Pablo Menéndez Buján, científico del Instituto Josep Carreras: "La apuesta que hace España por la investigación es muy pequeña"

"Es muy difícil poder hacer ciencia cuando nos dan dinero para dos o tres años y no hay unos programas de estabilización correctos", critica el experto

Pablo Menéndez Buján. | LNE

Pablo Menéndez Buján. | LNE

Gijón

La Laboral acogerá hoy y mañana la III Conferencia Severo Ochoa, en la que expertos mundiales debatirán sobre las últimas terapias y el impacto de la inteligencia artificial en la investigación oncológica. Entre ellos estará el asturiano Pablo Menéndez Buján (Avilés, 1974), investigador principal y director de investigación del Campus Clínic-UB del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras.

-¿En qué proyectos se centran en la actualidad?

-Trabajamos principalmente en leucemia aguda pediátrica y en inmunoterapia. Es decir, en terapias que van dirigidas contra estas células tumorales mediante el linfocito T. Entonces, lo que hacemos es utilizar el sistema inmune para atacar a las propias enfermedades.

-¿Cuál es la incidencia de la leucemia infantil a nivel nacional y en Asturias?

-Gracias a Dios, el cáncer pediátrico es poco frecuente. Si bien, la leucemia es el principal tumor pediátrico, ya que representa un 35% del total. En España hay unos 450 casos al año y, en Asturias, calculo que se diagnostican entre 15 y 20 al año.

-Los tumores fueron la primera causa de muerte en España el año pasado. ¿Hay esperanza de cara a que la investigación pueda cambiar eso en el futuro?

-El cáncer está aquí y se va a quedar aquí. Es una enfermedad que responde a modelos de vida y estamos expuesto a tóxicos y agentes de exposición como el sol, las radiaciones, los alimentos, el plástico, la polución, el tabaco, el alcohol, el estrés y los virus o bacterias. Cuando hay una exposición prolongada, la situación desemboca en el cáncer. Por lo cual, cuanto más desarrollada e industrializada sea nuestra sociedad y haya mayor esperanza de vida, más cáncer va a haber. Dicho esto, se ha investigado mucho en estratificar a los pacientes y ahora hay muchos tumores que se entienden. Eso permite adecuar el tipo de tratamiento dependiendo de la agresividad del tumor porque tenemos a disposición toda la biología molecular y las mutaciones. Esa estratificación por grupos de riesgo ha permitido curar más tumores. Ahora hay algunos que se curan al 90 o 95%, como la leucemia en niños, el cáncer de mama, de próstata. Eso es gracias a lo que se ha crecido en los últimos 30 años, aunque todavía quedan muchos tumores y leucemias en las que eso no se ha conseguido y se está en fase de entenderlas mejor.

-¿Cómo han variado las tasas de curación en leucemia infantil?

-Depende del tipo de leucemia. La más común, que es la linfoide B, se está curando en casi un 90%. Si hablamos de leucemia mieloide, las tasas de curación bajan al 60 o 70%. En esta última década se ha mejorado mucho, sobre todo en la linfoide B, que hace 20 años se curaba al 60%.

-¿Cuáles han sido las claves para lograrlo?

-Es una enfermedad que se ha trabajado mucho a nivel europeo. Ha habido grandes consorcios en muchos países y hospitales que han trabajado todos alineados en red para la optimización de recursos. Y, claro, cuando todo el mundo trabaja en red, el resultado es evidente.

-¿Cuáles son los tumores en los que urgen ser abordados?

-Muchos. Por ejemplo, los intracraneales en adultos, los de páncreas, los gastrointestinales, los hepáticos... Esos están todavía en tasas de supervivencia muy bajas. De cara a mejorarlas, los científicos somos optimistas por naturaleza, ya que si no, no podríamos estar aquí. Es cierto que año tras año vemos mejoras que quizá no son tan evidentes para la sociedad, pero que están ahí. Por ejemplo, a un paciente de 60 años darle tres años de vida en vez de uno, ya es importante. No es óptimo, claro, pero tenemos que ir paso a paso y ya hay inmunoterapias y herramientas que están permitiendo que ese estimado de vida, al menos, se duplique.

-¿Qué papel va a jugar la inteligencia artificial?

-Es algo que ha llegado para quedarse en muchas disciplinas de hospital. Ahora estamos educando al sistema con una cantidad inmensa de datos que es capaz de resolver en cinco minutos para que luego el profesional pueda dar una valoración. Entonces, es algo que va a aportar poder reducir tiempos y mejorar calidad, ya que lo que ella ve es imposible que lo vea un ojo humano. El tema es que la clave es educar bien a las máquinas, por lo que será necesario que en los estudios se haga mucho hincapié en cómo utilizar la inteligencia artificial.

-¿Es suficiente la apuesta que se hace en España por la investigación?

-No. A veces es un poco irrisoria. Se debería tener en cuenta que el conocimiento es lo único que nos priva de lo desconocido. Aquí la apuesta es muy pequeña y está muy burocratizada. Existe un problema estructural de burocratización y de desconfianza. Es muy difícil poder hacer ciencia cuando nos dan dinero para dos o tres años y no hay programas de estabilización correctos. Además, es importante profesionalizar la gestión de la ciencia, que en España no está muy profesionalizada. Por lo tanto, hay que reducir burocracia, flexibilizar el sistema y no ser tan estrictos con los gastos.

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