Entrevista | Alejandro Navazas Álvarez Director general de Medio Ambiente y Sostenibilidad
"Queremos que Gijón se sienta tan orgullosa del río Piles como de la playa"
"Gijón Ecorresiliente es un macroexperimento para que la ciudad muestre su capacidad de adaptación al cambio climático; toda pequeña acción cuenta"

Alejandro Navazas, director general de Medio Ambiente, junto a la plantación realizada en la calle Alejandro Farnesio de La Calzada dentro del proyecto Gijón Ecorresiliente. / Ángel González
Alejandro Navazas Álvarez (Gijón, 1990), es doctor en Biología, habla cinco idiomas, vive en La Calzada y se mueve en bici por la ciudad. Se fue a Bélgica a ampliar su formación y allí se quedó diez años, los últimos cincos trabajando en la Confederación Europea de las Industrias del Reciclaje. Volvió a su ciudad natal hace unos meses para ocupar el puesto de Director General de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento. ¿Su primera alegría? El equipo. "Yo tenía mucho miedo con eso que me decían en la empresa privada del ‘ya verás ahora con los funcionarios, van a decirte eso no se puede hacer, eso no se hace, eso tal...’, pero me he encontrado un equipo muy dinámico, muy implicado y siempre dispuesto a probar cosas nuevas. Es una maravilla trabajar con ellos", confiesa.
–Estar en La Calzada es pensar en contaminación. ¿Qué hace el Ayuntamiento para frenarla más allá de encargar nuevos estudios?
–La calidad del aire en La Calzada ha mejorado muchísimo desde 2014, cuando la contaminación era verdaderamente un problema, con las estaciones disparadas superando los valores límites fijados por la administración. Hoy en día no es así, estamos dentro de los márgenes de la ley. Pero es verdad que sigue existiendo un descontento general por las partículas sedimentables. Es la diferencia entre lo que se ve y lo que no se ve. Lo que no se ve está controlado, y estamos dentro de los márgenes de la ley, pero para lo que se ve no existe una regulación.
–¿Y qué hay que hacer?
–Queremos mejorar la limpieza y seguir monitoreando todo lo relativo a la contaminación en la zona oeste. Estamos dentro de la normativa, pero es verdad que las instituciones europeas van a apretar esos límites y necesitamos estar alerta. El Ayuntamiento quiere ser proactivo. Encargar un nuevo estudio sobre las partículas sedimentables no es entretener el diálogo social, es tener información para reaccionar ante lo que viene.
–Se entiende que hay contaminación, pero el protocolo no se activa en la zona oeste...
–No se activa porque cumplimos. Por eso en el Ayuntamiento lo que hemos tomado es la iniciativa de modificar ese protocolo para que se pueda activar con más rapidez. Ahora, activarlo no solo depende de que se superen los valores, también de ciertas condiciones meteorológicas. Esas las vamos a quitar para conseguir una activación más temprana del protocolo.
–¿Las industrias están cumpliendo con sus obligaciones?
–Sí, se ve tanto en la barrera construida por el puerto para los acopios de carbón como en la comunicación que tenemos con Arcelor. Todo el mundo tiene que cumplir su labor. El Ayuntamiento no puede entrar en la decisión de Arcelor de quedarse o marchar, pero lo que queremos es que si se queda, sea bajo las condiciones ambientales más estrictas.
–¿Es tan importante el vial de Jove para eliminar polución como piensan los vecinos?
–Si los camiones no pasan por Príncipe de Asturias tendrán que pasar por otro sitio, y sin soterramiento lo único que se hace es trasladar el problema. Se trata de ver la población afectada en cada caso y el impacto para la ciudad. En Príncipe de Asturias no hay solo un problema de contaminación atmosférica que hay que atajar. También de ruido, que en eso los niveles sí exceden la normativa.
–¿Microactuaciones verdes como las que se impulsan en La Calzada y otros barrios con Gijón Ecorresiliente son un freno útil de la contaminación?
–Mejorar la calidad ambiental es invertir en salud pública, en calidad de vida y en el desarrollo sostenible de la ciudad. Esa es la dinámica de la concejalía y en ese sentido Gijón Ecorresiliente es un macroexperimento para que la ciudad muestre su capacidad de adaptación al cambio climático. Cuantas más plantas metas, más fotosíntesis, más producción de oxígeno, más depuración obtienes, porque las plantas actúan como filtros... Toda pequeña acción cuenta. Lo que ha pasado en todas las ciudades, pero en Gijón es sangrante, es que hemos adaptado la naturaleza a la ciudad, y la idea es que la ciudad se debe adaptar a la naturaleza. Eso es Gijón Ecorresiliente.
