El estirón del reciclaje de ropa: Emulsa amplía a 119 el número de contenedores a pie de calle

Una parte del contrato se reserva a centros especial de empleo y empresas de inserción

Un contenedor de recogida de ropa, en Pumarín

Un contenedor de recogida de ropa, en Pumarín / Marcos León

Por cinco años y con un valor estimado de 57.500 euros (con impuestos) saca Emulsa a licitación el contrato para el servicio de instalación en las calles de Gijón de contenedores de recogida de ropa, calzado y complementos. La licitación se subdivide en dos lotes. Uno primero reservado a  centros especiales de empleo de iniciativa social y empresas de inserción y donde se pasaría de las 69 ubicaciones actuales a 79 y otro libre con 40 nuevas ubicaciones. Esas son las cantidades mínimas y aunque los licitadores podrán subirlas todo lo que quieran solo se valorarán hasta 84 y 50, respectivamente. 

Uno de los principios rectores de la licitación es la minimización de las emisiones derivadas del transporte de residuos, por lo que se valorará positivamente que la ropa la ropa recogida en Gijón se ponga a la venta en el Principado de Asturias y, más aún, dentro del municipio de Gijón.  En cuanto a los tipos máximos de licitación del contrato (precio máximo a pagar por Emulsa por contenedor y mes) se establecen en: 7,5 euros, IVA aparte, por contenedor y mes en el lote y 5 euros, en las mismas condiciones, para el lote 2.

Este incremento de contenedores había sido anunciado por el edil de Medio Ambiente y presidente de Emulsa, Rodrigo Pintueles, durante una reciente visita al nuevo local que Cáritas-Koopera ha abierto e n la calle Langreo. Entidad que junto con Humana son los encargados de la gestión de los contenedores con los que actualmente cuenta la ciudad y donde el pasado año se recogieron 940.777 kilos de los 7,4 toneladas de residuos textiles generados.

«Los residuos textiles suponen ahora mismo un 8% del total de residuos que llegan al vertedero dentro de la bolsa negra de basura general y un 3,5% de la basura que se arroja al contenedor marrón, donde solo debería haber restos de comida», indicó Pintueles

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