Lucía Rodríguez Olay, filóloga y profesora de la Universidad: "Hay que creer en la gente joven y no pensar que todo lo pasado fue mejor"
La colaboradora de LA NUEVA ESPAÑA lanza una obra recopilatoria de sus artículos publicados desde 2017 y destaca el mirar las cosas "desde otros puntos de vista"

La filóloga Lucía Rodríguez Olay. | LNE
Lucía Rodríguez Olay (Gijón, 1974) es filóloga hispánica y profesora de la Universidad de Oviedo, además de colaboradora de LA NUEVA ESPAÑA desde el año 2017, donde publica artículos con asiduidad. Precisamente, esa actividad ha propiciado su ánimo de publicar un libro, que bajo el título "Las langostas del Titanic" está en ciernes de salir y recopila más de una treintena de sus ensayos que tocan variados temas de actualidad, especialmente educativa. Su presentación será el próximo día 27, en la antigua Escuela de Comercio, a las 19.00 horas en un acto que tendrá como maestro de ceremonias al delegado en Gijón de este diario, Ignacio Peláez.
-¿Por qué ese título?
-Es el de uno de los primeros artículos que escribí. Tiene que ver mucho con mirar las cosas desde otro punto de vista, las cosas pueden estar mal o bien. En aquel momento respondía un poco a lo que me estaba ocurriendo vital y profesionalmente. Lo que dice que es que cuando ocurrió el hundimiento del Titanic para las langostas que estaban en la pecera lo que ocurrió fue un milagro para volver al mar. Es una metáfora que ha sido bastante recurrente.
-Es un compendio de ocho años.
-Sí, he agrupado los textos en cuatro bloques distintos: personas o instituciones, la mujer, cuestiones de la vida cotidiana y otros ligados con la enseñanza, porque al final es de lo que yo puedo saber un poquito y me gusta hablar de las cosas que sé.
-¿Quedó fuera algún artículo por algún motivo hubo modificaciones?
-He intentado ser bastante fiel a lo publicado, sí hubo uno que me hubiera gustado incluir, pero que no pude al no hallar la fecha de publicación.
-¿Qué influencias literarias tiene?
-No, escribir es algo que siempre me ha gustado y soy una ávida lectora. Es algo que a mí, incluso, me parece hasta terapéutico. Me gusta mucho leer poesía, novela, teatro entonces no hay autor ni inspiración concreta. Detrás hay mucha experiencia vital, porque hay muchas cosas que hablan del aula no y de la educación.
-¿Y a nivel vital?
-Ha habido muchas personas, especialmente profesores concretos, que no voy a decir para no dejarme a nadie en el tintero. También muchas cosas de mis estudiantes, de cuando daba clase en secundaria, de bachillerato y ahora en la universidad. Creo que tienes que ser permeable a muchas cosas y, desde luego, permeable a quienes tienes enfrente. Eso, eso de todas, todas. ¿Entonces? Bueno, no sé.
-¿En qué cuestiones ha querido profundizar más?
-Pues mire, creo que hay algo que está latente en casi todos artículos y es creer más en la gente joven. Quiero decir que también reconozco que hay problemas, como la escasa tolerancia a la frustración o no aprender de los noes. También esa romantización de que cualquier tiempo pasado fue mejor y criticar a la gente joven per se no me gusta, entonces me gusta poner en valor las cosas que hacen.
-Estaría ligado al concepto de "indefensión aprendida" del que hablar.
-Sí, va un poco por ahí. La capacidad de resiliencia, que me gusta muy poco esa palabra, pero me gusta más, más caer y levantarse. Y luego, bueno, creo, esto es una opinión personal, por supuesto, pero creo que no poner límites en la infancia perjudica mucho en la adolescencia.
-¿Qué reacciones ha tenido al expresar esta opinión?
-Buenas, porque cualquier opinión dentro de un orden es respetable, como bien dice José Antonio Marina. Creo que hay que saber decir las cosas y ser una persona educada, correcta sin herir ni de imponer una verdad.
-¿Qué rol deben asumir padres y profesores en la educación?
-Los profesores ya no son un tótem que todo lo sabe, sino una figura de acompañamiento para desarrollar el pensamiento crítico y sean personas con criterio propio bien fundamentado. Como padres, debe haber mucho diálogo en casa, también límites y reglas, con comprensión y apoyo. Sin ser "amigos" de nuestros hijos, pero que sepan que somos un lugar seguro. El amor no está reñido con la firmeza, obligación o respeto.
-Han pasado muchas cosas desde 2017, pandemia incluida. ¿Cambia el pensamiento?
-La pandemia tiene también un un peso importante en el libro, hay una parte en donde están todas las reflexiones de esa época que fue un punto de inflexión en la vida de todo este planeta, Mis pensamientos han evolucionado en función también de cómo ha ido evolucionando la sociedad y no eres la misma persona ahora que hace diez años.
-¿Cuál sería el mensaje final para los lectores?
-Hay que poner en valor lo que hace la gente joven, también el de la educación. Darle importancia a la profesión docente. También que se lea el periódico, no las noticias que salen en Instagram y me encantaría que todas estas reflexiones pudieran ser de utilidad para todo aquel que me lea.
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