Memorias

José María Suárez Braña, expresidente de las Peñas Sportinguistas: "Soy un futbolista frustrado, daría un año de mi vida por haber sido jugador del Sporting de Gijón"

"El Real Madrid y el Barcelona gastaban más al mediodía que todo el presupuesto para un año del palco del Sporting"

Pepín Braña, en el Muelle.

Pepín Braña, en el Muelle. / Juan Plaza

José María Suárez Braña, más conocido como Pepín Braña, (Gijón, 29-2-1952) fue presidente de la Federación de Peñas Sportinguistas y antes directivo del club.

Orígenes. "Nací en la calle María Josefa, en el barrio de El Llano, muy cerca de la Cábila, una zona chabolista que estaba en la calle Marcelino, donde vivían mercheros, los joseles, los feriantes, los suárez, los fáez. Las casas no se cerraban con llave y nos conocíamos todos los vecinos., que todas las mañanas salían a barrer porque las calles estaban sin pavimentar. La mía se pavimentó cuando ya tenía 16 años. Yo era el mediano de tres hermanos, entre Enrique y Feliciano. Mis padres eran Pin Suárez y Anita Braña. Ahora yo hablo mucho, como todo el mundo sabe, pero tardé en aprender a hablar bien. A los siete años aún pronunciaba mal. Era muy ruinín, pero en la escuela hacíame amigo de los fuertes, porque esto del ‘bulling’ existió siempre, sólo que lo llamaban de otra forma, pero yo tenía la habilidad de hacerme amigo del que mandaba".

Zurdo. "En la calle con dos o tres años, decía mi madre, ya andaba con el balón. Yo soy un futbolista frustrado; daría un año de vida por haber sido jugador del Sporting. Empecé a jugar con los infantiles del Siglo XX, un equipo del barrio, con 10 años. Siempre de interior izquierdo, con el 10. Como era zurdo cerrado y un poco habilidoso, con 15 años me fichó La Braña. De aquella época, en la máxima división regional estaban de Gijón La Braña y el Sporting; de Oviedo la Juventud Asturiana, la Fundación Masaveu y el Real Oviedo; de La Felguera el Cruz Blanca y el Alcázar; el Pola de Siero y de Avilés el Arnao y el Bosco Ensidesa, en el que jugaban Quini y Castro. A Castro le metí yo un gol y empatamos a dos en La Toba".

Braña, con David Villa y Quini.

Braña, con David Villa y Quini. / Reproducción de Juan Plaza

Trabajo. "Estuve jugando dos años. Lo dejé porque empecé a trabajar y también dejé los estudios. Era un mal estudiante. Mi padre tenía una carbonería y servía carbón de La Camocha, repartiéndolo por todo Gijón primero con un carro tirado por un caballo y un mulo, luego con una furgoneta. Yo con 9 años ya le ayudaba. Él era muy conocido y tenía amistad con todos, incluyendo a los alcaldes y concejales. Con 16 años metiome en el Ayuntamiento de ayudante de topógrafo. Mi jefe era Manuel Rea, que no tenía hijos y casi me adoptó. Hizo que volviera a retomar los estudios de bachillerato, en horario nocturno, al tiempo que trabajaba: no quería taza, pues taza y media y así saqué cuarto de bachiller y la reválida. A través de él conocí a pintores como Piñole, Marola, Reduello, Navascués, Mata, Bartolomé y alguno más, con los que él tenía amistad".

Horario. "Llevaba seis meses en el Ayuntamiento y un día viene Rea y me dice ‘procura esta semana entrar a la hora, que pilló un mosqueo el arquitecto y nos va a controlar’. El arquitecto municipal era Enrique Álvarez Sala. Le dije a Rea que ‘yo soy el primero en llegar a las nueve y diez, me retraso sólo 10 minutos’. Respuesta: ‘robas hora y diez minutos; se entra a las 8’. Entereme a los seis meses, porque allí los otros llegaban entre las diez y las doce. El control duró diez días; luego volvimos a lo de siempre".

