La fuerza de la marea rosa suma más de 5.000 participantes en la Carrera de la Mujer en Gijón: "Hay que participar y hacer fuerza"

“Me siento orgullosa y muy agradecida de poder estar aquí, es una pasada", destaca la deportista paralímpica Verónica Rodríguez Pulido, homenajeada en esta edición

La fuerza de la marea rosa suma más de 5.000 participantes en la Carrera de la Mujer en Gijón: "Hay que participar y hacer fuerza"

VÍDEO: Pablo Antuña / FOTO: Marcos León

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Ya es un clásico que los acordes de “Voy a pasármelo bien”, de “Hombres G”, sean el anticipo de la cuenta atrás para la salida de la Carrera de Mujer. Y que la marea rosa, que con este año ya lleva 21 años inundando las calles de Gijón, se inunde de un ambiente lúdico, reivindicativo y festivo. Una jornada para, cada una a su ritmo, unas corriendo y otras andando, demostrar que ese sentimiento se traspasa entre generaciones, y que hijas, madres y abuelas en familia, o bien con el grupo de compañeras de trabajas o amigas, la experiencia es única y merece la pena repetir. “Hay que sentirse mujer desde por la mañana, aquí estamos participando y fuerza”, destacaron el grupo de gijonesas, que integraban María Ibaseta, Glenda Pequeño, Raquel Ibaseta, Marta López, Sonia Álvarez y Susana Alabardiales.

Más de 5.000 mujeres recorrieron el clásico itinerario de cinco kilómetros con línea de salida en la avenida Albert Einstein y de meta en el Hípico de Las Mestas. No se lo quiso perder la alcaldesa, Carmen Moriyón, ni tampoco las concejalas María Mitre y Montserrat López. Ni tampoco la deportista paralímpica de remo, que ahora se ha pasado al ciclismo, Verónica Rodríguez Pulido, que fue homenajeada en la previa. “Me siento orgullosa y muy agradecida de poder estar aquí. Es una pasada. Me coincide siempre con alguna prueba deportiva y nunca pude estar, así que voy a disfrutar al máximo la experiencia”, reconoció. “Estoy impresionada con el ambiente, las mujeres estamos cada vez más integradas”, añadió.

Entre las causas de esta prueba estaba visibilizar el cáncer de mama. Una enfermedad que padeció Raquel Luque. “Siempre vine, pero este año con más gana, es el más emotivo”, destacó, acompaña de Rocío Arribas, y las pequeñas Leyre Ferreras y Ana Menéndez. “Hay que traspasar de generación en generación este sentimiento”, indicó.

Algo parecido, esa sensación de aunar generaciones, fue la que vivieron Judith Gallardo, Nerea Fueyo, Eva Lorenzo y Susana Díez, junto a la pequeña Aura Fueyo, que participó en la marcha desde su silla de bebé. “Llevamos más de diez años participando, recuerdo que Judith aún era muy pequeña, y aquí sigue con nosotras”, comentó Lorenzo. “Van pasando los años, antes la hacíamos la prueba corriendo y ahora vamos caminando, pero aquí seguimos, nunca nos la perdemos”, enfatizó. ¿Y qué es lo que motiva a no perderse nunca esta cita? “Pues que somos mujeres que tenemos todas algo que nos une. Porque de cerca hay siempre alguna familiar, amiga o conocida que haya padecido cáncer de mama. Hay que unirnos para dar fuerza, hacerlo visible y reivindicar su lucha”, destacó Díez.

Con mascotas, con sillas de niños, y de alguna persona mayor con movilidad reducida. Nadie se quiso perder la prueba. “Estamos aquí a tope como siempre, los 21 años llevamos viniendo”, apuntaron Cristina González, Lina Manjón y Natalia Pérez, que madrugaron este segundo domingo de junio, en una mañana nublada pero con calurosa rozando los 20 grados, para sumarse a esa marea rosa por las calles de Gijón, con orgullo y carácter reivindicativo, para después ya tomar el vermú y disfrutar de la jornada con esa satisfacción de haber participado en una carrera por una buena cosa.

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