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Crónicas gijonesas: Topografía médica

Un repaso a los estudios sanitarios, sociales, geográficos, económicos e higiénicos en la ciudad

Crónicas gijonesas

Crónicas gijonesas

Luis Miguel Piñera

Luis Miguel Piñera

Cronista oficial de Gijón

Durante las dos primeras décadas del siglo XX abundaron en Asturias las ediciones de estudios sobre sanidad, sobre higienismo y sobre salud. En algunos casos como consecuencia de la industrialización y de la llegada a la ciudad —a trabajar a las fábricas de Gijón, por ejemplo— de hombres y mujeres de las aldeas cercanas. Las "topografías médicas" son estudios sanitarios, sociales, geográficos, económicos e higiénicos sobre un territorio concreto, realizadas por médicos siguiendo la tradición higienista. Son una fuente muy potente para el conocimiento de la historia social de un territorio, y Gijón tiene su "topografía médica" pero también la tienen —si hablamos de antes de 1920— una quincena de localidades asturianas: Mieres (1885), Llanes (1884), Oviedo (1911), Avilés (1913), Ponga (1915)...

Las "Topografías Médicas" publicadas en Asturias fueron estudiadas por Germán Ojeda en su publicación, dos tomos, "Biografía contemporánea de Asturias" (2006 y 2011) y ahí remitimos a las personas interesadas. Estudió Ojeda en el primer tomo dieciocho topografías médicas asturianas ―incluyendo páginas facsimilares―, de Oviedo, Gijón, Avilés, Sobrescobio... hasta dieciocho. En el segundo tomo veinte topografías, de finales del siglo XIX y del siglo pasado.

La topografía médica más antigua es la de Mieres (1885) de Nicanor Muñiz Prada, y la más reciente la de Salas (1963) de Fernando Jiménez Herrero. Algunas de ellas no fueron editadas pero son accesibles en diversos archivos municipales.

El libro "Topografía médica del concejo de Gijón" fue editado por el establecimiento tipográfico de "El Liberal" —que estaba en la calle del Marqués de Cubas número 7 en Madrid— en el año 1918, y su autor es el médico catalán Felipe Portolá Puyós. En la Biblioteca Asturiana del padre Patac se conserva un ejemplar (signatura: B.A. 42-211) pero en el 2004 la obra se reeditó a cargo de Vtp Editorial y con dos introducciones magníficas a cargo de Xuan Fernández Bas y del recordado Francisco Prendes Quirós. La biblioteca del padre Patac conserva varias topografías médicas, algunas también de las décadas de 1920 y 1930, y naturalmente en sus estanterías está la primera edición de "Topografía médica del concejo de Gijón" de Felipe Portolá.

Hay muchas cosas curiosas en ese ejemplar. Una que hace constar que la obra fue galardonada con el premio "García Roel 1918" por la Real Academia Nacional de Medicina y otra que el libro lleva dos sellos que dicen: "Ateneo Obrero de Gijón. Biblioteca Circulante. Sección Asturiana. Vol. nº 84" y "Biblioteca Circulante del Ateneo Obrero de Gijón. Nº 2911". Por otra parte, en el interior, figura la dedicatoria autógrafa del autor a esa potente entidad cultural el día 25 de febrero de 1919.

El libro sobre la topografía medica de Gijón es , desde luego, una joya. Por ejemplo, nos da una información que hoy nos resulta imprescindible para saber cómo estaban —en cuanto a sanidad se refiere— las calles de Gijón en ese año de 1918. No solamente cómo estaba la calle Corrida y otras céntricas sino (y eso sí que es novedoso) cómo eran, cómo se vivía y qué deficiencias tenían las calles de El Natahoyo, de La Calzada o del barrio de La Arena. Por eso resulta el libro una guía interesante sobre todo lo que respecta a la vivienda obrera en aquel Gijón y, seguramente, el único que abordó en esos años estos temas si exceptuamos el informe de Rafael Riera llamado "Junta Local para el Fomento y Mejora de Casas Baratas" (1917) que se conserva en la biblioteca del Archivo Municipal. Un paréntesis. Rafael Riera Suárez (Pravia, 22 de junio de 1885-Gijón, 22 de noviembre de 1926) publicó dos libros: "Calor cordial" en 1924 y "Pomarada asturiana" que se editó el mismo año de su muerte, Era Riera masón y miembro del Ateneo Obrero de Gijón.

"Lo que tienen las casas de esos barrios extremos" —escribió Felipe Portolá sobre las ciudadelas— "son unos inmundos y antihigiénicos patios interiores (mejor dicho tubos destrozapulmones) por las corrientes aéreas que se establecen de fuera hacia dentro. Allí los arquitectos y maestros de obras subordinan los dictados de la higiene al egoísmo de los propietarios y en perjuicio de los inquilinos".

Sigue el médico en aquel 1918: "En Gijón por todas parte se ven embalses de agua y lodo. Las calles, con hondos baches donde los carros quedan empotrados, después no hay una mala faja de afirmado por donde las personas puedan transitar. Fijémonos en la calle de Menéndez Valdés, que es una calle bien céntrica y puede decirse sin reparo que es el baldón de Gijón. [...]. Arrojar a las calles basura, aguas sucias, trapos papeles, cabellos, residuos de fruta y verduras, ni es buena educación ni es saludable".

Citamos antes el trabajo sobre las topografías médicas de Asturias ―recopilatorio, exhaustivo― de Germán Ojeda. Añadamos el artículo "Ambiente y enfermedad en Asturias durante la Restauración. Estudio desde las topografías médicas" de Luis Vicente Sánchez Fernández, Juan Carlos Cobo Barquín y Radhamés Hernández Mejía en la "Revista de Demografía Histórica" (2016).

Retrato de Gijón

El Robledo.

El Robledo. / Foto Lena (Muséu del Pueblu d'Asturies)

El Robledo en 1944

El nuevo obispo de la Diócesis de Oviedo, Benjamín de Arriba y Castro, en su visita a Gijón el 26 de noviembre de 1944 a su paso por la calle Corrida; se distingue al fondo la estatua de Jovellanos. Dos cosas. La casa que vemos en construcción a la derecha ―Corrida esquina con Asturias, sigue por la calle Libertad― conserva en su parte más alta la inscripción "Año 1945", es obra de Manuel del Busto y su hijo Juan Manuel como se ve en uno de los anuncios. Otra cosa es el cine-teatro Robledo. Vemos en su fachada anunciada la obra de teatro "El gran tacaño" de Joaquín Abati y Antonio Paso Cano, el padre de Alfonso Paso, representada por la compañía del Teatro Pavón de Madrid. Foto Lena (Muséu del Pueblu d´Asturies).

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