Tremañes y Lavandera presumen de "unión" vecinal contra las baterías

Los gijoneses que protestaron contra la instalación de este tipo de parques cerca de las casas aplauden la moratoria, pero advierten: "Tiene que blindarse por ley"

Vecinos de Tremañes y representantes de sus tres asociaciones vecinales, ayer, junto a la capilla de Lloreda. | JUAN PLAZA

Vecinos de Tremañes y representantes de sus tres asociaciones vecinales, ayer, junto a la capilla de Lloreda. | JUAN PLAZA

Gijón

La moratoria a los parques de baterías que acaba de anunciar el gobierno local se interpreta desde el apartado vecinal como un "primer paso", positivo, pero con un optimismo por ahora comedido. "Estaremos vigilantes", decían ayer en Tremañes, uno de los barrios que, junto a la parroquia Lavandera, han abanderado una campaña de manifestaciones y reuniones que, consideran, han sido "fundamental" para motivar esta decisión. "Ha sido un éxito rotundo", se felicitaba ayer Francisco Javier Suárez, de la plataforma "Stop Baterías Lavandera". "La gente está muy unida y dispuesta a pelear", coincidió José Luis Fernández, "Aguirre", presidente vecinal de la asociación "La Bareza" de Lloreda. Ahora urgen al Principado a blindar por ley que este tipo de parques se instalen en suelo industrial y lejos de viviendas.

En Lavandera el lío con los parques de baterías promovió la creación de una plataforma integrada en la regional "Stop Baterías Asturias". "En la primera asamblea ya vimos que la posición era casi unánime: jamás vi aquella sala tan llena", celebra Suárez, que entiende que ese consenso ayudó a enviar un mensaje de unión a las administraciones. "En nuestro caso, además, el parque se quería colocar al lado de un bosque autóctono, así que el riesgo era doble: si el parque se incendia, arde el bosque, y lo mismo al revés. No podía ser", se reafirma. Sobre la moratoria de un año, Suárez la aplaude, pero adelanta que la plataforma se mantiene "muy activa" y "vigilante". "Ahora hay que ver qué legisla el Principado. Esperamos que se garantice una distancia de mil metros a las casas y de 500 a ganaderías", señala. Su posición personal, añade, está aún más marcada porque, durante sus años como empleado de Arcelor, vio arder un coche eléctrico: "Tuvimos que hacer un perímetro y esperar; no había forma de apagarlo".

Integrantes de «Stop Baterías Lavandera», ayer, junto a la sede vecinal y con el valle de la parroquia al fondo.

Integrantes de "Stop Baterías Lavandera", ayer, junto a la sede vecinal y con el valle de la parroquia al fondo. / Juan Plaza

En Tremañes, por su parte, no hizo falta crear plataforma alguna, porque las tres asociaciones de vecinos –la ya citada y las de "San Juan Bautista" y "Evaristo Valle"– se aliaron. "Ahora toca estar muy atentos, para que no hagan nada a la chita callando", dice Conchita Puente, vocal de esta última entidad. "Solo pedimos el mismo trato que la zona urbana. Hay polígonos suficientes para estas instalaciones", completa Constantino Alas, líder de "San Juan Bautista". Aguirre sugiere la Zalia y La Camocha como ubicaciones prioritarias.

En esta unanimidad quizás influyó que a más de un gijonés el tema le tocaba muy de cerca. Áurea Baliela, vecina de Tremañes, calcula que a ella le tocaba, en concreto, a unos 60 metros de casa. "Nos afectaba a todos estos bloques", decía ayer, señalando bloques cercanos a la capilla de Lloreda y donde ella reside desde hace más de 50 años. El parque que se proyectaba en Lloreda le quedaba a Víctor López, también, a pocos metros de su hogar. "Ya hay contaminación de sobra. Estamos rodeados de industria y no puede haber más", asevera.

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