Póker en el estudio. "En el Ayuntamiento estuve 6 años y al acabar la jornada trabajaba en la empresa de un delineante municipal, Decoraciones Emilio. Lo dejé a los dos años para trabajar como delineante, cinco años, en el estudio del arquitecto Juan Bautista Martínez Gemar, al que conocí cuando preparaba un plan de ordenación para Gijón que no se llevó a efecto. Con Gemar empecé un lunes. Llega el viernes y digo a los compañeros ‘hasta el lunes’ y me dice el jefe del estudio, ‘pichilín’ –me llamaba así, de pinche– ‘el sábado por la tarde trabajamos’. Respondí refiriéndome a Gemar, ‘pero si ya no trabajan ni los negros los sábados por la tarde, ¿que tien, esclavos aquí?’ justo cuando estaba entrando el arquitecto, que lo escuchó todo desde el hall. Era un hombre fuerte y pensé ‘va a arrancarme la cabeza de una hostia’. Al contrario, se dejó de trabajar los sábados por la tarde, aunque seguíamos yendo por el estudio a jugar al póker".

Pepín Braña, en la zona de Fomento, en Gijón. |

Junto al entonces presidente de la UEFA, Michel Platini, y al secretario de Aficiones Unidas, Pepe Hidalgo. / Reproducciones de Juan Plaza

La mili. "Hace 42 años, con mi hermano Kique y un socio pusimos la tienda JK Decoración. JK llegó a tener 50 empleados con más tiendas, distribuyendo para toda España. La tercera tienda, la llevaba yo de encargado, a la vez que estaba haciendo la mili, enchufado en la Cruz Roja. En la mili estaba siempre de baja. La última vez, al médico militar, capitán, lo pillé con razón encabronado y me dijo ‘¿por qué quiere que le de baja esta vez?, porque con todas las enfermedades que usted tuvo ya tenía que estar muerto’. Al entregar la baja y con la cara que llevaba, el comandante me preguntó. No le conté ni la mitad, pero levantó el teléfono, puso al capitán en su sitio, me dijo que entregara el uniforme y que no volviera ya".

Comercios. "Durante 11 años estuve trabajando con mi hermano en JK. Luego me independicé y puse una tienda propia, D4, en la calle Dindurra. El logotipo me lo hizo Juan Bautista Martínez Gemar, con quien seguí llevando una relación espectacular. La única noche en la que yo no dormí en mi casa fue por su culpa".

Matrimonio y separación. "Con 23 años me casé con Leonor da Piedad, un año mayor. Estuvimos 20 años casados y llevamos 30 separados, pero tenemos muy buena relación. Reuní un día en un restaurante a mis hijos, Iván y Ana para hablar del tema, porque Leonor ya me había pedido tres veces separarse. Era diciembre. Después de Reyes me fui de casa, con una maleta de ropa y 60 libros".

Directivo del Sporting. "Con 23 años Enrique Pendás me pidió que me incorporara a la directiva del Patos, un club juvenil. Pendás estaba de directivo del Sporting. Yo era conocido en el mundo del fútbol y cuando Vega Arango dejó el Sporting para presidir la Liga de Fútbol Profesional, apoyé la candidatura para presidir el club de Ramón Muñoz, porque tenía ese compromiso con Pendás. Cuando Muñoz dimite, apoyé a Plácido Rodríguez, de cuya directiva formé parte como vocal, encargándome de las relaciones con la afición entre 1991 y 1993 hasta que nos echaron cuando los clubes se transformaron en sociedades anónimas".

Última UEFA. "Plácido Rodríguez Guerrero fue un gran presidente. Con muy pocos medios jugamos la UEFA por séptima y última vez, pasando la primera ronda. Con un equipo de chiquillos de la cantera eliminamos a un equipo en el que jugaba Mijatović. En aquel Sporting estaban Juanele, Luis Enrique, Abelardo, Manjarín, Pablín, Arturín... Con más experiencia sólo estaban Ablanedo, Joaquín y Jiménez y pocos más, con sólo tres extranjeros: Luhovy, Iordanov y Nilsson".

Estuve machacando un día y otro a Tini Areces y a Daniel Gutiérrez Granda hasta que, para quitarme de delante, el Ayuntamiento me hizo una sede para la Federación de Peñas

Con los veteranos. "Convencí a la directiva para que dejara entrenar a los veteranos del Sporting en Mareo y yo iba a entrenar con ellos. Se ponían de acuerdo en los entrenamientos para reírse de mí. Apostaban a que no la tocara, o a hacerme todos un caño. Una hora corriendo sin tocarla y cuando nos estábamos duchando, Uría me dice, ‘hoy estuviste muy bien, Pepín, corriste la de Dios, físicamente estas muy bien, pero no tuviste mucha participación’. Ya me di cuenta, no había tocado ni un balón; todo Dios a reírse. El día que todos me hicieron un túnel, luego me decían, ‘vas a tener que jugar con sotana’. Lo pasábamos bien; el ambiente era muy bueno. Y también en nuestra Junta Directiva".

