Fallece a los 86 años el médico Inocencio Fernández, histórico cirujano jefe de la plaza de toros de Gijón

"Fue un gran médico y un pionero", destacan los compañeros de profesión del facultativo, muy ligado a Gijón

Inocencio Fernández.

Inocencio Fernández.

S. F. L.

Inocencio Fernández González, histórico cirujano jefe de la plaza de toros de El Bibio, falleció este lunes a los 86 años de edad. El facultativo, aunque nacido en Cuviella y criado en Oviedo, desarrolló toda su carrera profesional en Gijón, ejerciendo como especialista de la sanidad pública en el viejo centro de especialidades de Puerta la Villa y posteriormente en Pumarín, y también como cirujano de gran prestigio en la sanidad privada. "Tuvo una vida larga y plena", se consuela su hija, Cristina Fernández, también médico. Fue cirujano jefe de la plaza desde 1972 y hasta 2006.

Uno de los grandes admiradores de Fernández era y es el médico Roberto Veiga, que se adentró como cirujano en El Bibio gracias al ahora fallecido. "Fue mi jefe muchos años y me metió en el mundo de los toros. En el 85 él era jefe y me metió como ayudante en la plaza, donde sigo. También trabajé con él en la Casa del Mar y en la privada. Operamos mucho en Cruz Roja, en Begoña, en el Covadonga. Fue un gran médico y un pionero, porque se había formado en Alemania", cuenta.

Como anécdota, recuerda Veiga que Fernández siempre contaba que al regresar a España después de esa formación en el extranjero se topó con una Asturias menos avanzada en cuanto a técnicas traumatológicas, y que trató de realizar fijaciones óseas con clavos comprados en un almacén de material quirúrgico. Su hija aclara que Fernández se formó en cirugía y en traumatología (en la época era habitual que un médico estudiase dos especialidades) y que decidió asentarse en Gijón en vez de regresar a Oviedo por la sensación de crecimiento que vivía la ciudad en aquellos años.

Veiga recuerda a Fernández como un hombre bueno y cariñoso, como uno de esos médicos que caen bien a los pacientes. También era muy deportista, sobre todo de juegos de raqueta. Con su esposa Helge Schmitz, fallecida hace años, tuvo siete hijos: Eloy, Enrique, Cristina, Marisol, Miguel, Susana y Pedro, este último fallecido recientemente. Su familia y sus allegados lo despidieron en la tarde de este martes en la iglesia parroquial de Somió.

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