Juanma Tapia y la rebelión del arte contra la injusticia: así es su obra en Gijón a beneficio de las personas refugiadas

El artista plástico dona "Carne migrante, por cuartos o enteros", una obra para sensibilizar y visibilizar la situación de los refugiados

Juanma Tapia, con la obra donada. | LNE

Juanma Tapia, con la obra donada. | LNE

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Gijón

Con la premisa de que "el arte es una herramienta que ayuda a transformar la sociedad" y también "un instrumento que ayuda a mejorar las condiciones de vida de las personas vulnerables", el artista plástico Juanma Tapia ha donado a la ONG Accem, con sede en Gijón, una obra que ha realizado, con el fin de sensibilizar y visibilizar la situación de las personas refugiadas. "Cualquier oficio tiene ese elemento importante de que la gente se posicione antes estas situaciones de una injusticia humana y social brutal. Y así lo hago desde la escultura, pintura y acción plástica, debo revelarme con estas situaciones y aprovechar el poder que tiene el arte", resalta.

Madrileño, pero afincado en Tapia desde hace años, Tapia ha intentado transmitir ese "elemento sensibilizador que ayuda a entender que todas las personas deben tener las mismas oportunidades". Y lo ha hecho bajo una obra especial, titulada "Carne migrante, por cuartos o enteros".

"Cuando de crío mi madre me mandaba comprar pollo, en la tienda me preguntaban siempre si me ponían cuartos o enteros, y casi sin esperar la respuesta empezaba a cortar el pollo y me lo empaquetaba", rememora el artista, sobre el origen de este proyecto, con ese recuerdo que renació en su mente cuando empezó a ver a esas personas migrantes que llegaban a la costa, para pedir refugio. "En mi interior revive esa imagen cuando oigo hablar del reparto de menores no acompañados. Ese toma ‘pa ti’ este muslo, o toma ‘pa ti’ esta molleja o coge tú esta cresta. ¿Y usted quiere estos ‘menas’ por cuarto o enteros?", cuenta.

Artista plástico, con la pintura, la textura y el volumen apareciendo como protagonistas en sus obras, Tapia sitúa su obra en torno a una caja de cartón, con zapatos –uno de ellos rojo– y un marco de hierro oxidado. Con la caja juega con una doble metáfora. Por un lado, usa "un material pobre y humilde", y por el otro "con el destino de la persona refugiada, que es acabar en una caja, en el mar, que no de ser una caja muy húmeda; en un ataúd, una caja muy fría; o un gueto, que es una caja con fronteras infranqueables".

En cuanto a los zapatos juega con la idea de reproducir el fondo marino en ausencia de agua, donde quedan al descubierto "miles de zapatos depositados en el lecho marino", explicados como "testigos mudos de lo que un día fue la esperanza". Y añade el motivo por el que uno aparece con tono rojo: "Representa una bailaora, como queriendo depositar, a pesar de la realidad, cierta ilusión y optimismo".

En cuanto al marco de hierro oxidado está justificado por el efecto del agua marina. "Debería pesar tanto como pesa esa situación de las personas refugiadas, migrantes y los niños abandonados", comenta Juanma Tapia para finalizar la disección de esta pieza reivindicativa.

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