Palcos. "Como directivo, comí con Mendoza, con Gil, con Lopera... fui a los palcos de toda España. El Real Madrid y el Barcelona, gastaban más al mediodía ellos más que el presupuesto para todo el año del palco del Sporting. En el palco del Madrid tenían hasta dos cocineros cortando jamón y preparándote lo que quisieras. Comí con Mendoza en tres ocasiones, con Gil, con Casaus, los presidentes del Athletic de Bilbao eran encantadores".

Foto de equipo.

Foto de equipo. / Reproducción de Juan Plaza

Sociedad Anónima Deportiva. "Al entrar el consejo de administración del Sporting, entró de presidente Eloy Calvo Capellín, gran presidente y persona, tanto que a los dos años lo dejó. El consejo, para hacer caja, vendió tres días antes de empezar la liga, a Monchu al Sevilla por 170 millones de pesetas, a Manjarín por 218 millones al Coruña, a Abelardo por 350 millones al Barcelona, a Muñiz al Rayo Vallecano... bueno, ingresaron casi mil millones y deshicieron el equipo y gastaron el dinero en fichajes de extranjeros que no sirvieron para nada. Ahí empezó el declive del Sporting. A los cinco años de cogerlo el consejo, bajó a segunda. En los fichajes había mucho negocio. No tengo pruebas, pero por supuesto. Y luego, Abelardo internacional, Luis Enrique, que se lo llevó el Madrid pagando la cláusula de rescisión, también. A Villa lo vendieron por 400 millones al Zaragoza, que luego lo vendió por 2.000 millones al Valencia".

Federación de Peñas. "Más de un año después de haber dejado la directiva, varias peñas me propusieron que fuera presidente de la Federación de Peñas Sportinguistas. No lo tenía claro porque para mí era pegar un paso atrás, después de haber sido directivo y comer con Ramón Mendoza, con Gil, con Lopera e ir a los palcos de toda España. Dije que no, pero a los dos años me volvió a insistir Plácido Rodríguez Guerrero. Me presenté a las elecciones y gané. De eso hace 25 años y estuve 20 años como presidente".

La Mareona. "La Mareona empezó en mi época. El nombre lo puso la prensa. Antes no se organizaban viajes a los partidos de fuera de casa y yo empecé a organizarlos, buscando autocares para ir y entradas a mejor precio".

La sede. "Cuando llegué, la Federación de Peñas no tenía ni sede. Entonces el alcalde era Tini Areces y estuve machacándolo un día y otro y al concejal de deportes, Daniel Gutiérrez Granda. Por quitarme de delante, me hicieron una sede que pagó el Ayuntamiento".

Aficiones Unidas. "Aficiones Unidas se creó cuando se inauguró la sede que me hizo el Ayuntamiento. A la inauguración invité a las federaciones de peñas de todos los clubes de España. Vinieron diez. El primero que dijo que presidiera yo la comisión que se creó para empezar a funcionar fue Mino, que presidía la Federación de Peñas del Oviedo. Después de eso tuve que pelear para que nos tuvieran en cuenta. Como insistía tanto empecé a conseguir un poco de relevancia. Me presenté a Ángel María Villar y con el que llegué a tener una amistad espectacular, la prueba es que nos seguimos llamando cada 15 días".

"

Pepín Braña con 10 años cuando jugaba en el Siglo XX. / Reproducciones de Juan Plaza

Lissavetzky. "El secretario de Estado de deportes era Jaime Lissavetzky, con el que también cogí muchísima amistad, me llamó para participar en una comisión contra la violencia, el racismo y la xenofobia en el fútbol. Yo era de los más participativos en las reuniones. Por estos temas también estuve en una reunión de más de dos horas con Mariano Rajoy cuando era Ministro del Interior, en la que le propusimos desde Aficiones Unidas que salieran al campo al mismo tiempo los dos equipos, porque antes echaban a los leones al equipo visitante, haciéndolo salir primero, para que insultaran y silbaran a sus jugadores. También creamos el ‘Silbato de Oro’ al mejor árbitro de primera y al de segunda, que se entrega en el congreso anual que organizan las aficiones, el primero en Gijón".

