Las dificultades de una centenaria empresa asturiana

Duro Felguera pone a la venta su sede para aliviar sus tensiones financieras

La ingeniería, acuciada por su millonario litigio en Argelia, oferta su edificio para seguir ocupándolo en régimen de alquiler y continuar residenciada en Gijón

Sede central de Duro Felguera, en el Parque Científico y Tecnológico de Gijón. |

Sede central de Duro Felguera, en el Parque Científico y Tecnológico de Gijón. |

Yago González

Yago González

Duro Felguera ha puesto a la venta su sede central, ubicada en el Parque Tecnológico de Gijón, para posteriormente seguir ocupando el edificio en régimen de alquiler y así mantener su sede social en la ciudad asturiana, según confirman a este periódico fuentes conocedoras de la operación. Con esta medida, que ya se había explorado hace una década, la ingeniería aspira a obtener liquidez inmediata con la que aliviar sus tensiones financieras, agudizadas por el litigio millonario que libra en Argelia y que la han llevado a acogerse al preconcurso de acreedores para abordar una "reestructuración" de su deuda y su negocio.

"La compañía está en un proceso de desinversión de activos no críticos para mejorar la capacidad financiera del grupo. En ello se enmarca la operación financiera de venta y arrendamiento posterior (‘sale & leaseback’, en la jerga del sector inmobiliario) de la sede", explicaron las fuentes consultadas.

La ingeniería asturiana, que arrastra desde hace años problemas de tesorería y que en 2021 fue rescatada por el Estado con un préstamo de 120 millones de euros, se acogió el pasado diciembre al preconcurso de acreedores. Los accionistas dominantes de la compañía –los grupos mexicanos Prodi y Mota-Engil México– optaron por esa vía después de provisionar casi 99 millones de euros para pertrecharse en caso de que su litigio en Djelfa (Argelia) –donde han paralizado la construcción de una central de ciclo combinado– les resulte desfavorable, ya que el contratista, la empresa estatal argelina Sonelgaz, les reclama 413 millones en compensaciones.

La provisión de 99 millones ha obligado a la compañía asturiana a reformular sus cuentas desde 2022, lo que ha disparado su patrimonio neto negativo desde los 155,53 hasta los 254,81 millones. Aunque Duro rechaza la exigencia de Argelia –la semana pasada presentó su escrito de oposición ante la Cámara de Comercio del país norteafricano– y, de hecho, reclama a su vez al contratista 200 millones por daños y perjuicios, la firma de ingeniería está acometiendo un proceso de "reestructuración" con el que deshacerse de activos y ganar liquidez.

Ese es el contexto en el que se realiza la operación inmobiliaria de Gijón, para la que la empresa ha recurrido a una agencia especializada. El edificio está en oferta "y se consideraría si aparece una buena propuesta", señalan las fuentes consultadas. "Este tipo de operaciones consisten en la venta de un activo para seguir ocupándolo en régimen de alquiler; al final del contrato de alquiler existe la opción de compra, aunque hay muchas modalidades y tipos de acuerdo", explican.

Desde 2009, Duro tiene sus oficinas centrales en el edificio situado en el Parque Tecnológico gijonés. En sus 13.791 metros cuadrados de superficie útil se ubican los departamentos corporativos y las líneas de Energía y Plantas Industriales. En el edificio trabajan unas 400 personas, del total de 1.500 con que cuenta aproximadamente la empresa.

No es la primera vez que Duro trata de vender el inmueble para mejorar su liquidez. En 2016, cuando también atravesaba un escenario adverso, la empresa lo puso en venta bajo la condición de poder seguir ocupándolo en arrendamiento. Se trata de un recurso habitual en muchas compañías y bancos para generar recursos garantizándose el uso de las instalaciones a largo plazo.

De hecho, en 2018 la compañía hizo lo propio con los dos edificios que entonces tenía en Madrid: su sede corporativa, localizada en el área empresarial del Campo de las Naciones, y un centro de oficinas en el municipio de Las Rozas. La venta, con la que Duro obtuvo unos 30 millones de euros, obligó a reubicar a un centenar de empleados en la sede de Gijón.

Siete años después, la empresa continúa en dificultades, esta vez bajo una nueva dirección. En abril del año pasado, Prodi y Mota Engil-México se convirtieron en los accionistas mayoritarios, y el último reducto de asturianía que quedaba en la cúpula se extinguió en noviembre con la dimisión del consejero delegado, el gijonés Jaime Argüelles, por "diferencias" con los nuevos propietarios. Previamente habían renunciado otros directivos y la empresa había concluido un ERE con 68 salidas.

El hasta entonces vicepresidente, el mexicano Eduardo Espinosa, fue designado presidente, sustituyendo a su compatriota Jaime Isita, que ahora es el número dos. La compañía está en un proceso para seleccionar a un nuevo consejero delegado, por lo que de momento todas las competencias ejecutivas recaen en la Comisión Ejecutiva del consejo de administración.

Actividades esenciales

Tal como informó este periódico, el plan de reestructuración de los accionistas mexicanos pasa por concentrar la empresa en dos grandes actividades consideradas esenciales: su condición de ingeniería de proyectos "llave en mano" –lo que en el argot del sector se denomina "epecista"– y los montajes. Algunas voces dentro de la compañía creen que "hay líneas de negocio que no tienen sentido".

La otra gran fortaleza del grupo, a juicio de los propietarios, es el taller de calderería pesada de Gijón, el llamado Tallerón, que cuenta con 150 trabajadores. No obstante, esta división está en pérdidas –entre 5 y 7 millonesde euros en los últimos ejercicios– y la dirección de la empresa considera que su capacidad no está siendo suficientemente aprovechada, por lo que se está explorando la captación de posibles inversores que sean capaces, por su especialización, de desarrollarlo y potenciarlo.

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