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Alejandro Klecker, director de la Real Fábrica de Tapices: "En 2026 traeremos a Gijón una exposición con más de 100 piezas de primer nivel"

"Somos la unidad número uno en restauración textil de Europa", celebra Klecker, que recuerda que tomó las riendas de la entidad hace una década, cuando "la deuda estaba cerca de los ocho millones de euros"

Alejandro Klecker, ayer, en la antigua Escuela de Comercio.

Alejandro Klecker, ayer, en la antigua Escuela de Comercio. / Marcos León

Gijón

El director general de la Real Fábrica de Tapices, Alejandro Klecker de Elizalde (Madrid, 1960), ofreció ayer junto a la directora de restauración de la entidad, Verónica García Blanco, la conferencia "Conservación y restauración del patrimonio textil histórico-artístico". La cita tuvo lugar en la antigua Escuela de Comercio. Esta mañana, Klecker se reunirá con Alcaldía para decidir las fechas y la ubicación de una "gran exposición" que traerán a Gijón el próximo año.

¿Por qué decidieron brindar esta charla en Gijón?

Por una parte, porque en Asturias tenemos grandes clientes como son la Fundación Segas-Fajalde, Cristina Masaveu o el Hotel Reconquista, cuyas alfombras son nuestras. También tenemos una gran cantidad de particulares a los que les estamos restaurando piezas. En Asturias hay una gran sensibilidad por conservar el patrimonio textil. Y por otra parte, esta conferencia ha sido el preludio para una exposición que vamos a traer a Gijón.

¿Cuándo?

El próximo año, seguramente tras el verano, pero todavía tenemos que ver la fecha y la ubicación concreta. Es una exposición que hace un recorrido por los 300 años de historia de la Real Fábrica de Tapices, que además es una historia curiosamente ininterrumpida. Lo que vamos a hacer es traer una serie de piezas que incluye tapices, alfombras, reposteros, algún telar, una serie de vídeos y una serie de bocetos. Habrá más de 100 piezas, todas ellas de primer nivel.

¿Dónde le gustaría poder exponerla?

Nuestro gran problema es la altura de los tapices. Entonces, eso es lo que hay que mirar con el Ayuntamiento.

¿Qué le llevó a formar parte de la Real Fábrica de Tapices?

Curiosamente, soy marino de profesión y estudié Ciencias Políticas y de la Administración. Desde joven me especialicé en temas de auditoría y en temas de reconstruir empresas públicas que estaban en crisis. Tuve distintos trabajos y en el 2015 se me ofreció que hiciera el análisis de cómo estaban algunas instituciones públicas y privadas, entre ellas la Real Fábrica de Tapices. Después de hacerlo, varios meses más tarde me llamaron y tuve que tomar las riendas de una situación un poco complicada.

Prosiga.

La Real Fábrica de Tapices se encontraba con una deuda cercana a los ocho millones de euros en ejecución judicial. Tuvimos que declarar el preconcurso de acreedores y hacer una reestructuración con un nuevo plan de viabilidad. Ese plan consistió en relanzar todas las actividades, sobre todo a nivel internacional, porque veíamos que el potencial de la fábrica, como se ha demostrado, estaba en el mercado europeo, en Oriente Medio, América y Estados Unidos. También quisimos poner en valor una serie de actividades de la fábrica, como los espacios disponibles que teníamos que convertimos en un coworking y dos grandes salas que teníamos las cedimos a un tercero, mediante un concurso público, para hacer eventos. Aunque hablo de concurso público, hay que recordar que la Real Fábrica de Tapices es una fundación privada. Aquí no hay nadie funcionario ni nada por el estilo.

¿Existía riesgo de desaparición?

Sí, de hecho, los trabajadores llevaban cinco meses sin cobrar el salario. La deuda era de casi ocho millones de euros y los ingresos reales apenas eran de 400.000 euros.

¿Cómo es la situación actual?

Desde hace ocho años estamos en beneficios, con un crecimiento constante todos los años y con un apoyo incondicional del Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, que se hicieron cargo de parte de esa deuda que había. Por otra parte, también son claves los ingresos que vamos obteniendo de la venta de servicios, donde estamos con dos áreas de negocio muy diferenciadas hoy en día. Una es la fabricación de alfombra y tapiz y otra es la restauración textil. En restauración textil pensamos que en Europa somos la unidad número uno. La Unidad de Mobiliario Nacional de Francia nos envía todos sus tapices para restaurar aquí y estamos restaurando tapices de la República Dominicana, del gobierno de Uruguay, de particulares de Argentina y, ahora mismo, nos ha adjudicado el gobierno de Hungría la restauración de un gran tapiz. Estos son solo algunos ejemplos de que hemos internacionalizado mucho la actividad. Aparte, hacemos tapices que van desde 80 centímetros hasta los 24 metros cuadrados, que es el más grande que se ha hecho en Europa en 300 años.

¿Qué siente al liderar una entidad con tanta solera?

Tengo dos sentimientos muy contradictorios y espero dejársela a mi futura sucesora en el mejor orden posible. Esto es una responsabilidad importante porque la cartera de clientes que tenemos es de primer nivel y hay que hacer las cosas con excelencia y exclusividad. Y, por otra parte, el mundo textil es un mundo del que te acabas enamorando. Por aquí han pasado todos los grandes pintores de la corona de España.

¿Cómo es el día a día de los empleados de la Real Fábrica de Tapices?

Actualmente somos 54 personas en plantilla, donde casi el 80% es personal femenino. En nuestra entidad combinamos el mundo del siglo XVIII para fabricar y el del XXI para gestionar. Ahora estamos trabajando en cuatro grandes alfombras, una de ellas muy grande, de 60 metros cuadrados, para el Colegio de la Abogacía de Madrid. Además, estamos con dos tapices para particulares y con la restauración de cientos de piezas.

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