Manuel Javier Vallina-Victorero Vázquez: "Trabajar en red con otros hospitales del norte multiplicaría nuestros resultados"

"Esperamos tratar el síndrome del cascanueces con el Da Vinci tras el verano", indica el cirujano, que ya trabaja con la Politécnica para hacer uso de la inteligencia artificial

Manuel Javier Vallina-Victorero Vázquez, en el Hospital de Cabueñes, junto a su despacho de jefe del servicio de Angiología y Cirugía Vascular.

Manuel Javier Vallina-Victorero Vázquez, en el Hospital de Cabueñes, junto a su despacho de jefe del servicio de Angiología y Cirugía Vascular. / Ángel González

Cabueñes

El cirujano Manuel Javier Vallina-Victorero Vázquez (Oviedo, 1963) lidera desde febrero de 2024 el servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital de Cabueñes, el complejo sanitario del que lleva formando parte 22 años. Esas labores las compagina, además, con sus tareas como docente de Anatomía en la Facultad de Enfermería de Gijón y las de secretario de Salud y Bienestar Social del PSOE en Gijón.

-Acaban de realizar una técnica pionera, un bypass aortofemoral con cirugía robótica, junto al equipo de Urología.

-Sí, ya hemos hecho dos. Forma parte de la apuesta decidida que hacemos en este servicio por la innovación. Ahora mismo, el robot es la última línea de tratamiento quirúrgico, y esa fue la primera vez que hicimos una intervención robótica en nuestro servicio. Si bien, esta no es la única indicación en la que podemos operar con cirugía robótica y ya estamos explorando otras, por lo que creo irá creciendo el número de intervenciones.

-¿Para qué otras técnicas les podría ser útil el Da Vinci?

-Las que se están haciendo por laparoscopia. Un ejemplo de ello es el tratamiento del síndrome llamado cascanueces, que es una compresión de la vena renal en el momento que casi conecta con la vena cava. Lo que hacemos es una trasposición, bajándola un poco hacia los pies. Eso lo estamos haciendo de forma convencional, pero creemos que se puede hacer con robot. Esperamos hacerlo a la vuelta del verano.

-¿Cree que el trabajo conjunto entre servicios es una fórmula idónea para dar una mejor respuesta?

-Estoy absolutamente convencido de las fortalezas que ofrece trabajar en equipo. Cada uno aportamos nuestro conocimiento y, cruzando el de unos con el de otros, ofrecemos mayores garantías para los pacientes y mejores resultados. Y también estoy convencido de la ventaja de hacer un trabajo en red. Ya estamos trabajando con el Hospital Clínico Universitario de Santiago, concretamente en endoprótesis complejas de aorta torácica. Nos gustaría poder ampliar esos trabajos con otros hospitales del norte de España y, por supuesto, con el HUCA. Tengo claro que trabajar en red multiplicaría los resultados.

-¿Qué balance hace de su primer año como jefe de servicio?

-Bueno, ya estaba muy bien gestionado previamente por el doctor Javier Álvarez. Cuando lo heredé no había listas de espera quirúrgicas y el tiempo de respuesta en consultas externas era de un día o dos. Eso facilitó mi aterrizaje. Y luego, quizá, cada uno aportamos unos matices diferentes. A mí me gusta mucho la innovación y entiendo que en pleno siglo XXI hay que abrir la puerta a todo tipo de innovaciones. Por eso , desde el principio, les dije a mis adjuntos que buscaran técnicas innovadoras en las que podamos empezar a formarnos y así dar mejor servicio a los pacientes. Así fue como llegó la técnica pionera que hicimos, ya que vimos en internet que un cirujano de Praga (Peter Stadler) hacía muchas de ese tipo. Lo que hicimos fue pedirle permiso para ir a ver cómo trabajaba. La verdad es que tenemos un equipo con el que estoy contento y que tiene ganas de trabajar.

-¿Cómo ha cambiado su trabajo en estas dos décadas?

-Este hospital experimentó un crecimiento tecnológico impresionante. Ya tenemos dos quirófanos híbridos y disponemos de todo tipo de tecnología para los tratamientos endovasculares mínimamente invasivos. Asturias es un sitio privilegiado en sanidad, ya que estamos a la cabeza en tecnología en España y a un nivel completamente comparable al de cualquier hospital puntero de Europa. Los equipamientos de los que disponemos son un lujo y estamos incorporando otros nuevos de forma continuada.

-¿Qué retos se marca ahora?

-Estoy explorando las posibilidades que nos ofrece la inteligencia artificial. Estamos iniciando los contactos con la Escuela Politécnica de Gijón, porque allí hay grupos de trabajo especializados en este tipo de técnicas, para explorar la posibilidad de hacer proyectos conjuntos. Creo que sería útil para eliminar la variabilidad y la subjetividad que existe entre unos cirujanos y otros, de tal forma que, enviando una foto o un diagnóstico, el programa te devolviera lo que tienes que hacer.

-¿Cómo recibió la noticia del parón de las obras?

-Pues mira (señala a la ventana de su despacho), desde aquí podía seguir el proceso día a día. Cuando se iniciaron las obras veía muchísimos trabajadores. Algunos días llegué a ver a 100. Pero cuando se acercó el momento en el que luego ya se conoció la noticia, me llamaba la atención que veía a muy poca gente en la obra. Había días en los que solo estaban dos o tres. Entonces, creo que no quedaba otro remedio y que la Consejería hizo lo que tenía que hacer. Ahora estamos pendientes de la licitación del proyecto, que permitirá incorporar una serie de mejoras. Está claro que esto no era lo ideal, sino que era que hubieran continuado las obras, pero las cosas son así y se están consiguiendo unos números espectaculares. Nunca hubo tanto crecimiento en la actividad como ahora y los huecos se están explotando de la mejor forma posible. Creo que en dos años tendremos un hospital nuevo de categoría, así que merece la pena esperar un poco más.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents