales, pero, sin duda, que perduren en el tiempo y en el corazón de los aficionados el cariño y el recuerdo de lo que haces en la plaza es nuestro mayor premio", añadía el diestro, que estuvo arropado por sus padres, Manoli Escobar y Julián López.

El emotivo acto contó con la presencia de la alcaldesa, Carmen Moriyón, y los concejales foristas Jesús Martínez Salvador y Jorge González-Palacios. También el empresario del coso, Carlos Zúñiga hijo, impulsor del azulejo. "Para mí, como gijonés de adopción que me siento, como aficionado, pero sobre todo como amigo del maestro, creo que el día de hoy supone un antes y un después", ensalzaba Zúñiga. "Ha sido una de sus plazas emblemáticas y ese día, en el que las emociones estuvieron a flor de piel, sirvió para darle una despedida como él se merecía acorde a la categoría que ha tenido", añadía sobre El Juli, que a día de hoy permanece retirado tras 25 años liderando el escalafón.

A los agradecimientos se sumó la Alcaldesa, que aquella tarde recibió un brindis del maestro en reconocimiento a su empeño por recuperar la feria de Begoña. Ayer se invirtieron las tornas de la gratitud. "Cuando hay tanta emoción, las palabras no llegan y, a veces, ni si quiera salen porque lo que está en el ambiente es muy fuerte. Emoción como en aquella tarde, y en nombre del Ayuntamiento quiero agradecer tanto al empresario como al maestro, al maestro que eligiera siempre Gijón, porque siempre lo hizo sin dudarlo", compartía la Alcaldesa.

Los aficionados, que el pasado año, como tantas y tantas tardes en el coso de la carretera de Villaviciosa, se sumaron también a los elogios al maestro. "Me parece una placa preciosa, yo vine a la corrida donde ocurrió todo y no puedo explicarte lo que sentimos, fue precioso", aseguraba Lucía Martínez. Álvaro Zapico, por su parte, abonado a la feria, también manifestó su "orgullo" de poder disfrutar del descubrimiento del azulejo. Y dejando claro que "si no te gustan los toros es porque no has estado". "Es algo que impone mucho, yo creo que hay que asistir por lo menos una vez en la vida". Fotos, autógrafos y hasta un trofeo, entregado por la peña joven "El Puyazu", para El Juli, que atendió a todos los aficionados con simpatía. Los mismos que le echan de menos en los ruedos y no olvidarán su tarde de los seis toros.

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