El catedrático de Derecho Tributario Francisco Javier Lasarte: "De no ser por Jovellanos quizá las Cortes de Cádiz no habrían existido"
El experto recibe hoy el XXIV Premio de Investigación del Foro Jovellanos por un trabajo centrado en el papel del ilustrado gijonés en la Junta Central ante la invasión napoleónica

Francisco Javier Lasarte Álvarez, ayer, en Gijón. / Luisma Murias
Francisco Javier Lasarte Álvarez (Herrero, Sevilla, 1940), catedrático de Derecho Financiero y Tributario, recibe hoy el XXIV Premio Internacional de Investigación Foro Jovellanos por su trabajo "La Junta Central, 1808-1810. Jovellanos, las Cortes y las Américas". Lo hará a las 19.00 horas en el Museo Casa Natal de Jovellanos. "Es uno de los grandes pensadores del liberalismo del siglo XIX, aunque nació en el XVIII", afirma el autor, que se declara "prendado de las Cortes de Cádiz" y del ilustrado gijonés desde hace décadas.
¿Qué representa este reconocimiento para usted?
Me ha llenado de satisfacción, porque Jovellanos es algo personal. Cuando vi que me premiaron, pensé que es una proyección de mi primer libro de historia. He hecho varios libros de historia y siempre estuve prendado de las Cortes de Cádiz. Cuando hice el primero, en 1975, me llamó la atención la figura de Jovellanos, que murió poco antes de que se constituyeran. Me pareció un hombre interesantísimo. Es uno de los grandes pensadores del liberalismo del siglo XIX, aunque nació en el XVIII.
Trata sobre la Junta Central.
Sí. Todo se remonta a cuando Napoleón invade España. Este desastre nos hizo quedarnos sin Estado, porque los Borbones se fueron voluntariamente y se pusieron poco menos que a sus órdenes. Durante la invasión, Jovellanos estuvo preso en Mallorca por orden de Godoy entre 1801 y 1808. Murió en 1811, con 67 años, que eran muchos para la época. Tuvo suerte, porque murió en su casa, con dignidad, y unos días después apareció un cuerpo del ejército francés porque lo querían fusilar.
Abandonó la prisión poco después de entrar los franceses.
Cuando sale, España era un desastre: sin rey, sin gobierno, con unos consejos que gobernaban en Madrid. Solo había juntas provinciales. Pero hubo una de ellas que tuvo una suerte tremenda, la de Sevilla. Estaba muy bien dirigida. En ella estaba el general Castaños, que ganó la batalla de Bailén, un pueblo en el que he vivido muchos años. Tras esa victoria, los españoles se dan cuenta de que si no se unen en un gobierno están acabados. Así nace la Junta Central, en septiembre de 1808, en Aranjuez, y llaman a Jovellanos para que forme parte de ella, junto con el marqués de Camposagrado. Desde el primer momento fue el hombre más respetado, incluso por los que no estaban de acuerdo con él, y fue el que más escribió sobre el órgano y cómo se tenía que organizar.
¿Qué peso tuvo Jovellanos en la Junta Central?
Impulsó que existieran unas Cortes nacionales. Aunque se equivocó, porque cogió un modelo antiguo, estamental, en el que los tres poderes —legislativo, ejecutivo y judicial— los seguía ostentando el monarca, y el órgano le ayudaba. Eso era un consejo consultivo pedigüeño. Igualmente, si no hubiera sido por él, las Cortes no habrían existido posiblemente; y si no se hubieran creado, nuestra lucha contra Napoleón habría sido imposible. Luego progresó y reclamó ampliar el número de representantes de los pueblos. La única cosa en la que no avanzó hasta muy al final era la gran influencia que tenía en él el modelo inglés, muy conservador. Al final, Jovellanos dejó un resumen de sus ideas básicas: en 1810 redacta los principios de organización de las Cortes.
También contó con las colonias.
Es lo que más me sorprendió de Jovellanos. Era partidario del antiguo régimen, sabía que se intentaban independizar al ver la debilidad de España. Sin embargo, desde el primer día dijo que tenían que venir representantes desde América y desde Filipinas y que no tenían que ser colonias, sino provincias hispánicas. Solo llegó uno, Lardizábal, un hábil político, que arribó poco antes de que la Junta Central se sustituyera por una regencia. Esa unión era la utopía de un gran intelectual.
¿Cómo se ha documentado para esta investigación?
Los tomos de las Obras Completas de Jovellanos, con el trabajo admirable de José Caso González y de Ignacio Fernández Sarasola. Además, he pasado mucho tiempo en la Biblioteca de las Cortes Generales, que es donde hay documentación de la Junta Central. La base es el tomo XI de las obras completas, con estudio preliminar, prólogo y notas de Ignacio Fernández Sarasola, que escribió con un amor a Jovellanos tremendo.
¿Considera que queda algún rasgo suyo en vigor actualmente?.
Su pensamiento, que se proyecta hacia el futuro. El político que dice una tontería, dentro de tres años no lo conoce nadie. Puso en marcha la valoración de las Cortes, de la justicia; fue un hombre muy igualitario, que escuchaba a la gente.
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