Uno de los acusados por la brutal pelea a puñaladas de la calle Peñalba, en Gijón, en el juicio: "Soy diestro"

"Soy diestro". Eso fue lo único que dijo este miércoles G. R., uno de los dos acusados por la brutal pelea a puñaladas con un cuchillo de caza en la calle Peñalba en octubre de 2021. Este hombre, al que se le piden siete años de cárcel, lo dijo haciendo uso de su derecho a decir la última palabra en la vista oral celebrada esta mañana en la sección octava de la Audiencia Provincial, con sede en Gijón. Lo hizo así porque cuando le tocó el turno para declarar optó por el silencio. También se acogió a su derecho a guardar silencio R. L., el otro acusado. Este se enfrenta a tres años y seis meses de prisión porque, aunque también trató de matar al que entonces era su amigo, la Fiscalía le reconoce la eximente incompleta por haber actuado en defensa propia.

El juicio quedó visto para sentencia. Declararon los cuatro policías que acudieron a la intervención, a las siete y media de la mañana del 9 de octubre, y los forenses. La Fiscalía se ratificó en las penas de prisión. Es decir, los siete años para G. R. y tres años y seis meses para R. L.. Las defensas, que por el camino retiraron las acusaciones, pidieron la absolución al entender que lo que pasó dentro de ese piso no quedó acreditado en el plenario.

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La sesión estaba fijada para las diez de la mañana. En primer lugar, fueron cuestionados los dos acusados. Ninguno habló. Tras ello, desfilaron delante de los magistrados cuatro policías. Todos contaron lo mismo. Que fueron requeridos a las siete y media de la mañana en la calle Peñalba y que allí se encontraron a una persona encaramada a la ventana del piso en el que sucedieron los hechos "muy nerviosa" porque "había habido una fuerte pelea". Es esta persona, que según uno de los agentes "se había tenido que atrincherar en una habitación" la que tiró las llaves a la calle para que los policías pudieran subir. Allí todos ellos ratificaron que se encontraron a los dos acusados en el hall de la vivienda. Según los agentes, G. R. estaba tirado en el suelo y con el cuchillo de caza debajo del brazo izquierdo y R. L. arrodillado cerca de él. También, a preguntas de la defensa de R. L., ejercida por el abogado Guillermo Calvo, los agentes revelaron que en la mesa de la cocina había botellas de alcohol vacías, un billete de cinco euros enrollado y lo que parecían restos de droga.

Las declaraciones de los agentes no sirvieron para esclarecer los motivos de la supuesta pelea ni tampoco como se desarrolló en realidad. No había más personas que los dos acusados y el que avisó dentro de la vivienda. Sí que se deslizó que anteriormente había habido una mujer, pero no pasó por el juicio. Lo que sostiene la Fiscalía es que G. R., en un momento dado, tomó un cuchillo de caza de 21 centímetros y atacó a R. L. Ante este ataque, R. L. puso la mano para evitar el ataque y sufrió heridas. Luego vino un forcejeo y R. L. logró recuperar el cuchillo. Sin embargo, de nuevo G. R. volvió a tomar el cuchillo y fue entonces cuando R. L. volvió a defenderse y luego a empuñar el cuchillo para "acabar con la vida" de su oponente y así "terminar la pelea". Los Policías aportaron en este aspecto un importante detalle y es que G. R., el que estaba tirado en el suelo, no le vieron las heridas hasta que lo levantaron. Tenía puñaladas en la espalda.

Los forenses, por su parte, se limitaron a decir que, efectivamente, las heridas eran de puñaladas y que estas entrañaron riesgo vital. La Fiscalía elevó a definitivas sus conclusiones pidiendo la condena para ambos en los términos ya mencionados y las defensas hicieron lo mismo, pero pidiendo la libre absolución. Entienden los letrados que no se ha podido aclarar qué fue lo que sucedió esa noche en la calle Peñalba.