Gijón recupera la luz tras una jornada de caos contenido: Cabueñes suspende las operaciones, colas en las estaciones, un gabinete de crisis y monjas celebrando

Pasaban cuatro minutos de las siete de la tarde cuando los semáforos de la calle Ramón y Caja, en pleno barrio de El Coto, volvieron con su carrusel de luces. De esta forma, poco a poco y tras ocho horas sin ningún tipo de suministro eléctrico por el gran apagón que ha paralizado a toda España y parte de Europa, Gijón recuperó la luz. Lo hizo después de que el Hospital de Cabuñes tuviera que suspender todas las operaciones, de que el Ayuntamiento activara un gabinete de crisis con más de treinte personas implicadas de diferentes estamentos municipales para atender la cascada de incidencias que se fueron registrando en un día sin precedentes en la historia del país. Según la información municipal, la mayoría de esas incidencias, con datos de las siete de la tarde, eran de carácter leve. Muchas de ellas por personas atrapadas en ascensores.

La luz se fue pasadas las doce y media. Al principio, como pasó en toda España, se tomó por una anécdota. A esa hora, en el Ayuntamiento, estaba prevista una rueda de prensa para presentar la segunda edición del proyecto "Swimsafe" del Santa Olaya, una jornada de salvamento que se organizará en la playa del Arbeyal el próximo 7 de mayo. La actividad se tuvo que adaptar a las circunstancias. Se celebró en un salón a parte y la foto se tuvo que tomar en las escaleras del Consistorio aprovechando la luz solar. Fue entonces cuando comenzaron a llegar las noticias del resto del país. Los teléfonos, todavía funcionando, echaban humo. "Se ha ido la luz en Nuevo Gijón", afirmó gente en el Ayuntamiento. Pocos segundos después el radio de acción del evento se agrandó. "En Madrid tampoco hay", aseguró otra persona allí presente.

Poco a poco, los gijones fueron conscientes de la magnitud de lo sucedido. Los semáforos para regular el tráfico se habían apagado y los coches y el resto del transporte público circulaban con precaución en medio del desconcierto. Desde el Ayuntamiento se activó entonces un gabinete de crisis. El mismo estuvo compuesto por la alcaldesa, Carmen Moriyón, así como por las concejalías de Servicios Sociales, Obras Públicas y empresas municipales como la EMA y Emulsa. En total, había 30 personas trabajando. También estaban presentes responsables de la Policía Local, de la Nacional, la Guardia Civil y Proteccción Civil. "Las noticias que tenemos a las siete de la tarde es que la ciudad está tranquila y que no tenemos problemas de seguridad", explicó Carmen Moriyón en una comparencia pública.

La mayoría de las incidencias, leves

La mayoría de las incidencias registradas en Gijón fueron de carácter leve. El servicio de prevención y extinción de incendios movilizó a 18 efectivos. Hubo 30 intervenciones, muchas de ellas por gente atrapadas en el ascensor. Un caso se dio en la calle León XIII, en Ceares, donde varios vecinos tuvieron que alertar a emergencias porque un hombre de avanzada edad se había quedado en el ascensor con su perro. La intervención de la Policía fue clave para sacarle. Los agentes de la Policía Local también se movilizaron al máximo. El turno de la mañana se mantuvo trabajando y coordinó con el de la tarde. Se movilizaron 80 efectivos y se habilitaron 40 puntos de regulación del tráfico. Algunos, en la avenida de El Llano, otros en la avenida de La Costa. Los agentes, con sus silbatos, fueron vitales para evitar accidentes. Hubo retenciones en grandes vías de comunicación. Por ejemplo, en la entrada a la ciudad por La Calzada, sobre las dos de la tarde la cola de coches llegaba casi hasta la entrada de la central de Aboño.

El protocolo de seguridad municipal se mantiene activo para afrontar la noche. La luz ya ha vuelto a las farolas, pero se mantiene por si hubiera nuevas caídas. "El Ayuntamiento tiene sus puertas abiertas y aquí estamos hasta que todo se solucione insistió la alcaldesa".

Por otro lado, en el Hospital de Cabueñes se suspendieron las nuevas operaciones y se acabaron las que estaban en marcha. Además, se generaron colas en las estaciones de tren y de autobuses. Todos los trenes se suspendieron, como indicaban las pantallas de la estación de Sanz Crespo. En la estación de buses, escenas parecidas. Los buses nacionales no podían salir al no poder comprobarse cuantos asientes había libres. Sí salían buses hacia puntos del Principado. Los billetes se vendían a mano y con recibo.

Se dieron también escenas curiosas. Por ejemplo, en Ramón y Cajal donde unas monjas celebraron la vuelta de la luz montadas en una furgoneta. "Jesuscristo nunca falla", afirmaron. En los parques y en las terrazas también hubo lleno. En cuanto a las suspensiones, el Grupo tuvo que cancelar su asamblea.