Entrevista | Juan Carlos Río García Profesor jubilado, presenta hoy su libro
"Hay que cuidar más los cimientos de la cultura sidrera, poner el campo a producir"
"Es difícil encontrar un periódico de hace cien años sin una referencia a la sidra", afirma el docente, que destaca el papel de Gijón en la "explosión" del mundo sidrero

Juan Carlos Río García, en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. / Gael Rodríguez
Juan Carlos Río García (Gijón, 1962), actualmente jubilado y antiguo profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Escuela Politécnica de Gijón (EPI), presentará esta tarde, a las 19.00 horas en el Antiguo Instituto, el libro "De Gijón y de Sidra. Dieciséis crónicas y un diario", impulsado por el Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural. Le acompañarán Luis Miguel Piñera, cronista oficial de Gijón y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA; Juaco López, director del Muséu del Pueblu d’Asturies; y Emilio Martínez, profesional de la sidra. En la portada de la obra aparecen, en una fotografía tomada en el Molín de La Coría, parientes del propio Juan Carlos Río, con raíces en Granda y Vega.
-¿De qué trata el libro?
-Como dice el título, "de Gijón y de Sidra", aunque suene algo rimbombante o a nombre de ensayo. Las fuentes bibliográficas proceden de las hemerotecas digitales de prensa histórica y en ese sentido Gijón cuenta con un buen patrimonio. El esqueleto de la obra son noticias vinculadas con la sidra en el periodo entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX. En esa época había en la ciudad mucha información sobre la sidra, lo que da a entender que estaba muy presente en la calle y en los barrios.
-¿Por qué nace este proyecto?
-Surge de una doble afición, al mundo de la sidra (no solo a la bebida) y a la lectura de periódicos antiguos. Se fueron acumulando notas y apuntes de eventos sidreros y, como amenazaba cierto caos, se decidió poner un poco de orden. Y no es el primer libro del Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural sobre Gijón y sidra. En 2011 se hizo "¡Rómpese un tonel!". Esta obra es la continuación, con 16 capítulos de temática variada, como acontecimientos históricos, sucesos naturales, desapariciones misteriosas de obras de arte, eventos sidreros en las parroquias rurales, transformaciones urbanísticas, la presencia de la mujer en el mundo de la sidra o los aspectos relativos a la salud.
-¿Cuál es la estructura?
-Hay varios niveles de lectura. Uno es el texto principal, lleno de notas aclaratorias, y otro es la información que aparece en los propios recortes de periódico, pues algunos se reproducen. Para aportar más valor documental, acudimos a la obra de cronistas oficiales, novelistas, poetas o periodistas. La presencia de la sidra en Gijón en esta etapa fue inmensa, es difícil encontrar un ejemplar de hace cien años en el que no haya una referencia a la sidra.
-¿Qué ha descubierto a partir de la investigación?
-La cultura sidrera, tal y como la entendemos ahora, no se puede entender sin Gijón. Tengo la teoría de que los conocimientos sobre sidra y manzana proceden de Villaviciosa, pero la gran explosión de la cultura tiene que ver con acontecimientos que se dieron aquí. Estamos hablando de la industrialización, la prensa, el campo, el asociacionismo... También la industria champanera consiguió generar un mercado en América y propició la plantación de manzanos. Muchas caserías tenían llagares que hacían sidra para esa industria.
-La cultura de la sidra ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
-Lógicamente suena muy bien y es algo de lo que alegrarse. No obstante, tengo la impresión de que cuando se habla de cultura sidrera nos referimos al consumo de sidra y nos estamos olvidando de toda aquella parte de la cultura que hace que exista la sidra, como la manzana, los pumares, la tierra, los paisanajes, el conocimiento... Hay que cuidar más eso, los cimientos, y dejar de centrarnos tanto en la parte festiva. Y apostar por el desarrollo económico, poner el campo a producir. Todavía no conocemos los planes de salvaguardia de esa candidatura, las directrices que deben seguir las administraciones para garantizar que esa cultura sidrera sea sostenible en el tiempo.
-¿Qué simbolizan los chigres para los gijoneses y, por extensión, los asturianos?
-Es complicado disociar una cosa de la otra. El gijonés lleva muy dentro el tema de la sidra y espero que este libro contribuya a poner a la ciudad donde le corresponde. Aunque eso de menos algo más de conocimiento. Por ejemplo, en una tertulia de devotos sidreros, es más fácil que entre todos digan seis variedades de uva que de manzana de sidra. Eso pasa.
-Le flanquearán en la presentación Luis Miguel Piñera, Juaco López y Emilio Martínez.
-Es un día de mucha satisfacción y alegría el estar rodeado de gente amiga para hablar de dos casi pasiones como la sidra y Gijón. El libro supuso mucho trabajo, pero un trabajo satisfactorio.
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