Los turistas en Gijón se refugian del mal tiempo en los museos: "Hay un lleno total"

Los chubascos no impidieron a los visitantes y a los gijoneses disfrutar del ocio durante los días de Semana Santa. Eso sí, los lugares techados se convirtieron en su "refugio" y la cultura, en una tabla de salvación frente a la meteorología adversa. De ello dan fe las altas cifras de visitas que manejan tanto el Acuario de Gijón como las Termas Romanas de Campo Valdés: más de 2.000 visitantes al día en el caso del complejo zoológico, y entre 600 y 800 personas interesadas en los restos latinos. Unos números de récord a los que se suma el éxito de las visitas guiadas a la exposición "Gijón/Xixón. Epicentro. Fotografía (1858-1992)", que se exhibe en el Palacio de Revillagigedo y que ayer desbordó su aforo.

"Hemos tenido hasta más de 40 personas", afirmó la guía de la muestra fotográfica, Aurora Valdés. La experta manifiesta que se han visto obligados a imponer un límite de 20 personas por recorrido, todas ellas acreditadas, en pro de mantener la calidad de las explicaciones. Ayer fue así con "lleno total". No se permite reservar, así que recomienda pasar con media hora de antelación a los interesados en la actividad.

Entre los curiosos que se dejaron caer ayer por el Revillagigedo abundaban los gijoneses en busca de revivir viejos tiempos o de reconocer a antepasados en las imágenes. Entre ellos, el matrimonio formado por Fermín Díaz y Begoña Márquez, que acudieron acompañados de su hijo, Óscar. "Es un viaje en el tiempo –manifestaron– que nos permite recordar cómo era todo antes y compararlo". De hecho, incluso encontraron a un conocido en las fotos, una tarea en la que también se afanaban Itziar Balbín y Mercedes Devesa, sobrina y tía, respectivamente.

En las termas, visitas desde Vic, Barcelona, de la pareja formada por Laia Crusellas y Carlos Senín; también grandes reencuentros de amigos que se conocieron en un Erasmus. "Les hemos enseñado toda Asturias", contaron Nacho Díaz y Aida González, los anfitriones, que llevaban la voz cantante del nutrido grupo que integraban otros seis jóvenes de varias partes de la piel de toro.

Por último, el Acuario fue uno de los techos favoritos de la infancia como alternativa de ocio. "Si hacía malo, decidimos que veníamos aquí", declaró Pilar Méndez, junto a su hijo, Alejandro González, y su marido, Gonzalo González, en la entrada del Bioparc. Las arañas, los animales favoritos del niño, que se llevó una serpiente de peluche a casa como souvenir.