Los expertos avalan reimpulsar el valor histórico de Tabacalera, un proyecto cultural clave para Gijón

"Será un espacio vivo", dicen entidades e historiadores sobre el futuro Museo de Gijón, para el que piden más protagonismo de la era fabril

Una visita guiada por la planta baja de Tabacalera el año pasado, con el pozo romano en primer término.

Una visita guiada por la planta baja de Tabacalera el año pasado, con el pozo romano en primer término. / MARCOS LEÓN

Gijón

A historiadores y entidades vinculadas al patrimonio local les interesa especialmente cuál será el encaje del futuro Museo de Gijón que conformará la planta baja de Tabacalera tras su gran reforma. El plan de esta obra, que tal y como publicó ayer LA NUEVA ESPAÑA acaba de terminar su fase de revisión por parte del gobierno local –lo que permite fijar como fecha esta primavera para licitar la actuación–, incluye ahora novedades para este espacio, que conservará más elementos de los previsto inicialmente, y que a juicio de los expertos supone tanto un acierto como, también, una suerte de compensación por el "intervencionismo" de las obras de consolidación del inmueble, que eliminaron buena parte de los elementos industriales del edificio.

Esto último es lo que sostiene, al menos, el historiador Héctor Blanco, que, aunque considera prematuro valorar el contenido de un Museo de Gijón aún por concretar públicamente, sí cree que el punto de partida ya no es el mejor. "De la fábrica, en realidad, solo queda el puente grúa que está en la capilla y poco más, al menos, que se pueda ver a simple vista. Espero que puedan poner imágenes de esos años o recuperar alguna pieza si se ha conservado. Las obras de consolidación creo fueron excesivamente agresivas; lo vaciaron todo", cuenta.

Ángel Mato, también historiador, añade que el valor museístico de la era industrial de Tabacalera es más hondo del que podría parecer en un inicio. "Todo edificio tiene una historia, pero en este caso su historia es la de la ciudad: habría que buscar la manera de dar con un espacio integrado (en el resto del complejo) que hable de la propia fábrica y, especialmente, de las cigarreras", señala el experto, que ha investigado la evolución de la vieja fábrica de tabacos y es, por tanto, buen conocedor de su valor sociocultural. Recuerda que estas cigarreras, que llegaron al rozar los dos millares en los años de mayor actividad, fueron pioneras en muchos sentidos: "Tenían ventajas impensables, como poder elegir su horario para poder conciliar, y la captación de empleo era muy familiar; las madres formaban a sus hijas. Hay muchas curiosidades así que merece la pena repensar y contar bien".

La idea del gobierno local, que ya había anunciado su intención de darle un espacio propio a las cigarreras, parece ir ahora en esta línea: en el nuevo plan revisado –pendiente del último visto bueno del Principado para culminar su tramitación– se mejoran los criterios de conservación de las ruinas romanas y se apuesta por mantener elemento que puedan tener valor expositivo. Un ejemplo podría encontrarse en el mismo patio donde apareció el pozo, ya que además de los restos romanos en las paredes se aprecian los arcos del viejo patio de monjas de tiempos barrocos y las ventanas cuadradas que dieron servicio a los obreros de la fábrica. Detalles como estos serán los que se introduzcan ahora en el plan de musealización.

A Julián Jiménez, presidente de la Asociación de Amigos de los Museos Arqueológicos (AMAG), la noticia de que el plan de Tabacalera ya está revisado con mejoras para su Museo de Gijón también le hace especial ilusión. "Ese museo va a ser fundamental para contar la historia local. Y era muy importante garantizar que en esa planta baja se respeta la parte arqueológica. Ese espacio es ya un museo vivo en sí mismo, un museo de sitio, y hay varias fórmulas que permiten garantizar la conservación de los restos sin que desarmonice con el resto del edificio", opina.

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