La figura de la semana
Irene Menéndez Rancaño, una abogada conciliadora y paciente
La nueva vicedecana del Ilustre Colegio de la Abogacía de Gijón, experta en la rama matrimonialista, es una mujer con gran capacidad de trabajo, habilidad para detectar los problemas y también para solucionarlos
Recién apuntada a yoga, es aficionada al deporte, muy seguidora del Sporting y su música favorita es la de los "Pixies" y Alaska

Irene Menéndez Rancaño / Mortiner

Conciliadora, paciente, trabajadora, inteligente, con intuición para detectar los problemas y con la suficiente eficacia para luego solucionarlos. Esos son algunos de los atributos que emplean los que más quieren a Irene Menéndez Rancaño para describir a la flamante vicedecana del Ilustre Colegio de la Abogacía de Gijón. Un cargo que asume esta abogada experta en la rama matrimonialista para sustituir a Graciela Lagunilla siendo la mano derecha de Benigno Villarejo. Pero un rol, el de asumir responsabilidades en la junta de gobierno del Colegio que no le es ajeno ya que, en los últimos cuatro años, ya dio el paso para ser la diputada cuarta de la junta directiva. Novel practicante de yoga, pero deportista aficionada con ya dilatada trayectoria, madre y esposa la vida de Irene Menéndez Rancaño suena a ritmo de los "Pixies" y de Alaska.
Nacida y crecida en el barrio de La Arena, su vida escolar pasó en centros públicos. Primero, fue al Héroes de Simancas, lo que ahora se conoce como el colegio de Los Campos. Por su cercanía, en su adolescencia debería de haber ido al instituto Calderón de la Barca pero en la España de antes, donde la natalidad era más elevada que ahora, hizo que terminara acabando la formación obligatoria en el IES de Roces. Sus padres se llaman Juan y María Oliva, aunque a su madre todo el mundo la conoce como Mariol. Él fue camionero, pero terminó por dar un importante volantazo y ser peluquero como su esposa.
Conscientes del sacrificio que supone el pequeño comercio, cuentan los que más conocen a la abogada que sus padres siempre que quisieron que eligiera un oficio que implicara no trabajar los sábados. Sucede, muchas veces, que lo que uno quiere y lo que termina siendo no coincide porque lo cierto es que las ocupaciones de Menéndez Rancaño hacen que muchas veces no tenga libre ni siquiera el domingo.
Pero un rasgo que describe a esta mujer es su capacidad de trabajo. Es consciente del poco tiempo libre que le dejan sus obligaciones, pero a la vez se siente muy orgullosa del trabajo que ha venido desempeñando en el Colegio de la Abogacía porque entiende que el mismo sirve para ayudar a otros compañeros de profesión. Acudió tras acabar la carrera en la Universidad de Oviedo a la Escuela de Práctica Jurídica Fermín García Bernardo, una institución de mucho prestigio en los círculos de su profesión. Y también fue coordinadora del Módulo de Asesoría en el Máster de Abogacía de la Universidad de Oviedo.
Menéndez Rancaño está casada con Andrés López, un hombre con un extenso periplo profesional que ahora trabaja en una asesoría. La abogada es poco amiga de revelar su edad, así que baste decir que es dos años más jóven que su marido. Y que a él le conoció en la década de los noventa. Con su pareja ha vivido divertidas anécdotas. Una muy llamativa ocurrió precisamente en El Molinón porque esta profesional es acérrima seguidora del Sporting. La cosa fue que su marido, en una de sus primeras citas, no le reveló que iban al fútbol y ella se tuvo que plantar en el campo en tacones. La cosa se complicó porque a ese Sporting le dio por ganar por siete goles a uno a Osasuna. Así que, en un estadio todavía con zonas de pie, a la mujer le tocó vivir nada más y nada menos que siete avalanchas para celebrar los goles locales. Y ella, en tacones.
Muy aficionada al deporte, las rutas de montaña se encuentran entre sus pasiones. Y, cuando la legalidad era más laxa, uno de los planes favoritos que tenía con su pareja era marchar varios días al monte para acampar en plena naturaleza. La pesca es otro de sus hobbies, lo mismo que el buceo. En cuanto a música, la canción "Where is my mind" seguro que la ha escuchado varias veces en bucle porque es muy fan de los "Pixies". De lo patrio, se queda con Alaska. Y en cuanto a cine, variedad absoluta porque si se le pregunta por sus películas favoritas se queda con "Blade Runner", "Big Fish" y "El Padrino".
Implicada en su trabajo y en sus labores en el Colegio de la Abogacía, lo que trasciende de Irene Menéndez Rancaño es que se trata de una mujer fuerte, pero de trato cercano y amable. Una abogada comprometida con su profesión y una persona completamente comprometida con el Colegio de la Abogacía.
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