La pasión por La Borriquilla levanta a Gijón: Begoña, Cimavilla y Somió disfrutan del Domingo de Ramos

"Es un día de ilusión y de transmitir tradiciones", señalaron los fieles en la apertura de la Semana Santa

Las procesiones de la Borriquilla en Gijón abarrotan los barrios de Cimavilla y Begoña

VIDEO: S. García C. Tamargo / FOTO: Marcos León

Gijón

Había ganas de Semana Santa y así lo reflejó la multitud que se agolpó a las puertas de la capilla de los Remedios en Cimavilla, esperando la salida de la Borriquilla prevista para las 12.00 horas y que arrancó puntual. La emoción se notaba en cada uno de los feligreses congregados, la mayoría de ellos con la palma lista para que Javier Gómez Cuesta, párroco de la iglesia de San Pedro, les diera la bendición. "Necesitamos que haya vida y futuro", señaló el sacerdote que también remarcó su lema: "La fe para la vida, el Evangelio para la vida de verdad y en profundidad".

Gómez Cuesta también invitó a reflexionar sobre la imagen protagonista del día, Jesús de Nazaret sobre la borriquilla. "El Señor no entra victorioso o imperial, lo hace humilde y diciendo que el amor y la sencillez es lo que de verdad hace feliz al mundo". Pese a la solemnidad de esta primera parte del acto, la Semana Santa es tiempo de celebración y fue el propio párroco el que arrancó la fiesta con la bendición. "¡Agua va!", anunció a plena voz, ante las risas de los presentes.

En primera fila frente a la entrada de la capilla, David Martín celebraba con júbilo, ramo en mano, junto a su hijo Sergio Martín, de 10 años. "Somos de aquí de Gijón, es algo importante y solemos venir siempre", comentó el padre explicando por qué había escogido la Borriquilla de Cimavilla. "Ya que hizo la comunión en San Pedro, que menos que venir aquí a la bendición del ramo". Frente a ellos, Leire Mallo, a sus 12 años, aguardaba junto a sus compañeros de la Cofradía del Niño del Remedio lista para portar el paso que abre el camino a la Borriquilla. "Llevamos tiempo ensayando para este día", explicó la joven, concentrada en hacerlo bien.

Los primeros acordes del himno de España comenzaron a sonar, cortesía de la Agrupación Musical del Sagrado Corazón de Jesús, dando el comienzo a una procesión que puso rumbo a la plaza del Marqués, pasando por la Plaza Mayor, continuó por Melquíades Álvarez hasta el paseo de la playa de San Lorenzo y llegó entre aplausos a la iglesia de San Pedro.

"Es importante que se mantengan las tradiciones y que se potencien estas cosas que dan vida", destacó un José Antonio Lastra acompañado por su nieto Mario Pérez. "Venimos todos los años, pero con el crío es la primera vez", comentó el padre, Diego Pérez, poniendo en relieve una costumbre que se sigue transmitiendo de abuelos a nietos.

Begoña exhibe su fervor

Niños subidos a hombros de sus padres, palmas y laurel en alto y una estampa intergeneracional que rezumaba devoción conformaban la escena que podía verse ayer, poco antes de las doce del mediodía, a las puertas de la iglesia de los Carmelitas, en el paseo de Begoña, el punto de partida de un encuentro muy significativo para los feligreses, la procesión de la Borriquilla. "¡Ahí está, no me acordaba de ella!", exclamaba un hombre al ver salir del templo a la imagen, que plasma la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. "Es un día de ilusión", ensalzaban los fieles.

Fidel Gil, párroco de Nuestra Señora de Begoña, y Gabriel Castro, prior de la comunidad, bendecían las palmas con agua bendita antes de dar inicio al recorrido, animado a golpe de tambor, de la Borriquilla, portada por una decena de personas. La muchedumbre ocupaba ambos laterales del paseo para alcanzar con sus ramos a la gran protagonista de la jornada, con la fe de que ese simple, pero simbólico acto sea sinónimo de suerte.

El pequeño Matías Álvarez, de dos años, fue uno de los que lo logró, con la ayuda de su madre Inma Díez. Y en presencia de su abuelo Alberto Díez. Muestra de que la Borriquilla no entiende de edades. "Es un día diferente para pasarlo todos juntos en familia y seguir la tradición", reivindicó Inma Díez. De memoria tiraba Alberto Díez. "Recuerdo cuando de niño iba a San José para el Domingo de Ramos", afirmaba, aliviado de que el tiempo respetara. Cayó alguna gota, pero fue imperceptible.

Las vendedoras de ramos apuraban hasta el arranque de la procesión para surtir a los feligreses más tardíos. Iris Sánchez, Marcos de Jesús y sus hijos Carla y Marcos iban, eso sí, más que preparados, estos últimos luciendo sus palmas. La primera, con lazo azul. El segundo, con lazo rojo. La familia vive en Deva, pero se acercaron a Begoña para disfrutar del Domingo de Ramos con los padrinos de los peques. "La procesión siempre es llamativa para los niños", subrayaba Iris Sánchez, que reivindicó el valor de una fecha pintiparada para que las nuevas generaciones "se vayan involucrando" en la Semana Santa. El matrimonio de Pilar Martínez y Miguel Felgueroso tampoco se perdió la cita. "Es un día muy especial", aseguraba Martínez.

De Madrid a Gijón

A paso lento avanzaba la Borriquilla por el paseo de Begoña para que todo el mundo tuviese la oportunidad de rendirle tributo. Cuando la comitiva que secundaba a la imagen llegó hasta la zona del tiovivo, media vuelta y regreso al calor de la parroquia para la posterior misa. A Begoña arribaron con cierta antelación para tener las mejores vistas de la procesión Beatriz Jerónimo, Jaime Salinas y sus hijos Ana y David. "Vivimos en Madrid pero todos los años venimos a Gijón a celebrar el Domingo de Ramos", sostuvo Jerónimo, para la que el día de ayer era un momento de "transmitir tradiciones de una generación a otra". "Y de compartir, ¿verdad?", le decía a la pequeña Ana, ansiosa por obsequiar a su padrino, "el tío Miguel", con la palma. "La Borriquilla, además, es muy vistosa", aplaudió Paula Jerónimo, que, como otros tantos feligreses, manifestaron su fervor en Begoña.

La Borriquilla levanta pasión en Somió

El Domingo de Ramos también se vivió con mucha pasión en Somió. La mañana comenzó con la bendición de ramos en la capilla de las Madres Agustinas y siguió con la procesión de la Borriquilla hasta la iglesia de San Julián. En la imagen, el paso, ayer, por Somió.

Broche de oro dominical con la Filarmónica

La Sociedad Filarmónica de Gijón puso en la iglesia de San Pedro el broche de oro al Domingo de Ramos. Lo hizo con un concierto de la agrupación coral «El León de Oro», que interpretó, tal y como se aprecia en la imagen, una selección del oficio de Semana Santa.  

Celebración de la penitencia, en San Pedro

Tras las multitudinarias procesiones de ayer del Domingo de Ramos, hoy prosigue la actividad de la Semana Santa. El Lunes Santo es la única jornada en la que en Gijón no hay ninguna procesión. Si bien, sí está previsto que a partir de las 19.30 horas, en la iglesia de San Pedro, se haga la celebración del sacramento de la Penitencia. Mañana toca la procesión del Silencio. 

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