–¿Seguirán ese tipo de acciones cuando se acaben los fondos europeos que ahora las financian?
–Estamos trabajando en buscar más subvenciones, y como se premia la experiencia en proyectos previos, creo que vamos a seguir subidos al tren del dinero de Europa. Y si no los conseguimos, así seguiremos, igual, porque invertir en medio ambiente es invertir en salud pública. Lucharemos para que la concejalía tenga el presupuesto que se merece. Estamos hablando, para empezar, del mantenimiento de cuatro millones de metros cuadrados de zonas verdes, a las que se añadirá medio millón más con Gijón Ecorresiliente.
–El otro gran plan en marcha con dinero de Europa es la renaturalización del río Piles...
–Quizás mucha gente no lo entiende, pero el río pasaba por allí. Fuimos nosotros los que le pusimos límites, y desde el Ayuntamiento lo que sentimos es que tenemos la responsabilidad absoluta de intentar devolver al río lo que es suyo.
–¿En qué va a consistir esa segunda fase en la que se trabaja?
–Estamos aún en conversaciones con la Fundación Biodiversidad y con el Patronato Deportivo Municipal, porque queremos encontrar la mejor solución para aunar los compromisos que tiene Gijón en ese entorno en cuanto a ofrecer deporte pero, al tiempo, darle más cabida al río.
–¿Cómo afectaría entonces esa segunda fase del Piles a la actividad en Las Mestas?
–El Patronato tiene allí actividades que, sin ser continuas, ocupan mucho espacio. Estamos hablando con ellos para ver cómo integrar todas esas actividades deportivas en la mejora del río. Y con la Fundación Biodiversidad para ver lo que es subvencionable.
–¿Servirá de algo la renaturalización en marcha si no hay una renovación de los colectores de la zona?
–El agua no fluía libremente por el Piles, y lo que hacemos ahora es que fluya, pero bien. El agua tiene que ir limpia, y para eso se necesita el trabajo paralelo de la EMA reparando los colectores. Es la combinación de las dos medidas lo que va a garantizar la calidad del agua de la playa, que es un objetivo muy importante del proyecto, pero no es el único. También queremos poner en valor el río Piles, que la gente se sienta tan orgullosa del río Piles como de la playa de San Lorenzo. Tenemos el orgullo de ser una ciudad de mar, pero tenemos un río que es una pasada, y no estamos sabiendo sacarle el partido que se merece.
–¿Se mantienen las labores de control de vertidos al río en el entorno?
–Eso es prioritario, no nos podemos relajar. Las inspecciones siguen y hay que incrementar la pedagogía sobre mantener el río limpio.
–Aunque no vaya en el presupuesto desde su concejalía, se asegura que habrá 1,6 millones el año que viene para el Canal del Molín.
–Aquí el problema es el mismo, el agua no fluye libremente, y eso genera que no se oxigenen las lagunas. Ahora se les aplica oxígeno de forma artificial, pero necesitamos que sea un sistema vivo, y esa obra es esencial. No queda más remedio que encontrar el dinero.
–¿Qué planes tienen para Isabel la Católica?
–Vamos a seguir haciendo conservación del parque y, en breve, un estudio tomográfico de todos los árboles. Ese estudio estará cerrado en un par de meses y nos dará información sobre la situación de los árboles, porque tuvimos la caída de un par de ellos que nos sorprendió. Por eso la necesidad de ese estudio.
–El parque Electra o la plazuela de San Miguel son ejemplos donde se les recriminó talar árboles. ¿Hay talas indiscriminadas?
–Lo primero que tiene que quedar claro es que talar un árbol es un drama en el servicio de parques y jardines; cuando hay solución para no talarlo, no se tala. Pero tenemos que entender que aunque hayamos desarrollado sentimientos hacia ellos, hay veces que los árboles que se plantaron en su día no eran los idóneos y que los árboles envejecen y enferman. No hay talas indiscriminadas, los que se talan es por motivos de seguridad. Se ha plantado más que en los últimos años y para el que viene tenemos un contrato con 347 árboles.
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