Los ultras. "Mi relación con Ultra Boys fue muy buena y eso que de vez en cuando me cantaban ‘¡Pepín, cabrón, sal del Molinón!’, porque cuando creé Aficiones Unidas se les metió en la cabeza que yo quería echar a los ultras de los campos de fútbol. No era así. La mayoría de los ultras están apoyados por los clubes. Los del Sporting tenían un cuartín en El Molinón, donde guardaban las banderas y luego resulta que al entrar al estadio le miraban el bolso a una paisana para ver si llevaba algo, cuando ya estaba todo dentro. El Real Madrid le daba 300.000 pesetas al mes al que controlaba a sus ultras. Aquello ya desapareció. Pero hay mucho dinero por medio. Entre los políticos y los dirigentes del fútbol, no sé con quien quedarme, están a la par. Están los presidentes de dos clubes comiendo poniendo buena cara y por detrás intentando levantarle uno al otro a un jugador".

"El declive del Sporting comenzó cuando se transformó en sociedad anónima deportiva y se deshizo el equipo para hacer caja"

Villar. "Como presidente de Aficiones Unidas conocí a cuatro presidentes de la Liga de Fútbol Profesional. Tebas no nos quería más que los anteriores, pero es más listo y nos dio una subvención de 30.000 euros que no teníamos que justificar. Ahora creo que les subió la cuota. La persona más ética que conocí en el mundo del fútbol, y conocía a muchísimos presidentes de primera y de segunda, fue Ángel María Villar. Conocí a cuatro secretarios de estado de deportes. Jaime Lissavetzky me dijo en su despacho, ‘Pepín, sé que eres muy amigo de Villar, pero no me voy de esta legislatura sin echarlo’. Sabiendo que quería echarlo, Villar siguió invitándolo a la comida de Navidad que organizaba. La política española quiere controlar el fútbol. Todos los presidentes del gobierno, en especial el actual".

Sudáfrica. "En el mundial de Sudáfrica casi muero de frío. Llegamos para la final en un avión especial que puso la Federación Española de Fútbol. Para mi sorpresa viaje fue en bussines, con sillones que se convertían en cama. Iba todo gente importante y resulta que al presidente de Aficiones Unidas, Ángel María Villar lo mete ahí, en un avión con 280 pasajeros, y 40 íbamos con unos privilegios especiales. Al llegar, 22 grados y dejé el abrigo. Entré al estadio con el dueño de Mercadona y su hermano dueño de Pamesa. Empieza el partido a un grado bajo cero, y yo allí con la mi camisina y sin abrigo. Luego llegó la euforia".

"

Saludando al entonces Príncipe Felipe, hace más de dos décadas. / Reproducciones de Juan Plaza.

Insignia. "Hace cinco años, después de 18 años como presidente, me dieron la insignia de oro y brillantes de Aficiones Unidas y la placa como Presidente de Honor. Cuando te dan algo de eso, es para echarte. El año anterior había dejado de presidir las Peñas Sportinguistas".

Sin ver fútbol. "Me cuesta mucho tomar decisiones, pero cuando las tomo son definitivas y ya ni veo fútbol. Le debo muchísimo. Sin el fútbol no habría llegado a conocer a las personas ni los países que conocí. Este año me darán la insignia de los 50 años como socio del Sporting y posiblemente no vaya a recogerla, sino que mande a una persona en mi lugar, si quiere ir. No veo ni los partidos de la selección ni los del Sporting. En el caso de la selección porque creo que fue un escarnio lo que se le hizo a Ángel María Villar. En los del Sporting, porque es una empresa y si me tratan mal, pues no tengo por qué ir y soportar a un dueño que ni es de Gijón, ni es asturiano, ni es español y está en busca y captura en México".

Política. "Me presenté como candidato a la Alcaldía en las últimas municipales tras crear el partido Que hable Gijón. Saqué 990 votos. Me volveré a presentar".

Nuevo libro. "Ya he escrito siete libros, cuyo epílogo siempre me los hacía Alfonso Peláez. Los prólogos mes los escribieron varios, entre ellos Tini Areces. Con 65 años me jubilé. Mi pasión es leer. Igual leí más de 3.000 libros. No pongo la tele ni la radio. Estoy escribiendo mi octavo libro, que si lo consigo acabar va a titular ‘Sin pies ni cabeza’, cuya portada va a ser un cuadro de Kiker. Tengo dos hijos que no me los merezco, y tres nietos, Álvaro, Sara y Manuela. Yo que cuando era directivo no quería llevar a mis hijos al fútbol, ahora resulta que mi tercera nieta, con 7 años es portera de un equipo; a ver si me haz rico, porque está claro que el representante voy a ser yo. Tengo mis tertulias, a través de las que sigo el fútbol. Tenía una fija en Casa Ataúlfo, pero va faltando la gente, porque era bastante mayor. Estoy en otras en Los Campinos. Quiero que me amen o que me odien, me molesta la indiferencia.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents