ArcelorMittal suspende los proyectos de hornos de reducción directa en Europa, incluido el de Gijón

La compañía considera que no se dan las condiciones para acometer la inversión, que permitiría sustituir los hornos altos por procesos verdes y mantener la condición integral de las plantas

Hornos altos de Arcelor en Veriña (Gijón).

Hornos altos de Arcelor en Veriña (Gijón). / JUAN PLAZA

ArcelorMittal deja en suspenso y aleja la posibilidad de llevar a cabo sus planes de inversión en hornos de reducción directa de mineral de hier ro (DRI)mediante el uso de hidrógeno verde y transitoriamente gas natural para sustituir hornos altos en Gijón, Francia, Bélgica y Alemania.

En una comunicación pública, la multinacional europea del acero y segundo productor mundial señaló esta mañana que, aunque todos los países en los que se proyectaban estas inversiones “ofrecieron ayudas para la financiación de estos proyectos, con la aprobación de la Comisión Europea”, las inversiones en DRI “se basaban en la premisa de una combinación favorable de avances en el plano político, tecnológico y de mercado que facilitarían las inversiones en descarbonización ayudando a compensar el significativo aumento de costes de capital y de explotación que conllevaría esta estrategia de transición. Ello incluía la posibilidad de utilizar gas natural hasta que e hidrógeno verde resultase competitivo”.

Sin embargo, agrega la empresa, ”los entornos político, energético y de mercado en Europa no han avanzado en una dirección favorable. La evolución de la situación con respecto al hidrógeno verde, para que constituya una fuente de energía viable, se está produciendo de manera sumamente lenta y la producción de prerreducidos de hierro basada en el uso de gas natural en Europa aún no resulta competitiva como solución provisiona”.

Añade que el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono para proteger a la producción europea de la entrada masiva de acero extracomunitario a precios muy bajos y que no está gravado en origen por las emisiones de CO2, “presenta importantes deficiencias” y “es preciso reforzar las medidas de protección comercial en respuesta al aumento de las importaciones provocado por la sobrecapacidad de producción en China y existe limitada disposición por parte de los clientes a asumir un sobrecoste por la compra de acero con bajas emisiones de carbono”.

La multinacional no declara el abandono definitivo de los DRI (que permitirían descarbonizar el proceso siderúrgico sin renunciar a la producción integral de acero en aquellas plantas como las asturianas que acometen el ciclo completo), pero aparca y deja en la incertidumbre a muy largo plazo su ejecución.

Arcelor sostiene que “antes de adoptar decisiones finales sobre las inversiones es preciso disponer de plena visibilidad respecto al entorno politico, que deberá asegurar que la producción siderúrgica con mayores costes pueda ser competitiva en Europa en ausencia”, dice, de la aplicación de un precio a las emisiones de carbono “a escala mundial” que iguale las condiciones de costes ambientales entre el acero europeo y el de otros orígenes.

El horno de reducción directa (DRI) de Gijón estaba llamado a sustituir el horno alto B, que está al final de su vida útil y cuyo cese de actividad, que podría ocurrir en 2026, dejará mermada la capacidad productiva del complejo fabril asturiano al pasar a contar solo con el horno A.

El DRI, de 2,3 millones de toneladas de capacidad, iba a suponer una inversión de más de 798,61 millones, según la previsión anunciada el 13 de julio de 2021 por la compañía, cuando la familia Mittal y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentaron el proyecto de Gijón, y para el que el Gobierno de España aprobó una subvención de 450 millones el 5 de abril de 2023 con cargo al Perte de Descarbonización, previa autorización de la Comisión Europea el 17 de febrero de 2022.

Al igual que el DRI de Asturias, los Gobiernos de Francia, Alemania y Bélgica también aprobaron subvenciones para plantas similares en las factorías de Dunkerque, Bremen y Gante, que ahora también quedan en suspenso.

La compañía señaló que por el momento proseguirá con “los trabajos de ingeniería” de los DRI, “así como con el análisis de un enfoque gradual que consistiría en comenzar, como primer paso, por la construcción de hornos de arco eléctrico, que también pueden alimentarse con chatarra para reducir significativamente las emisiones”, dado que “mantiene”, señaló, “su compromiso de descarbonizar sus procesos y alcanzar las cero emisiones netas con el horizonte de 2050”.

