Crónicas gijonesas

Protocolos notariales

Las actas de los escribanos dejaron constancia de litigios entre el obispado y vecinos de Cimavilla, ventas de casas o trueques con esclavos desde el siglo XVI

Crónicas gijonesas

Crónicas gijonesas

Luis Miguel Piñera

Luis Miguel Piñera

Imprescindibles para conocer el Gijón del siglo XVI los trabajos de Laura Sampedro Redondo. Animamos a leerlos o releerlos con algunos apuntes de su publicación "Escribanos y protocolos notariales de Gijón en el siglo XVI" (2009). Por ejemplo, el 16 de agosto de 1562, Luis de la Vega, de Mareo, vende a Juan Sánchez la mitad de una vaca labradora, blanca y amarilla, llamada "Escura". "La otra mitad ya es de Juan de Santurio, y también media jata hija suya". Veintitrés reales de plata cobró Luis de la Vega.

El 21 de enero de 1564 Gonzalo de Tineo "El Viejo" y su mujer, María Gutiérrez, venden a Felipe Casero y su mujer una casa de piedra, arena, madera y teja "en la calle principal de la Cima de la Villa que va a la iglesia de San Pedro y ello por 40 ducados, diez antes del acto y los otros treinta ante el escribano y testigos".

María Garrido, vecina de Jove, pide al juez Juan de Llanos el 29 de noviembre de 1567 la tutoría de "Juan, hijo de 8 meses de Juan de Casares y Juana Garrida, por ser la pariente más cercana". El juez le pide que lo jure y le concede la tutoría con dos testigos: Juan de Carrio, escribano, y Juan de Carreño, pescador. El 19 de octubre de 1572, más de treinta gijoneses –en ese tiempo hablamos de la villa solo en Cimavilla– entran en un pleito con el Obispado. Éste pretendía cuestionar la propiedad que ellos tenían de las sepulturas en dos capillas de la iglesia de San Pedro en un lugar no secundario: al lado del altar mayor.

Por otra parte, el día de San Pedro de 1573 –ya hizo 451 años– el pescador Pedro Castro arrendaba a Alonso Ruiz de la Calle una casa de su propiedad por un año, por 24 reales de plata, catorce de ellos en el acto y los 10 restantes el día que vencía el arrendamiento. Pero no era una casa cualquiera, era la Casa del Forno que todavía podemos ver (evidentemente muy modificada) junto a la casa natal de Jovellanos y donde el ilustrado fundaría –221 años más tarde, en 1794– el Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía. Otra cosa. Alonso "El Gordo" se comprometía ante el notario, en diciembre de 1580, a pagar a Miguel García 21 ducados que le debía de una pipa de vino de Rivadavia, "se los pagará seis meses más tarde, el día de San Juan de 1581". En esos años la villa tenía varias parroquias. San Pedro en Cimavilla y luego San Juan de Tremañes, Santa Cruz de Jove, San Julián de Somió...

Otro libro. Esta vez de Plácido Barrios Fernández y de título "De escribanos a notarios. Apuntes para la historia del notariado español" (2022). Vemos cosas como estas. En Caldones, en el año 1606, Diego Vigil, en su disposición testamentaria, deja claro que cuando muera no quiere que se le entierre de manera que se mezclen sus restos con los de otras personas, que se coloque una "tabla de madera para que cuando quieran sacar mis huesos sepan cuáles son".

Esclavos negros había en Gijón según las actas notariales, por lo menos hasta 1815. Los esclavos negros llevaban marcado en el cuerpo, en la cara o brazos, este símbolo: una "S" mayúscula y cruzándola verticalmente la figura de un clavo. De ahí la palabra "esclavo". En Madrid, en la puerta de la parroquia de San Ginés, calle Bordadores, se ve grabado ese signo. De alguna manera es parecido al símbolo del dólar. Esquemáticamente un S y una I, Sine Iure, Sin Derechos.

Los "escribanos notarios" tomaron en 1776 como patrono a San Ginés porque Ginés en el siglo IV había sido notario militar bajo los emperadores Maximiliano y Diocleciano. Antes los patronos de los notarios eran los cuatro evangelistas, al haber descrito la vida y milagros de Jesucristo.

Los documentos notariales rescatados por Plácido Barrios hablan de esclavos, "herrados en los carrillos con una S y un clavo, y con argolla al cuello". En el siglo XVI los esclavos costaban entre 20 y 80 ducados e incluso podían ser permutados, "se permuta la esclava negra Isabel, de 35 años, por un esclavo negro de 16 años". Los protocolos notariales nos hablan también de asturianos que se enrolaron en un barco corsario que partió de Gijón en el año 1597. Y de otras cosas.

"Yo, García Moçagur, doy a vos, Luis el Cherín, un negro que se llama Francisco de hedaz de honce o doce años e os lo doy por buena guerra e no de paz e con todas sus tachas buenas e malas. E yo, el dicho Luis, doy en el dicho troque a cambio al dicho García un macho de color bayo el cual dicho macho os doy en precio de diez ducados y más dos ducados en dinero. De los cuales dichos dos ducados me tengo por pagado y entregado". Como se ve es el trueque de un esclavo por un caballo.

"Yo, Lorenzo de Morales, vendo a Juan de Herrera una esclava mía, muchacha, blanca, herrada en la barba y en la frente, que se dice Ana y es de hedad de nueve años poco más o menos, la cual os vendo e aseguro sana de enfermedades, eçepto que se mea en la cama, por precio de cuarenta ducados".

Puesto 140

Puesto 140 / LNE

Puesto 140

Mucha carne a la venta vemos en el puesto número 140 del Mercado de San Agustín. Fotografiado por Valentín Vega, la imagen se conserva en la fototeca del Muséu del Pueblu d’Asturies. En el lugar donde –hasta el año 1949– estuvo la iglesia y convento de las madres agustinas, "El Conventín". Allí se levantó el mercado de San Agustín. El callejero anexo nos da pistas: travesía del Convento, calle de San Agustín... Los arquitectos fueron Avelino Díaz y Fernández-Omaña, José Antonio Muñiz y Miguel Díaz Negrete e inaugurado en 1958 ese mercado en realidad nunca llegó a funcionar a pleno rendimiento y se derribó el 25 de marzo de 1996. En la actualidad el solar lo ocupa el Centro Comercial San Agustín, inaugurado en junio de 1998.

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