Absueltos dos acusados de violar a una mujer en La Providencia: incongruencias en el relato y una petición de asilo sospechosa

La víctima incurrió en numerosas "contradicciones" en las diferentes fases del juicio, tal y como refleja la sentencia

Vista de La Providencia desde Gijón.

Vista de La Providencia desde Gijón. / JUAN PLAZA

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Gijón

Una retahíla de "contradicciones" en las diferentes fases de la instrucción a la hora de cómo sucedieron los hechos, la cantidad de alcohol que bebió y la fuerza que emplearon para violarla, así como el descubrimiento de una petición de asilo muy poco antes de formular la denuncia. Esas son las claves que han llevado a la sección octava de la Audiencia Provincial de Gijón a dictar una sentencia absolutoria para dos hombres, uno de Santander y otro del concejo de El Franco, que habían sido acusados de agredir sexualmente a una mujer primero en el parque de La Providencia y luego en el piso de uno de los procesados la madrugada del 12 al 13 de julio de 2019. La fiscalía no presentó cargos sobre los implicados, pero la acusación particular, es decir la supuesta víctima, pedía ocho años de cárcel para el santanderino y hasta diez para el asturiano.

El razonamiento de los magistrados de la sección octava es claro y desmonta, a la luz de las pruebas, el relato que había hecho la víctima de esta agresión que no fue tal. Los magistrados recuerdan, en una extensa disertación, que en los casos de agresión sexual el relato que hace la víctima puede ser, por sí solo, prueba de cargo suficiente para una condena. Si bien matizan que este relato debe "conectarse con el resto del material probatorio". El relato, obviando las diferentes versiones que salieron en el juicio, fue a grandes rasgos que el día de los hechos fue a comer a una sidrería de la calle Marqués de Casa Valdés con una amiga, que allí bebió y que fue con uno de los acusados a un pub situado en el paseo del Muro, donde siguió bebiendo. También que luego fue con este y otro hombre al parque de La Providencia y que allí se produjo la agresión sexual. Unas veces dijo que estaba inconsciente por lo que había bebido y otras que la redujeron por la fuerza. La agresión continuó luego en el piso de uno de los procesados.

La sentencia destaca las numerosas fisuras que hay en el relato de los hechos. El primer detalle que hizo saltar las alarmas fue que, tras poner la denuncia, en la comisaría de la Policía Nacional se detectó que anteriormente había manifestado en otro proceso que en su país había sido objeto de supuestas "violaciones y torturas" y que había solicitado poco antes de los hechos, el 11 de abril, una petición de asilo. Los magistrados, aunque no lo consideran probado, dicen que la creencia de la mujer era que "manteniendo un relato incriminatorio pudiera entender que la denuncia favoreciera de algún modo a sus intereses".

Hay otras cosas que no casan. Según los informes médicos, no presenta lesiones destacables. Si bien en una de sus versiones sí que dijo que el procesado de Santander la había empujado violentamente contra la pared para consumar. Otras pruebas periciales practicadas tampoco encontraron en la mujer ni rastros de alcohol, ni de otras sustancias tóxicas. Algo raro, detectan los magistrados, porque dijo que tomó cerveza en la sidrería a la que fue y luego diez gin tonics y más alcohol. Las cámaras de los pubs la reflejan moviéndose sin problema.

La mujer alegó en el juicio comentarios obscenos que no reflejó en la denuncia y fue incluyendo detalles que en otros momentos del caso no dijo. En su apartado de hechos probados, los magistrados reconocen que los acusados tuvieron sexo con esta mujer en La Providencia, pero que las relaciones sexuales fueron consentidas por las tres partes.

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