La figura de la semana | Llorián García Flórez Musicólogo y gaitero

Llorián García, el doctor de la gaita

Acaba de lograr la máxima calificación de la Universidad de Oviedo con su tesis "Acustemoloxía de la nueche en danza", la primera sobre música escrita en asturiano

Llorián García Flórez.

Llorián García Flórez. / Mortiner

A. Rubiera

A. Rubiera

Llorián García Flórez (Gijón, 1987) es musicólogo formado en la Universidad de Oviedo, en la Nova de Lisboa y en la Universidad de Columbia de Nueva York. Y gaitero desde que a los 12 años arrancó sus primeras notas con la ayuda de Berto Turulla. También toca el violín. Además, es un avezado investigador al que últimamente le motiva buscar y reconocer la relación entre el sonido, el arte y el territorio.

Con 25 años sacó un sobresaliente con su tesina sobre "Gaiteres y pandereteros. Género, transgénero y poder en la música tradicional asturiana", donde puso el foco en los clichés y lastres de género que aún rigen en la música popular. Ahora acaba de superar con creces aquella tesina defendiendo y ganándose un sobresaliente "cum laude" con la primera tesis de música escrita en asturiano. Titulada "Acustemoloxía de la nueche en danza: descripción etnográfica y recursividá". Toda una revisión del fenómeno de las noches en danza, el movimiento que ha reactivado el baile tradicional convirtiendo lo que durante años fueron exhibiciones normativas en una actividad improvisada, de ocio y participación. Y que dice mucho sobre el papel que tienen en la actualidad la música y el baile tradicional.

Premio extraordinario

Ahora Llorián García Flórez, el gaiteru de Caldones, el fíu de Nieves Flórez y del "mayestru" de Vega, Xosé María García –uno de los primeros profesores de Llingua Asturiana, también conocido por su nombre de monologuista, "Llábana"–, es doctor en Historia del Arte y Musicología por la Universidad de Oviedo y su investigación está nominada al premio extraordinario de doctorado.

A nadie le extrañan esos niveles de solvencia que va alcanzando. Porque Llorián García siempre ha apuntado maneras para ser un intelectual de referencia, un filósofo que hace pinitos cantando tonada y que está dispuesto a teorizar sobre cualquier cosa que rodee al folckore tradicional asturiano. Pero lejos de estudiarlo solo en su dimensión histórica, lo que le interesa es su puesta en contexto, el del tiempo que a él le ha tocado vivir.

Ese nivel de reflexión ya lo demostró siendo un pequeño alumno del colegio Jacinto Benavente de Vega, donde su jornada escolar incluía el tiempo del comedor. No es que le gustara mucho ir a la escuela –había demasiado que hacer y descubrir en su parroquia natal de Caldones–, pero menos que nada le gustaba quedarse a comer allí. Así que alguno le oyó soñar con "una ‘palona’ que venga y tire abajo el comedor", su solución para que los niños pudieran comer todos los días, como él, en casa con su "güela".

"Verdasca", "Dixebra" y la misa de gaita

Fue un estudiante trabajador y muy constante. Dos cualidades que le han acompañado siempre. Habría que añadir que tiene interés enciclopédico. De ahí que todos los ámbitos posibles de aproximación a la música, su pasión, y al folklore popular los ha experimentado Llorián García desde dentro.

Ha formado parte desde bien neñu de escuelas de música tradicional; de alguna que otra banda de gaitas; ha sido impulsor de grupos folk juveniles, como "Verdasca", con el que ganó el concurso de muestra de folklore "Ciudad de Oviedo" y quedó en segundo lugar en el Festival Intercéltico de Lorient. Lleva años integrado en el grupo de rock "Dixebra", ha tocado con una banda bretona –exprimió la línea naviera Gijón-Nantes todo lo que pudo– y ha sido y es pareja artística de Mari Luz Cristóbal, con la que ha llevado, de la mano de la Fundación Valdés-Salas, la misa de gaita por Asturias y por el mundo, incluido el Vaticano. Versatilidad en grado máximo.

Comisario de Rodrigo Cuevas

Algunos asociarán su nombre a uno de los grandes éxitos expositivos del último año en Asturias. Junto a Ricardo Villoria, Llorián García ha sido el comisario de la muestra "Rodrigo Cuevas, la gracia de la agitación folklórica", recién cerrada en Laboral Centro de Arte. Hace años que Llorián García conoce a Cuevas, lo que ha facilitado que pueda mostrar su particular universo al mundo. Pero también le ha usado, y así lo explica el propio García, como una chispa para prender en el alma de muchos asturianos. "Poner en el centro de la exposición la ‘gracia’ es una forma de pensar de forma genuina ‘con’ Rodrigo, pero también de decir que los saberes tradicionales pueden ser tan interesantes y sofisticados como las más elevadas conceptualizaciones del Arte", explicó en un reportaje publicado sobre la muestra.

Todo lo que la música y la cultura tradicional ha ganado con Llorián García hay que decir que lo perdió el fútbol. Porque siendo nenu y jugador del Camocha, rompió un brazo en un partido y fue el momento que aprovechó su padre para alentarle a que aprendiera a tocar la gaita, viendo como veía cuánto se esforzaba el guaje (hasta el punto de sufrir desmayos de sobreesfuerzo) sin que aquello le cundiera mucho.

Bendito brazo roto, dirán ahora algunos. Porque Llorián García, dotado con una increíble fuerza de voluntad y capacidad de trabajo, sí que traía incorporada "de fábrica" la sensibilidad artística, cultural y musical que le ha convertido en un nombre de referencia en los ambientes intelectuales y de reflexión sobre la identidad astur. Aquel guaje que cuando viajaba con sus padres siempre quería entrar en museos, en iglesias, y que desde bien pequeño estaba pegado al guía en las visitas culturales, es ahora un hombre al que merece la pena escuchar.

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