Entre las actuaciones que siguen su curso figura la construcción del nuevo horno eléctrico híbrido de Gijón, que reemplazará a la actual acería de la factoría de Veriña, que alimenta de acero las líneas de productos largos (carril y alambrón). La obra comenzó en mayo y se pretende que la instalación entre en servicio en el primer semestre de 2026, con una capacidad de 1,1 millones de toneladas y permitirá reducir las emisiones de CO2 en un millón de toneladas equivalentes.

El horno eléctrico permitirá el consumo como materia prima tanto de chatarra reciclada como de prerreducidos de hierro –de aquí su condición híbrida–, pero en ausencia de un horno DRI que elabore los prerreducidos “in situ”, la previsión es que las plantas europeas tengan que importarlos de las factorías de ArcelorMittal en América del Norte y Brasil, lo que mermará la autonomía y capacidad de autoabastecimiento del complejo fabril asturiano.

En el caso de la factoría de Sestao –que estaba previsto que recibiese prerreducidos desde Asturias una vez que entrase en producción el DRI de Gijón–, Arcelor mantiene el propósito de aumentar a 1,6 millones de toneladas anuales la producción en la planta de productos planos en Sestao (España), donde cuenta con dos hornos de arco eléctrico. “Estamos logrando notables avances en nuestras actuaciones dirigidas a aumentar” la capacidad. “Una vez que hayamos concluido esta ampliación, gran parte de la capacidad de la planta se destinará a la producción de nuestro acero XCarb reciclado y producido de manera renovable, un acero con bajas emisiones de carbono”, indicó el grupo.

La multinacional compromete que la postergación de la decisión final sobre las inversiones en DRI en Europa “no afectará a la capacidad de la sociedad para dar respuesta a la demanda de acero con bajas emisiones de carbono por parte de los clientes, dado que el proyecto de remodelación de la planta de Sestao supondrá un sustancial incremento de la capacidad de la empresa para fabricar productos planos de acero con bajas emisiones de carbono”.

En paralelo, la siderúrgica reiteró que “mantiene su compromiso con respecto a todas las tecnologías que ofrecen el potencial de impulsar la transición del proceso siderúrgico hasta lograr niveles de emisiones casi nulos”. Se trata, entre otras, de la tecnología de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), aunque la empresa alerta de que, “al igual que en el caso del hidrogeno verde, es probable que esta tecnología no suponga un efecto significativo hasta después de 2030”. ArcelotrMittal ya cuenta con una instalación de CCU a escala industrial operativa en su planta de Gante (Bélgica), así como de dos proyectos piloto en fase de desarrollo también Gante y otro proyecto piloto que concluyó en Dunkerque (Francia).

Aditya Mittal, consejero delegado de ArcelorMittal y miembro de mayor grupo accionarial de la multinacional, expresó que “ArcelorMittal mantiene su pleno compromiso con la descarbonización” y reiteró el objetivo de alcanzar las “cero emisiones netas en el horizonte de 2050, pero preciso que “la manera” en que lo logre la compañía “podría ser diferente de lo anteriormente anunciado”. 

Aditya Mittal agradeció “el apoyo ofrecido hasta la fecha por los diversos Gobiernos para ayudar a acelerar este proceso”, pero considera que “la magnitud del reto que ello supone requiere nuevas iniciativas de ámbito político para asegurar la viabilidad de mayores inversiones”. “Hubiéramos deseado avanzar con mayor celeridad, pero la realidad es que aún no se ha establecido el marco regulatorio necesario para apoyar la justificación económica de las inversiones”. “Confío”, dijo, “en que se introducirán nuevas políticas que favorezcan una transición más rápida. El Plan Industrial del Pacto Verde y el Plan de Acción para el Sector Siderúrgico y Metalúrgico, y la legislación que se derive de los mismos, serán importantes, como también lo será un marco normativo que estimule la demanda”. Y explicó como trasfondo de la decisión de postergar los DRI en Europa: “Aunque efectivamente tenemos clientes que desean utilizar acero con bajas emisiones de carbono, aquellos que están dispuestos a pagar un sobrecoste por ello son realmente una minoría”. 

El aún elevado coste de producción del hidrógeno verde, la ventaja competitiva del acero extracomunitario que no paga en sus países de origen derechos por la emisión de CO2 –como sí ocurre en la UE–, la baja demanda actual por la debilidad de la actividad fabril europea, la masiva entrada de acero extracomunitario a bajo precio y un horizonte de próximos aranceles promovidos por Donald Trump en EE UU con su regreso en enero a la Casa Blanca dibujan un escenario adverso para acometer las enormes inversiones que requeriría el despliegue de plantas de DRI en las factorías integrales de la multinacional en España, Francia, Bélgica y Alemania.

Tracking Pixel Contents