Una queja recurrente en la ciudad

Los grafitis de alto coste económico y "estético" que colman la paciencia de los gijoneses

Emulsa realizó 853 actuaciones de limpieza en 2024 e invirtió 1.074 horas de trabajo efectivo en las labores: "Es una problemática reiterada y constante"

Los grafitis colman la paciencia de los vecinos de Gijón: "Afean los barrios"

VÍDEO: Sergio García / FOTO: Juan Plaza

Año nuevo, problema enquistado. La proliferación de grafitis en las calles y espacios públicos de la ciudad ni mucho menos se ha atajado pese a los esfuerzos de Emulsa, que en 2024 llevó a cabo 853 actuaciones de limpieza de pintadas en Gijón, que combinadas sumaron 1.074 horas de trabajo efectivo, por las 842 de 2023. Lejos quedan, eso sí, las fatídicas cifras de 2021, con 1.500 actuaciones y 1.568 horas dedicadas a "borrar" las pintadas. En 2024, Emulsa atendió 6.499 metros cuadrados. "Estos grafitis afean los barrios", lamentan los vecinos.

Los lamentos también se producen desde Emulsa. "Los vecinos de Gijón tenemos que pagar una elevadísima factura por la falta de civismo de unos pocos", asevera Rodrigo Pintueles, concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad y presidente de la empresa pública, que califica esta problemática como "reiterada y constante". "Emulsa se ve obligada a destinar más de 100.000 euros de su presupuesto anual a la eliminación de pintadas vandálicas", destaca Pintueles. En Laviada, no es extraño toparse con pintadas en edificios o portones de garajes. "El centro de salud está lleno", señala Cristina Urretxo mientras pasea por la calle Carlos Marx, con un enorme grafiti a su lado. "Los garajes nunca han estado tan mal como ahora", sostiene la vecina, que denuncia el "descontrol" de la situación. Su marido, Jesús Beamonte, se une a las críticas. "Estéticamente es deplorable", remarca. "Algunos son obras de arte, aunque otros son cutres y antiestéticos", opina María José Palma, a la que le parece "terrible" que haya pintadas en la zona de los portales. No le incomoda que Gijón tenga este tipo de imágenes en sus calles, pero siempre y cuando exista "permiso del Ayuntamiento".

En los últimos tiempos, Cimavilla se ha convertido en una suerte de lienzo al aire libre para los "grafiteros". "Es el principal barrio perjudicado, donde se localizan el 37% de las actuaciones de eliminación", afirma Pintueles. "Hay pintadas bonitas y que son arte, pero otras son una guarrada", esgrime Juan Amengual, que insta a actuar contra estas "chiquilladas". "Es una falta de cultura y de respeto por todo", subraya Amengual, que reivindica "más vigilancia".

Caminando con su perra "TKA", Tasio Guerras, vecino del Polígono, contempla, molesto, cómo varias pintadas "decoran" la fachada de la iglesia de la parroquia de San Pablo Apóstol. "Es una vergüenza", manifiesta Guerras, que afirma que los trabajadores de Emulsa "no dan abasto". "Hay que poner coto a esto", indica Guerras, que aboga por "concienciar" a la ciudadanía para evitar este "vandalismo generalizado".

"No es lo mismo alguien que ponga cualquier tontería que un artista que alguien hacer grafitis de verdad y haga un dibujo más artístico", expone César Muñoz, vecino de la calle Instituto para el que la existencia de tantas pintadas "no da buena imagen". Muñoz es partidario de inculcar "civismo" en quienes realizan las pintadas. "Seguramente a quienes pintan no les gustaría que les hicieran lo mismo en el portal de su casa", recalca César Muñoz a la entrada del aparcamiento de la plaza del Instituto, cuyo cartel está precisamente "tachado" por grafitis, que siguen suscitando quejas de todos los colores.

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