Los jesuitas despiden en Gijón al Papa "de la esperanza": "Francisco deja una huella imborrable"

"Damos gracias por su vida, legado, presencia y cercanía", señala en su homilía en La Inmaculada Alfredo Flórez, coordinador de la Plataforma Apostólica de Asturias

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Gijón

Un domingo de despedidas, de misas de acción de gracias por el Papa Francisco. Las celebraciones religiosas del día en Gijón tuvieron un guiño especial al Papa "de la esperanza y la alegría", como destacó Alredo Flórez Cienfuegos-Jovellanos, coordinador de la Plataforma Apostólica de Asturias, en su homilía en La Inmaculada, en un enclave especial, en el marco de la Compañía de Jesús, la orden religiosa a la que perteneció el papa Francisco. "Nos ha dejado una huella imborrable", subrayó Flórez, al inicio de la eucaristía, en un templo lleno de feligreses: "Damos gracias por su vida, legado, presencia y cercanía".

Javier Gómez Cuesta, durante la eucaristía en San Pedro. | MARCOS LEÓN

Javier Gómez Cuesta, durante la eucaristía en San Pedro. / Marcos León

Con los acordes de la canción "Solo le pido a Dios", interpretado por el coro, se proyectaron en una pantalla, imágenes, dibujos y algunas frases del papa Francisco, tras la reflexión de Alfredo Flórez desde el púlpito, que trasladó los motivos por los que se le dedicó esta misa, así como el papel que ha jugado en estos años "Con su solidaridad y reconciliación ha llegado a la gente aunque no sean católicos", indicó. "Tardará tiempo, si surge alguna vez, en que haya otro Papa jesuíta. Pero nos deja su sencillez, con sus escritos, que han removido nuestra fe", subrayó, antes también de comparar su legado con el de Juan XXIII. "Todos los Papas marcan en cierto modo un antes y un después. Su calado se irá viendo a lo largo de los años, pero Francisco ha marcado un punto de no retorno, al igual que hizo Juan XXIII".

Recuerdo en San Pedro

"Su despedida ha servido para ver la presencia de la iglesia en el Mundo", resaltó Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro, durante su homilía, en la eucaristía matinal. "Este Papa tenía un gran aprecio en el santo pueblo de Dios, como lo denominaba él", enfatizó sobre la presencia de autoridades y cristianos en Roma los últimos días. "Se decía que no era un gran teólogo y que no brilló por su doctrina. Lo que hizo fue brillar por acercar el evangelio a gente humilde. Quiso ser un Papa del pueblo", comentó.

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