Segundo corte de agua en dos días en el centro de Gijón: tuberías viejas, una "casualidad" y vecinos con cubos para abastecerse

La EMA, que reanudó el suministro a mediodía, achaca el problema a la antigüedad de las tuberías

A la izquierda, Óscar Muñoz, camarero de la sidrería Rubiera, recogiendo agua en el grifo provisional instalado por la EMA; a la derecha, Eva Ramos, después de recargar su cubo con agua en la calle Asturias.

A la izquierda, Óscar Muñoz, camarero de la sidrería Rubiera, recogiendo agua en el grifo provisional instalado por la EMA; a la derecha, Eva Ramos, después de recargar su cubo con agua en la calle Asturias. / C. T.

Gijón

Sin tregua para los vecinos y comerciantes de la calle Asturias y Donato Argüelles que, por segunda jornada consecutiva, se despertaron con una nueva avería en una tubería. Tras haber estado más de doce horas sin agua el jueves, ayer tantos los vecinos como los dueños de los negocios de estas vías tuvieron que ir caldero en mano para poder abastecerse de líquido elemento. Eso sí, al igual que sucedió el jueves, los trabajadores de la Empresa Municipal de Aguas (EMA) acudieron al rescate para solucionar la incidencia, que quedó arreglada al mediodía. Los motivos dados desde la empresa municipal para estos incidentes apuntan a la antigüedad de las tuberías.

Dicha explicación la ofreció ayer el propio gerente de la EMA. Vidal Gago achacó a "la casualidad" que se hayan dado dos incidentes tan seguidos en el tiempo. "Coincide que son tuberías de fibrocemento que, per se, no tienen problemas, pero son más viejas y susceptibles de tener averías, son frágiles", comentó ayer en las celebraciones del Día Mundial del Agua en el Jardín Botánico. "Las roturas suelen ocurrir por la noche porque hay menos consumo y la presión sube un poco", explicó el gerente, que felicitó a los operarios por reparar las incidencias y pidió perdón a los afectados.

Entre los damnificados se encontraban los responsables de la Sidrería Rubiera, en la calle Asturias. El local abrió sus puertas ayer por la mañana después de pasar todo el jueves con la persiana bajada. "Me prometieron que nos darían el agua ahora al mediodía, si no cerraremos de nuevo", dijo su dueño, Marcelino Orviz, mientras observaba las obras a la entrada de su negocio. "No hay café ni nada, como tenemos la promesa, pues vamos tirando. Sin baños y sin nada no se puede estar. La terraza tampoco, a ver cuándo la puedo poner", añadió este hostelero.

En el negocio contiguo, María Cueto y sus compañeras de la tienda de cosmética Flormar lidiaban con los inconvenientes de tener el local rodeado de vallas. "Los clientes no nos entran porque hay un cartel a ambos lados de la obra que pone que hay que cambiar de acera y piensan que la tienda está cerrada", lamentaron. La falta de agua también les afecta en su labor. "La encargada de estética está utilizando botellas de agua y, por supuesto, que no tenemos baño ni nada", apostillaron.

La EMA habilitó un grifo provisional

La EMA, para mitigar las molestias, abrió un grifo provisional en el que los comerciantes y los vecinos usaron para rellenar cubos de agua. Una de ellas fue Eva Ramos, vecina de Donato Argüelles. "Me dijeron que van deprisa, pero es una avería gorda", reflexionó. "En casa, bebemos de las botellas y tenemos un cubo que rellenamos en la calle para el baño. Para bañarnos, vamos a casa de mi madre", dijo.

Omar Colín siguió de primera mano las obras bajo su ventana de la calle Asturias. "Llevamos sin agua desde la madrugada del jueves. No pude hacer las labores diarias ni asearme", explicó. Colín se apañó yendo a casa de su novia y agradeció las labores de la EMA a la hora de informar sobre los avances de las reparaciones. Unas reparaciones que concluyeron sobre las 13.30 haciendo que las aguas volvieran, nunca mejor dicho, a su cauce. ◼

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