Belleza

El boom de la belleza con cabeza: menos milagros, más ciencia

María Estela de Abajo, directora del Centro Estela Belleza

María Estela de Abajo, directora del Centro Estela Belleza / Cedida a Lne

María Estela de Abajo

Quiero pensar que algo está cambiando en el mundo de la estética. Lo noto en las conversaciones, en la mirada crítica de quienes preguntan antes de comprar, en el "esto no me convence" de muchas personas frente a una promesa exagerada (afortunadamente).

Cada vez somos más las que entendemos que el rostro y el cuerpo no son un lienzo a corregir, sino un territorio que se cuida, se respeta y se escucha.

Durante años nos vendieron resultados rápidos, tratamientos casi mágicos y pieles perfectas en tres sesiones. Al público final, pero también a los profesionales. Y muchos se acostumbraron a protocolos estándar, a seguir modas sin cuestionarlas, a pensar que más era mejor… y un largo etcétera. Nunca he actuado así, porque nunca me inculcaron tales cosas. Tratamientos y exfoliaciones agresivas, aparatología aplicada sin criterio, cosméticos por impulso… Todo eso hoy quiero pensar que está cambiando.

La belleza con cabeza se extiende, y llega como una respuesta necesaria. Es un "¡basta ya!"

Siempre lo he sabido, siempre lo he tenido claro. Ahora mi misión es mostrarle al mundo que la belleza es mucho más que potingues, tumbarse en una camilla o unos pinchazos. La estética honesta no busca milagros, busca sentido. Es el paso de la promesa al compromiso y de la prisa al proceso. Pero qué complicado parece eso en esta sociedad en la que vivimos… Es mirar una piel y preguntarse: ¿qué necesita de verdad?, ¿cómo está hoy y por qué?, ¿cómo puedo ayudarla?, ¿qué me está diciendo este cuerpo? ¿qué puedo hacer para mejorarlo? Y en este nuevo enfoque para algunos profesionales, y de sobra conocido para otros, hay un claro protagonista: el profesional bien formado. El profesional con espíritu de aprendizaje, esfuerzo, mejora y vocación de servicio. Porque ya no basta con aplicar un producto: hace falta saber, interpretar, decidir con conocimiento. Cada piel es un mundo, y cada cuerpo merece un tratamiento pensado con lógica y con cariño. "¿Qué curso me recomiendas que haga?", me preguntan compañeras del sector con frecuencia. Como si hubiera que escoger uno. O "¿qué libro me recomiendas que compre?"…

Claro que tengo claro qué cosas me han ayudado más y cuáles no han sido tan productivas, pero no vale uno. Esto no puede tener fin. El sector, como tantos otros, evoluciona a toda pastilla. Así que mi recomendación sería: "Fórmate tanto como puedas". Y también, "empieza ya mismo a construir tu biblioteca profesional".

Lo más hermoso de la belleza con cabeza es que no se trata solo de ciencia, sino también de valores. Porque pasa por integrar también cuestiones tan complicadas como aprender a no compararse, a dejar de perseguir ideales inalcanzables, a reconciliarse con el espejo… De entender que la belleza no tiene una sola forma, ni un solo camino. Y cada una tendremos el nuestro, y para encontrarlo estamos los profesionales que nos dedicamos a ello. Por eso me gusta decir tal y como lo han definido nuestros pacientes, que somos "la luz de tu cuidado".

Hoy, cada vez más mujeres y hombres buscamos cuidarnos desde este otro lugar: uno más real, más informado, más amable. No se trata de renunciar a verse bien, sino de hacerlo de una forma que tenga sentido para una misma. Y eso no va a lograrse con una crema, una cápsula, un tratamiento puntero, ni siquiera con una promoción de temporada irresistible. El verdadero avance se logra con las buenas decisiones y la constancia. Porque cuando la estética se pone al servicio de los rostros y los cuerpos y no al revés, lo que cambia no es solo la piel o el cuerpo, cambia la forma de habitarlos, y eso, en definitiva, es lo que lo cambia todo. Y por todo esto, somos BELLEZA CON CABEZA.

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