Así es la nueva donación que llega al Pueblu d’Asturies (hay una pieza del siglo XVIII)

El museo gijonés recibe piezas de los alfares de Faro, Somió y Vega de Poja

Dos botijuelas y un jarro del siglo XVIII adquiridos también se suman a la colección

Las donaciones aumentan la presencia de la cerámica en el Pueblu d’Asturies.

Las donaciones aumentan la presencia de la cerámica en el Pueblu d’Asturies. / Muséu del Pueblu d’Asturies

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Gijón

La cerámica aumenta su protagonismo en el Muséu del Pueblu d’Asturies gracias a la donación de dos colecciones que cuentan con piezas de los alfares de Faro (Oviedo), Somió (Gijón), Vega de Poja (Siero), Llamas del Mouro (Cangas del Narcea) o Miranda (Avilés). Además, el museo gijonés también ha adquirido dos botijuelos (anforetas) y un jarro, que datan del siglo XVIII, aunque en el caso de las anforetas podrían ser del XVII.

Una pequeña selección de estas piezas puede verse en la recepción desde ayer dentro de la apuesta del Muséu del Pueblu d’Asturies por la historia de la cerámica, con una colección que está integrada por 800 piezas, en las que también hay algunas de los alfares de Jiménez de Jamúz (León) o Niñodaguia (Galicia).

Sobre las donaciones recibidas recientemente, por un lado está la de la colección del gijonés Arturo Muñiz Fernández, formada por doce piezas de cerámica de Faro, Somió y Vega de Poja, que se caracteriza, según explican desde el museo por "contener piezas de gran calidad y rareza de Vega de Poja".

La otra donación pertenece a la compilación de Manuel Jesús Niembro y María Ángeles Llaneza, que ha sido entregado por Pedro Pablo Niembro López, y que está integrada por 175 piezas de los alfares de Faro, Miranda, Llamas del Mouro y Vega de Poja. "Son piezas muy diversas en las que sobresalen las jarras de sidra de Faro y Somió, que son de las piezas más representativas y singulares de la producción cerámica asturiana", resaltan.

En cuanto a las adquisiciones llegan desde el occidente de Asturias, con dos anforetas o botijuelas de los siglos XVII o XVIII y un jarro de Talavera del siglo XVIII. "Las primeras fueron fabricadas en Sevilla, y se empleaban para el almacenar y transporte marítimo de aceite, vino, aceitunas o garbanzos desde el sur de España a América y al norte de España y Europa", comentan desde el museo. Respecto al jarro de Talavera indican que son un testimonio de las "talaveras" que aparecen con frecuencias "en inventarios de bienes de casas pudientes de los siglos XVII y XVIII en Asturias".

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